En el territorio del actual Perú, Caral, es una
civilización contemporánea a Mesopotamia, China, Egipto, India y Mesoamérica
Una sociedad completamente equilibrada donde sus habitantes
conviven en armonía con la naturaleza, capaz de generar sus propios recursos y
respetar las normas establecidas por convicción resulta utópica en estos
tiempos, pero no hace 5.000 años.
En esa época, en el territorio que hoy ocupa el Perú, Caral,
una de las civilizaciones contemporáneas a Mesopotamia, China, Egipto, India y
Mesoamérica, desarrollaba una experiencia que hoy es ejemplo de cómo debería
organizarse una ciudad que busca la sostenibilidad.
"Esta ciudad fue
diseñada previamente, se planificó su construcción y eso nos está permitiendo
saber que aquí hubo una jerarquía social y autoridades y una organización de
fuerzas de trabajo que se plasmó en todas las obras tan destacadas",
destacó la arqueóloga peruana Ruth Shady, descubridora de Caral, en el marco de
la COP20.
"Basta con que se
conozca Caral para que se tenga una idea de lo que fue el proceso cultural que
4.400 años más tarde dio lugar al imperio incaico", añadió Shady.
Esta civilización, ubicada en el valle desértico de Supe
(unos 200 kilómetros al norte de Lima), fue presentada en Voces por el Clima,
la muestra en paralelo a la CoP20, como evidencia de que la sostenibilidad es
posible si los habitantes viven en armonía con todo cuanto los rodea.
Entre las particularidades que Caral, génesis de la
civilización en América, presentaba como sociedad sostenible, estaba su capital
económico, ya que a través de lo que obtenía mediante la agricultura realizaba
intercambios de recursos con los pescadores.
Aquello se evidenció en los restos de productos marinos
hallados en sus construcciones, a pesar de haberse edificado a unos 20
kilómetros de la costa más cercana. Posteriormente, su economía se extendió
hasta el actual Ecuador y las civilizaciones amazónicas andinas.
Esta civilización, levantada entre el 3.000 y 1.900 a.C.,
contaba además con una cultura que respetaba la naturaleza. Sus edificaciones
eran rellenadas en base a residuos sólidos como restos de otras construcciones,
alimentos y vegetación, entre otros elementos.
En 2011 se descubrió además que esta ciudad era antisísmica,
debido a la construcción estratégica de la base de sus 32 pirámides truncas de
distintas dimensiones.
Por otro lado, siendo un espacio desértico, los pobladores
idearon una red de canales de regadío que permitía el permanente abastecimiento
de agua, proveniente del subsuelo, en toda la ciudad y que convirtió el terreno
en zonas de cultivo.
Caral, que tuvo aproximadamente 3.500 pobladores, una
sociedad ideal en estos tiempos donde las sobredemanda de los recursos y el
consumismo exceden la capacidad de la naturaleza para poder renovarse, llegó a
su fin sin dejar una evidencia exacta del porqué.
Según investigaciones de científicos del Perú y de Estados
Unidos, la probable razón fueron los terremotos e inundaciones que la dejaron
bajo la arena del desierto.
La COP20 (Vigésima Conferencia de las Partes del
Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático) busca acordar
borradores para la COP21 del año entrante en París, donde se deben acordar los
compromisos que 195 países asumirán desde 2020 para evitar que la temperatura
promedio del planeta se eleve más de dos grados, lo que sería potencialmente
catastrófico. Fuente: www.elsol.com.ar
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