Silvia Giannelli entrevista a KANAYO NWANZE, presidente del
FIDA
ROMA - Se aproxima el plazo de 2015 para cumplir los
Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), pero la pobreza todavía afecta a una
de cada siete personas, y una de cada ocho aún se va a la cama con hambre.
Hay que mirar, entonces, más allá de 2015.
El 3 de este mes, el Fondo Internacional de Desarrollo
Agrícola (FIDA), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y
la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), publicaron una
propuesta conjunta de cinco objetivos a
incorporar en la agenda de desarrollo posterior a 2015.
Estas metas incluyen acceso a alimentos adecuados todo el
año para todas las personas; poner fin a la desnutrición en todas sus formas,
prestando especial atención al raquitismo, y volver más productivos,
sostenibles, resilientes y eficientes los sistemas de producción de alimentos.
Asimismo se propone garantizar el acceso de todos los
pequeños productores, especialmente las mujeres, a recursos, conocimientos y
servicios que les permitan elevar su productividad, y lograr mayor eficiencia
en la posproducción para reducir a la mitad la pérdida y el despilfarro de
comida.
IPS dialogó con Kanayo Nwanze, presidente del FIDA, sobre el
lugar que ocuparán la pobreza rural y la seguridad alimentaria en el debate
para definir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que la comunidad
internacional debe adoptar en 2015.
IPS: ¿Cree usted que
es hora de rever las estrategias para lograr los ODM?
KANAYO F. NWANZE: No solo lo creo; lo sé. Y por eso que
estamos elaborando los ODS, una idea que nació en 2012, en la Conferencia de
Desarrollo Sostenible de Río de Janeiro. La planificación de una nueva agenda
mundial para el desarrollo es una oportunidad única para redirigir políticas,
inversiones y asociaciones para una transformación rural que sea inclusiva y
sustentable.
El propósito es producir un conjunto más inclusivo y más
sostenible de metas mundiales de desarrollo que puedan aplicarse a todos los
países. Estos objetivos, una vez acordados por los gobiernos, entrarán en vigor
cuando expiren de los actuales ODM, en 2015.
Y la capacidad de medir será crucial si queremos lograr lo
que nos propusimos. Es por esto que estamos hablando de universalidad, pero en
un contexto local. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible serán para todos los
países, en desarrollo e industrializados por igual. Pero su aplicación tendrá
que responder a la realidad local, que varía de un país a otro.
IPS: ¿Cómo encajan
los cinco objetivos que propusieron este mes en ese debate?
KFN: Los objetivos e indicadores propuestos buscan brindar a
los gobiernos una herramienta informada para cuando discutan la naturaleza y la
estructura precisas de los ODS relativos a una agricultura sostenible, a la
seguridad alimentaria y a la nutrición.
Estos son cinco aspectos cruciales para una agenda universal
y transformadora que sea ambiciosa, pero también realista y adaptable a
diferentes contextos nacionales y regionales. Las metas pueden agruparse en un
posible objetivo único o en varios. Así que corresponde a los gobiernos decidir
si desean o no incluirlas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
IPS: ¿Por qué la
agricultura es tan crucial dentro de la agenda de desarrollo posterior a 2015?
KFN: Tenemos una población mundial en aumento y una base de
recursos naturales en deterioro, lo que significa más personas para alimentar
con menos agua y menos tierras agrícolas. Y el cambio climático amenaza con
alterar toda la geografía global de la agricultura y los sistemas alimentarios.
Está claro que necesitamos una nueva revolución en la
agricultura a fin de que pueda cumplir plenamente con su potencial de pautar el
desarrollo sostenible. Las metas deberían abordar desafíos universales y
específicos de cada contexto, pero las agendas y los enfoques locales son los
componentes básicos de cualquier esfuerzo por alimentar al mundo.
IPS: ¿Por qué es tan
importante centrarse en las áreas rurales para superar la desigualdad?
KFN: El mundo se está volviendo cada vez más urbano, aunque
las ciudades todavía son abastecidas por quienes trabajan la tierra en áreas
rurales. Y es en esas áreas rurales donde viven 76 por ciento de los pobres del
mundo.
En el FIDA vemos que la brecha entre ricos y pobres es principalmente
una brecha entre poblaciones urbanas y rurales. Aquellos que migran a las
ciudades a menudo lo hacen creyendo que la vida será mejor allí.
Sin embargo, quedan atrapados en los tugurios, pierden la
cohesión social que brindan las comunidades rurales y se convierten en poco más
que caldo de cultivo de la desesperación y el descontento social. Basta mirar
lo que está ocurriendo con la “Primavera Árabe”.
IPS: Pero más allá de
la exclusión y la agitación, ¿por qué es clave abordar la pobreza rural?
KFN: Porque en el espacio rural se producen los alimentos:
en el mundo en desarrollo, 80 por ciento y en algunos casos 90 por ciento de
todos los alimentos que se consumen internamente se producen en áreas rurales.
El cultivo no prospera en las ciudades sino en las áreas
rurales, y este medio de vida de la mayoría de la población rural no solo
proporciona alimentación, sino también empleo, empoderamiento económico y
cohesión social.
Si no invertimos en las áreas rurales, estamos desmantelando
las bases de la seguridad nacional, no solo de la seguridad alimentaria. Y eso
se traduce en seguridad y paz nacional e internacional.
IPS: ¿Qué riesgos
enfrentamos en términos de seguridad mundial, si no tomamos medidas concretas
para garantizar la seguridad alimentaria?
KFN: Hay que mirar lo que ocurrió en 2007 y 2008: la crisis
mundial de los precios de los alimentos y las circunstancias culminaron en
disturbios en 40 países.
Esos disturbios fueron resultado de la inacción de los
anteriores 25 a 30 años, por el tipo de inversiones en la agricultura y los
desequilibrios en el comercio de distintos países y continentes. Cuarenta
países experimentaron serios disturbios por los alimentos, y dos gobiernos
fueron derrocados, en Haití y Madagascar. Ya lo hemos visto y continúa
repitiéndose.
IPS: ¿Qué rol se
espera que jueguen los países desarrollados en el logro de estos cinco
objetivos?
KFN: Todos los países tendrán un rol esencial que desempeñar
en el logro de los ODS. Los gobiernos han acordado que sea una agenda
“universal”, y el compromiso de las naciones industrializadas tendrá que
extenderse más allá de la Ayuda Oficial al Desarrollo.
En el FIDA vemos que el desarrollo va más allá de la ayuda,
para lograr un crecimiento y un desarrollo autosustentados, inclusivos y
liderados por el sector privado.
Por ejemplo, en África, los ingresos se dispararon de
141.000 millones de dólares en 2002 a 520.000 millones de dólares en 2011. Este
es un desafío universal, pero también requiere que los países tomen el asunto
en sus manos y que haya colaboración internacional en todos los ámbitos.
Fuente: www.ipsnoticias.net/
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