De 43.000 especies vegetales, más de 2.000
están amenazadas
Brasil, el país más verde de Latinoamérica, enfrenta la
paradoja de que tiene mucho más flora en peligro de extinción de lo que había
calculado originalmente, con consecuencias
potencialmente devastadoras para su medio ambiente y sociedad.
Un nuevo estudio revela que hay 2.118 especies en riesgo de
desaparecer en Brasil, un número cinco veces superior a la lista oficial
actual, según los expertos. "Todavía
necesitamos saber el riesgo de extinción del 100% de las 43.000 especies de
flora, pero al menos tenemos un comienzo", asegura el biólogo Gustavo
Martinelli, coordinador del Libro Rojo de la Flora de Brasil (2013), que acaba
de ganar el premio literario más prestigioso del país, el Jabuti (tortuga de
tierra).
¿Qué significa este descubrimiento para la sociedad?
Martinelli responde en términos prácticos: "Todas las especies en peligro de extinción representan una consecuencia
económica y social”, afirma. La obra es un esfuerzo importante para
cuantificar la riqueza vegetal de Brasil y el galardón es un reconocimiento sin
precedentes a la investigación científica en el área de conservación. El
estudio también describe plantas y árboles utilizados para la fabricación de
muebles, medicamentos, cosméticos y otros productos industriales, o simplemente
para la decoración.
Extinción más rápida
que la ciencia
El problema, no sólo en Brasil sino en todo el mundo, es que
el ritmo de extinción de las especies es mucho más rápido que el de la ciencia
para identificar y describir nuevas especies.
Expertos calculan que aún se desconoce entre el 10% y el 20%
de las angiospermas (plantas con flores y frutos). En contraste, la tasa de
extinción es actualmente 1.000 veces superior al nivel registrado
históricamente, dicen los autores del libro. Lo que es más, hasta 2012 sólo
14.500 especies globales se habían incluido en la Lista Roja de la Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Parcialmente financiado
por el Banco Mundial y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus
siglas en inglés), el libro recoge cuatro años de estudios y analiza 4.619
especies, cerca del 10% de las plantas nativas.
Parece poco, pero no lo es. Sobre todo teniendo en cuenta
que hace mucho tiempo que no se hacía una investigación tan extensa. La
publicación más similar que existe es Flora Brasiliensis, que se imprimió en
1906.
Brasil sin brasil
Una de las especies que preocupa a los expertos es
precisamente lo que le da su nombre a Brasil. Utilizada por los colonos
portugueses para la fabricación de colorantes y violines, la madera del palo
brasil ha estado amenazada durante mucho tiempo por la degradación de la Mata
Atlántica, uno de los sistemas con más biodiversidad del país.
¿Y qué otras acciones acaban con la flora? En esencia, las
prácticas insostenibles en la agricultura y la construcción (principalmente
proyectos de infraestructura), así como los incendios causados por el hombre.
En conjunto, estas causas representan casi el 88% de las amenazas registradas
en el libro. Pero calcular los números y los riesgos es sólo el primer paso,
dice Martinelli. El siguiente paso es planificar las acciones más urgentes para
salvar los biomas y las especies. En este sentido, para diciembre está prevista
la publicación del mapa de áreas prioritarias para la conservación de la flora
amenazada.
Liderazgo ambiental
Hace unas semanas, la Estación Ecológica Maués, en el sur de
la Amazonia, se convirtió en un área de conservación. Después de años de
debate, en la zona —refugio de primates y de 600 especies de aves— sólo se
puede practicar minería dentro de las áreas y bajo los criterios aprobados por
el gobierno federal.
"Las áreas
protegidas juegan un papel vital en el cuidado de la flora y la fauna. Son la
base de una estrategia para la conservación de las especies para las
generaciones futuras ", dice Adriana Moreira, quien encabeza el
trabajo del Banco Mundial sobre biodiversidad en Brasil.
La flora también pueden ser cuidada fuera de las áreas de
conservación, y la tecnología juega un papel importante en el rescate de las
especies más afectadas. Hoy es posible, por ejemplo, guardar semillas durante
años o cultivar tipos de plantas en jardines botánicos hasta que el hábitat se
recupere. Aunque estos trabajos requieren financiamiento constante, que no
siempre logran obtener los investigadores en el área.
En el bosque o en la ciudad, Brasil necesita preservar mejor
sus propias especies. El país más grande de América Latina es uno de los que
firmó la Convención sobre la Diversidad Biológica y las Metas de Aichi (2011),
que los obliga a evitar la extinción de especies amenazadas.
Los firmantes de la convención también se
comprometen a conservar y administrar mejor su biodiversidad. "Brasil debe tener un papel de liderazgo en
este trabajo, precisamente porque es muy diverso", concluye
Martinelli. "Espero que el estudio
de las especies en riesgo ayude al país a pensar en un patrón más equilibrado
de desarrollo". Fuente: elpais.com
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