l 7 de
Setiembre de 2001, en el Foro Mundial sobre Soberania Alimentaria, se decidió
declarar el 16 de octubre, como el Día Mundial la Soberanía Alimentaría. Como
todo lo planteado en la Declaración Final de ese Foro lamentablemente sigue
vigente, hoy 16 de Octubre de 2005, nos permitimos reproducir esa Declaración.
El 7 de Setiembre de 2001, en el
Foro Mundial sobre Soberania Alimentaria, realizado en La Habana, Cuba, se
decidió entre otras cosas declarar el 16 de octubre, que hasta ese momento era
llamado Día Mundial de la Alimentación, como el Día Mundial la Soberanía
Alimentaría. Como todo lo planteado en la Declaracion Final de ese Foro
lamentablemente sigue vigente, nos permitimos hoy 16 de Octubre, Día Mundial de
la Soberania Alimentaria, reproducir esa Declaración.
DECLARACION FINAL DEL FORO MUNDIAL SOBRE SOBERANÍA ALIMENTARIA
Por el derecho de los pueblos a
producir, a alimentarse y a ejercer su soberanía alimentaria
Del 3 al 7 de septiembre del año
2001, nos reunimos en La Habana, Cuba, 400 delegadas y delegados de
organizaciones campesinas, indígenas, asociaciones de pescadores,
organizaciones no gubernamentales, organismos sociales, académicos e
investigadores de 60 países de todos los continentes en el Foro Mundial sobre
Soberanía Alimentaria.
Este Foro se realizó en Cuba con
la convocatoria de su Asociación Nacional de Agricultores Pequeños y un
conjunto de movimientos y redes internacionales, organizaciones y personas
comprometidas con las agriculturas campesinas e indígenas, la pesca artesanal,
los sistemas alimentarios sustentables y el derecho de los pueblos a
alimentarse. Es también un reconocimiento al esfuerzo de un país del Tercer
Mundo que a pesar de sufrir por más de cuatro décadas el ilegal e inhumano
bloqueo impuesto por los Estados Unidos y el uso de los alimentos como arma de
presión económica y política, ha sido capaz de garantizar el derecho humano a
la alimentación de toda su población a través de una política de Estado
coherente, activa, participativa y de largo plazo sobre la base de una profunda
reforma agraria, la valorización y apoyo de los pequeños y medianos productores
y la participación y movilización de toda la sociedad.
Nos reunimos para analizar por
qué cada día aumenta el hambre y malnutrición en el mundo, por qué se ha
profundizado la crisis de la agricultura campesina, indígena, la pesca
artesanal, los sistemas alimentarios sustentables, por qué los pueblos pierden
soberanía sobre sus recursos? Asimismo nos reunimos para construir
colectivamente, desde la perspectiva de los pueblos y no de las corporaciones
alimentarias transnacionales, propuestas y alternativas viables y estrategias
de acción a escala local, nacional y mundial que reviertan las tendencias
actuales y permitan impulsar nuevos enfoques, políticas e iniciativas capaces
de asegurar un presente y un futuro digno y sin hambre para todos las mujeres y
hombres del mundo.
Después de 5 años de la Cumbre
Mundial de la Alimentación, 7 años de los acuerdos sobre agricultura de la
Ronda de Uruguay del GATT (hoy OMC) y dos décadas de políticas neoliberales
aplicadas por gran parte de los gobiernos, las promesas y compromisos para
satisfacer las necesidades de alimentación y el bienestar nutricional para
todos están muy lejos de haberse cumplido. Todo lo contrario, la realidad es que
las políticas económicas, agrícolas, pesqueras y comerciales impuestas por el
Banco Mundial, el FMI y la OMC, auspiciadas por las corporaciones
transnacionales, han profundizado la brecha entre países ricos y pobres y
dentro de ellos y la desigual distribución del ingreso; han agravado las
condiciones de producción de alimentos y el acceso a una nutrición sana y
suficiente para la mayoría de los pueblos, incluso de los llamados países
desarrollados. En consecuencia, el derecho humano más elemental, el derecho a
alimentarse y al bienestar nutricional contenido en la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, es letra muerta en la mayoría de los pueblos del mundo.
La sustentabilidad de los
sistemas alimentarios no es una cuestión solamente técnica. Constituye un
desafío que implica la más alta voluntad política de los Estados. La lógica de
la ganancia genera una situación de insustentabilidad de los sistemas
alimentarios al sobrepasar los límites a la producción permitidos por la
naturaleza. La sustentabilidad de los sistemas alimentarios no es viable en el
sistema actual de comercio y en el contexto de la liberalización promovida
desde la OMC y los organismos financieros internacionales.
La esperanza de un nuevo milenio
sin hambre se ha visto frustrada para vergüenza de toda la humanidad.
· LAS CAUSAS REALES DEL HAMBRE Y MALNUTRICIÓN
El hambre, la desnutrición y la
exclusión de millones de personas al acceso a bienes y recursos productivos
tales como la tierra, el bosque, el mar, el agua, las semillas, la tecnología y
el conocimiento, no son efecto de la fatalidad, de un accidente, de un problema
de la geografía o de los fenómenos climatológicos. Ante todo son una
consecuencia de determinadas políticas económicas, agrícolas y comerciales a
escala mundial, regional y nacional que han sido impuestas por los poderes de
los países desarrollados y sus corporaciones en su afán de mantener y
acrecentar su hegemonía política, económica, cultural y militar en el actual
proceso de reestructuración económica global.
Ante los planteamientos ideológicos neoliberales de dichas políticas:
- Afirmamos que los alimentos no
son una mercancía más y que el sistema alimentario no puede ser tratado con la
única lógica del mercado.
- Consideramos una falacia el
argumento de que la liberalización del comercio agrícola y pesquero
internacional garantiza el derecho a la alimentación de las personas.
- La liberalización comercial no
posibilita necesariamente el crecimiento económico y el bienestar de la
población.
- Los países subdesarrollados son
capaces de producir sus propios alimentos y pueden serlo en el futuro.
- La concepción promovida por el
neoliberalismo sobre las ventajas comparativas produce graves perjuicios para
los sistemas alimentarios. Dentro de esta lógica, la importación de alimentos
básicos tiende a desmantelar la producción doméstica para comprarlos “más
baratos” a los países ricos, induciendo a la reorientación de sus recursos
productivos a cultivos de exportación “más competitivos y de mayor valor
agregado” para los mercados del Primer Mundo. Es una mentira que los países no
deban preocuparse por establecer y conducir políticas de Estado que garanticen
la seguridad alimentaria de sus ciudadanos. Los neoliberales argumentan que el
supermercado global de los países exportadores les resuelve cualquier pedido
sin problema alguno.
- Tratan de engañar a la
ciudadanía cuando afirman que las agriculturas campesinas e indígenas y la
pesca artesanal son ineficientes e incapaces de responder a las necesidades
crecientes de producción de alimentos. Con esta afirmación se pretende imponer
una agricultura y pesca industrial intensivas de gran escala.
- Denunciamos que cuando se
argumenta que la población rural es excesiva en comparación con su aporte al
producto interno bruto, de lo que se trata en realidad es de expulsar en forma
brutal a la población rural de sus tierras, a las comunidades pesqueras de sus
costas y áreas marítimas, privatizando sus recursos naturales.
- Rechazamos que la forma de
hacer frente a las necesidades crecientes de alimentos en el mundo sea a través
de la agricultura y la pesca de gran escala, industrial e intensiva.
- Nos quieren convencer que la
única función de los campesinos, pescadores e indígenas es dar paso a la
privatización de sus tierras y recursos naturales. Esto obliga, entre otros
efectos, a la migración masiva a las ciudades o al extranjero para aumentar la
oferta de mano de obra barata necesaria para incrementar la “competitividad” de
los sectores dinámicos de las economías nacionales vinculados a la exportación
y de las empresas transnacionales. Lo anterior a la vez que en los países
desarrollados se agrava el desempleo y la exclusión laboral.
- Se intenta imponer el patrón
alimentario de las corporaciones trasnacionales como el único viable, apropiado
y correcto en un mundo global; se trata de un verdadero imperialismo
alimentario que atenta contra la diversidad de las culturas alimentarias de los
pueblos, sus identidades nacionales, culturales y étnicas.
- En esta perspectiva, las
potencias hegemónicas usan los alimentos como arma de presión política y
económica contra países soberanos y movimientos populares de resistencia.
- Todo lo anterior tiene lugar en
el marco del debilitamiento sistemático de los Estados y de la promoción de
falsas democracias que excluyen sistemáticamente el interés público y la
participación real de la sociedad en general y de la población rural en
particular en el debate, diseño, decisión, ejecución y control de las políticas
públicas.
· LAS CONSECUENCIAS DE LAS POLÍTICAS NEOLIBERALES
Las consecuencias de dichas
políticas falsas y erróneas están a la vista: han aumentado las ventas y las
ganancias de los poderes económicos de los países desarrollados mientras que
los pueblos del Tercer Mundo han visto crecer su deuda externa y los sectores
populares han aumentado sus niveles de pobreza, miseria y exclusión. La
concentración del mercado agrícola internacional en unas cuantas empresas
trasnacionales se ha acelerado mientras que aumenta la dependencia e
inseguridad alimentaria de la mayoría de los pueblos.
Continúan subsidiando fuertemente
a la agricultura y pesca de exportación en tanto que muchos gobiernos dejan
totalmente desprotegidos a los pequeños y medianos productores que producen
principalmente para el mercado interno.
Las políticas de subvenciones a
la producción y subsidios a las exportaciones de los países desarrollados
permiten que las trasnacionales adquieran productos a muy bajos precios para
venderlos a precios mucho más altos a los consumidores tanto del sur como del
norte.
Las políticas neoliberales hacia
el campo, en realidad han impulsado un proceso de desruralización forzada de
vastas proporciones y consecuencias dramáticas, una auténtica guerra contra las
agriculturas campesinas e indígenas que, en algunos casos, llega a configurar
un verdadero genocidio y etnocidio.
Las comunidades de pescadores
artesanales han ido perdiendo cada vez más el acceso a sus propios recursos.
Con las políticas neoliberales,
el hambre y la malnutrición crecen, no por ausencia de alimentos, sino por
ausencia de derechos.
Somos testigos de ejemplos que
permiten afirmar que la erradicación del hambre y la malnutrición y el
ejercicio de la soberanía alimentaria duradera y sustentable son posibles.
Asimismo, hemos visto en prácticamente todos los países infinidad de experiencias
campesinas y indígenas de producción sustentable y orgánica de alimentos y de
una gestión sustentable y diversificada de los espacios rurales.
Por todo lo anterior, los
participantes en el Foro Mundial sobre Soberanía Alimentaria DECLARAMOS:
1. La soberanía alimentaria es la
vía para erradicar el hambre y la malnutrición y garantizar la seguridad
alimentaria duradera y sustentable para todos los pueblos Entendemos por
soberanía alimentaria el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas
y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos
que garanticen el derecho a la alimentación para toda la población, con base en
la pequeña y mediana producción, respetando sus propias culturas y la
diversidad de los modos campesinos, pesqueros e indígenas de producción
agropecuaria, de comercialización y de gestión de los espacios rurales, en los
cuales la mujer desempeña un papel fundamental.
2. La soberanía alimentaria
favorece la soberanía económica, política y cultural de los pueblos.
3. La soberanía alimentaria de
los pueblos reconoce una agricultura con campesinos, indígenas y comunidades
pesqueras, vinculada al territorio; prioritariamente orientada a la
satisfacción de las necesidades de los mercados locales y nacionales; una
agricultura que tome como preocupación central al ser humano; que preserve,
valore y fomente la multifuncionalidad de los modos campesinos e indígenas de
producción y gestión del territorio rural. Asimismo, la soberanía alimentaria
supone el reconocimiento y valorización de las ventajas económicas, sociales,
ambientales y culturales para los países de la agricultura en pequeña escala,
de las agriculturas familiares, de las agriculturas campesinas e indígenas.
4. Nos pronunciamos por el
reconocimiento de los derechos, autonomía y cultura de los pueblos indígenas de
todos los países como condición ineludible para combatir el hambre y la
malnutrición y alcanzar el derecho a la alimentación para su población. La
soberanía alimentaria implica el reconocimiento a la multietnicidad de las
naciones y el reconocimiento y valorización de las identidades de los pueblos
originarios. Esto implica, además, el reconocimiento al control autónomo de sus
territorios, recursos naturales, sistemas de producción y gestión del espacio
rural, semillas, conocimientos y formas organizativas. En este sentido,
apoyamos las luchas de todos los pueblos indígenas y negros del mundo y nos
pronunciamos por el respeto irrestricto a sus derechos.
5. La soberanía alimentaria
implica, además, la garantía al acceso a una alimentación sana y suficiente
para todas las personas, principalmente para los sectores más vulnerables, como
obligación ineludible de los Estados Nacionales y el ejercicio pleno de
derechos de la ciudadanía. El acceso a la alimentación no debe ser considerada
como una compensación asistencialista de los gobiernos o una caridad de
entidades públicas o privadas, nacionales o internacionales.
6. La soberanía alimentaria
implica la puesta en marcha de procesos radicales de reforma agraria integral
adaptados a las condiciones de cada país y región, que permitan a los
campesinos e indígenas -considerando a las mujeres en igual de oportunidades-
un acceso equitativo a los recursos productivos, principalmente tierra, agua y
bosque, así como a los medios de producción, financiamiento, capacitación y
fortalecimiento de sus capacidades de gestión e interlocución. La Reforma
Agraria, en primer lugar, debe ser reconocida como una obligación de los
Estados Nacionales donde este proceso es necesario en el marco de los derechos
humanos y como una eficiente política pública de combate a la pobreza. Dichos
procesos de reforma agraria deben estar controlados por las organizaciones
campesinas -incluyendo el mercado de los arriendos-, garantizar los derechos
individuales de los productores con los colectivos sobre los terrenos de uso
común y articulados con políticas agrícolas y comerciales coherentes. Nos
oponemos a las políticas y programas de mercantilización de la tierra
promovidas por el Banco Mundial en sustitución de verdaderas reformas agrarias
y aceptadas por los gobiernos.
7. Apoyamos la propuesta
presentada por organizaciones de la sociedad civil, en 1996, para que los
referidos Estados elaboren un Código de Conducta sobre el Derecho Humano a la
Alimentación adecuada, que sirva efectivamente como instrumento para la
implementación y promoción de este derecho. El derecho a la alimentación de los
pueblos, incluido en la declaración de los Derechos Humanos y ratificado en la
Cumbre Mundial de Alimentación en Roma, en 1996, por los Estados miembros de la
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
(FAO).
8. Proponemos la ratificación más
rápida y la aplicación por un mayor número de países del Pacto sobre los derechos
económicos, sociales y culturales adoptado por la Asamblea General de las
Naciones Unidas en 1966.
9. En defensa del principio del
derecho inalienable de los pueblos a la alimentación, proponemos la adopción
por las Naciones Unidas de una Convención Mundial de Soberanía Alimentaria y
Bienestar Nutricional, a la cual se subordinen las decisiones tomadas en los
campos de comercio internacional y otros dominios.
10. El comercio alimentario
internacional debe estar subordinado al propósito supremo de servir al ser
humano. La soberanía alimentaria no significa autarquía, autosuficiencia plena
o la desaparición del comercio agroalimentario y pesquero internacional.
11. Rechazamos toda injerencia de
la OMC en la alimentación, agricultura y pesca y su pretensión de determinar
las políticas nacionales de alimentación. Nos oponemos categóricamente a sus
acuerdos sobre propiedad intelectual de organismos vegetales y otros seres
vivos así como su intención de llevar a cabo una nueva ronda de negociaciones
(la llamada Ronda del Milenio), incluyendo nuevos temas de negociación. Fuera
la OMC de la alimentación.
12. Proponemos la creación de un
nuevo orden democrático y transparente para regular el comercio internacional
que incluya la creación de una corte internacional de apelación independiente
de la OMC y el fortalecimiento de la UNCTAD como espacio de negociaciones
multilaterales en torno a un comercio alimentario justo. De igual manera
proponemos impulsar esquemas de integración regional desde las organizaciones
de productores, fuera de los objetivos y parámetros neoliberales.
13. Demandamos el cese inmediato
de las prácticas desleales de que establecen precios de mercado por debajo de
los costos de producción y aplican subvenciones a la producción y subsidios a
las exportaciones.
14. Nos pronunciamos en contra
del ALCA, que no es mas que un proyecto estratégico hegemónico de Estados
Unidos para consolidar su dominación sobre América Latina y el Caribe, ampliar
sus fronteras económicas y asegurarse un gran mercado cautivo.
15. Apoyamos la reivindicación de
las organizaciones campesinas y sociales de México por una suspensión de los
acuerdos del TLCAN en materia agrícola.
16. Los recursos genéticos son el
resultado de milenios de evolución y pertenecen a toda la humanidad. Por tanto,
debe ser prohibida la biopiratería y las patentes sobre seres vivos, incluyendo
el desarrollo de variedades estériles mediante procesos de ingeniería genética.
Las semillas son patrimonio de la humanidad. La monopolización por unas cuantas
empresas transnacionales de las tecnologías de creación de organismos
genéticamente modificados (OGMs) representa una grave amenaza a la soberanía
alimentaria de los pueblos. Al mismo tiempo, en virtud de que se desconocen los
efectos de los OGMs sobre la salud y el medio ambiente, demandamos la
prohibición de la experimentación a cielo abierto, producción y
comercialización hasta que se pueda conocer con seguridad su naturaleza e
impactos, aplicando estrictamente el principio de precaución.
17. Es necesario emprender una
profunda difusión y valoración de la historia agrícola y de la cultura
alimentaria en cada país, denunciando al mismo tiempo las imposiciones de
patrones alimentarios extraños a las culturas alimentarias de los pueblos.
18. Manifestamos la decisión de
integrar los objetivos de bienestar nutricional las políticas y programas
alimentarios nacionales, incluyendo los sistemas productivos locales,
promoviendo su diversificación hacia alimentos ricos en micronutrientes;
defender la calidad e inocuidad de los alimentos consumidos por las poblaciones
y la decisión de luchar por el derecho a la información para todas las
personas, sobre los alimentos que consume, reforzando la reglamentación del
etiquetado de los alimentos y el contenido de la publicidad alimentaria,
ejerciendo el principio de precaución
19. La soberanía alimentaria debe
asentarse en sistemas diversificados de producción, basados en tecnologías
ecológicamente sustentables. Es necesario articular las iniciativas de
producción y consumo sustentables de alimentos generadas en los niveles locales
por los pequeños productores con el establecimiento de políticas públicas que
contribuyan a la construcción de sistemas alimentarios sustentables en el
mundo.
20. Demandamos una valorización
justa para las comunidades campesinas, indígenas y pesqueras por la gestión
sustentable y diversificada de los espacios rurales vía precios apropiados y
programas de incentivos.
21. Al abordar los problemas de
la alimentación en el mundo hay que tomar en cuenta la diversidad cultural que
determina diversos contextos locales y regionales porque entendemos que el
cuidado del medio ambiente y de la biodiversidad está en estrecha relación con
el reconocimiento de la diversidad cultural.
22. Al desarrollo de sistemas
alimentarios sustentables se hace necesario integrar la problemática
nutricional, como ejemplo la exigencia por regular el manejo de los
agrotóxicos.
23. Reconocemos y valoramos el
rol fundamental de las mujeres en la producción, recolección, comercialización
y transformación de los productos de la agricultura y las pesca y en la
preservación y reproducción de las culturas alimentarias de los pueblos.
Respaldamos la lucha de las mujeres por el acceso a los recursos productivos,
por su derecho a producir y a consumir la producción local.
24. Los pescadores artesanales y
sus organizaciones no renunciaremos a nuestros derechos sobre el libre acceso a
los recursos pesqueros y a que se establezcan y protejan las zonas de reserva
de uso exclusivo para la pesca artesanal. Igualmente exigimos el reconocimiento
de los derechos ancestrales e históricos sobre la zona costera y aguas
interiores.
25. Deben ser revisadas las
políticas y programas de ayuda alimentaria. No han de ser un factor de
inhibición del desarrollo de capacidades locales y nacionales de producción de
alimentos, ni favorecer la dependencia, la distorsión de los mercados locales y
nacionales, la corrupción y la colocación de excedentes de alimentos nocivos
para la salud, en particular sin OGMs.
26. La soberanía alimentaria
únicamente es posible conquistarla, defenderla y ejercerla a través del
fortalecimiento democrático de los Estados y de la autoorganización, iniciativa
y movilización de toda la sociedad. Se requieren políticas de Estado de largo
plazo, una efectiva democratización de las políticas publicas y la construcción
de un entorno social solidario.
27. Condenamos la política
norteamericana de bloqueo a Cuba y otros pueblos y el uso de los alimentos como
arma de presión económica y política contra países y movimientos populares.
Esta política unilateral debe cesar inmediatamente.
28. La soberanía alimentaria es
un concepto ciudadano que concierne al conjunto de la sociedad. Por esta razón
el diálogo social debe abrirse a todos los sectores sociales implicados.
29. La consecución de la
soberanía alimentaria y la erradicación del hambre y la malnutrición es posible
en todos los países y para todas las personas. Manifestamos nuestra decisión de
continuar luchando contra la globalización neoliberal, manteniendo e incrementando
una activa movilización social, construyendo alianzas estratégicas y asumiendo
decisiones políticas firmes.
30. Se acuerda hacer una llamado
para desplegar una intensa actividad y una amplia movilización en torno de los
siguientes ejes de lucha:
· Declarar el 16 de octubre como
el Día Mundial por la Soberanía Alimentaría, hasta hoy llamado Día Mundial de
la Alimentación.
· Exigir que se lleve a cabo la
Cumbre Mundial de la Alimentación 5 años después programada del 5 al 10 de
noviembre del presente año y que la FAO asuma su plenamente su mandato y
responsabilidad. Las organizaciones sociales (OSC) deben organizar eventos en
los niveles nacional y continental para impulsar sus propuestas y presionar a
las delegaciones oficiales.
· Exigir al gobierno italiano el
respeto total a la libertad de manifestación y se abstenga de reprimir a los
movimientos sociales contra la globalización neoliberal.
· Participar y movilizarse en
torno a la Reunión Ministerial de la OMC a celebrarse en Qatar del 9 al 13 de
noviembre del 2001, el Encuentro Hemisférico contra el ALCA del 13 al 16 de
noviembre del 2001 en La Habana, y al II Foro Social Mundial a llevarse a cabo
en Porto Alegre del 31 de enero al 6 de febrero del 2002. www.ecoportal.net
FUERA LA OMC DE LA ALIMENTACIÓN
OTRO MUNDO ES POSIBLE
Dado en el Palacio de
Convenciones de La Habana, Cuba, el 7 de septiembre de 2001.
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