Ya son más de 90 casos de niñas en Carmen de Bolívar que
presentan síntomas de desmayo, dificultad para respirar y debilidad en la
extremidades. ¿Qué tienen en común estas niñas? Todas fueron vacunadas con
Gardasil, una vacuna que supuestamente ayuda a prevenir el cáncer del cuello
uterino, el cual dicen que puede ser causado por el virus del papiloma humano.
Esta vacuna, tal como lo reporté cuando se anunció la
campaña de vacunación en Colombia en enero del año pasado,
(http://www.escritoresyperiodistas.com/NUMERO63/mario.htm ) ha causado muertes,
discapacidades y síntomas secundarios serios en todo el mundo. El gobierno
japonés retiró su apoyo a la vacuna cuando se presentaron síntomas secundarios
tales como dolor a largo plazo y entumecimiento entre las niñas que la habían
recibido. En EE. UU., el gobierno ha pagado más de 6 millones de dólares a las
víctimas de dicha vacuna. En la India, la vacuna fue suspendida debido a las
muertes que allí ocasionara. Las cifras a nivel mundial hablan de más de 246
muertes y decenas de miles de niñas que han tenido serias reacciones adversas a
la vacuna. Lo de Colombia era una tragedia plenamente anunciada. El Congreso
pasó una ley por la cual la vacuna se hacía “gratuita y obligatoria”. El
Congreso no supo qué era lo que estaba aprobando ya que nunca investigó si esta
vacuna tenía los efectos secundarios que de hecho tiene.
Ahora, el Ministro y el Viceministro de salud dicen, sin
ninguna base científica, ya que no se ha hecho ningún estudio, que las
reacciones adversas de las niñas de Carmen de Bolívar no están ligadas a la
vacuna. Tan solo han sacado sofismas de distracción en los medios de
comunicación, entre ellos: que las niñas estaban siendo afectadas por una tabla
ouija, que compartían síntomas a través de medios sociales y ahora, después de
que se han hecho unas pruebas iniciales, que las niñas sufren envenenamiento
por plomo.
He aquí los hechos: La vacuna contiene un coadyuvante,
aluminio, el cual si no es eliminado por el cuerpo en las primeras 48 horas de
aplicación de la vacuna, puede causar serios problemas neurológicos. Los
expertos que he consultado en los Estados Unidos, entre ellos, el investigador
Lloyd Phillips, señala que esta vacuna fue hecha para personas con un sistema
inmunológico perfecto (las cuales no existen) y que cualquier variación
genética puede hacer que el aluminio presente en la vacuna sea imposible de
eliminar, el cual después puede causar enfermedades autoinmunes en el
organismo.
En el caso de las niñas de Carmen de Bolívar, el Ministerio
de Salud está desviando la atención de la vacuna al buscar causas ambientales
para los síntomas de estas niñas, tales como el envenenamiento por plomo,
cuando en verdad deberían estar buscando la presencia de aluminio en la sangre,
que es lo que contiene la vacuna.
Se trata de una verdadera cortina de humo, para no encontrar
la relación entre el Gardasil y lo síntomas de las niñas. Ahora, se reporta,
que un grupo de especialistas está valorando en Carmen de Bolívar si “la
alimentación y la forma como se está cocinando en los tres colegios que
presentan los mayores casos y en los hogares de las menores” están relacionados
con los síntomas, según ellos, causados por intoxicación con plomo, ignorando
por completo, que en Colombia se cocina en ollas de aluminio, lo cual es
altamente perjudicial para la salud, y si además se está inyectando a las niñas
con aluminio, tenemos entonces una combinación fatal.
Frente a esto, lo que los especialistas necesitan hacer es
realizar pruebas con un grupo de control de niñas vacunadas sin síntomas y de
niños y niñas que no fueron vacunados, frente a las niñas vacunadas, para medir
los niveles de plomo en la sangre, para probar o descartar de esta manera si el
envenenamiento por plomo es el causante de estos síntomas. Pero, si los
especialistas, deciden a priori que la vacuna NO es la causante de los síntomas,
que parece ser lo que está pasando, lo que estamos enfrentando más bien es el
encubrimiento de un atentado contra la salud, disfrazado de vacuna. Ahora bien,
los efectos negativos de la vacuna NO se reducen a Carmen de Bolívar, ya que ha
habido casos de reacciones adversas ante la vacuna por todo el país: Medellín,
Cali, Sincelejo, Bogotá, Codazzi, Valledupar.
En Bogotá se han tratado niñas afectadas por la vacuna,
provenientes de diferentes partes del país. Algunas de ellas ya no podían
caminar, tenían dolor en las coyunturas, dolores de cabeza, sangrado de las
encías y otros síntomas debilitantes. Algunas de ellas presentaban un alto
nivel de aluminio en la sangre, y tras un protocolo de detoxificación se han
recuperado de algunos de los síntomas. Sin embargo, hay otro efecto secundario
de la vacuna que está siendo investigado y del cual conocemos ya un caso concreto
en Colombia: La esterilidad. Como reportara la endocrinóloga española, Carme
Valls en un reportaje en El Espectador: “Después ha habido casos de niñas que
han quedado con insuficiencia ovárica posterior a la aplicación de la vacuna,
es decir que han quedado menopáusicas a los 20 años. En España hay dos casos.
En Estados Unidos hay un grupo especializado que tiene recopiladas las muertes
por efectos secundarios de la VPH.”
El Ministro de Salud, Alejandro Gaviria, miente
descaradamente cuando afirma esto a la prensa, refiriéndose a la vacuna:
“Son casi 170 millones de dosis aplicadas en el mundo sin
ningún riesgo para la salud”.
Según él, ¿las muertas nunca murieron, los Estados Unidos no
está pagando dinero a las víctimas, la vacuna no ha sido rechazada en Japón,
retirada en la India y no cursa una demanda en España contra el fabricante
Merck y el equivalente de Minsalud de ese país? Y, ¿acaso, las niñas vacunadas
que han sido tratadas en Marly y en San José no tuvieron los síntomas tras la
aplicación de las vacunas ni se les encontraron también altos niveles de
aluminio en la sangre, que es lo que contiene la vacuna? El Ministerio de Salud
NO ha hecho ningún estudio científico acerca de la vacuna, si acaso repite que
la vacuna es segura porque así se los dijo la Organización Mundial de la Salud.
En resumen, van en contra de toda la evidencia empírica y científica, y mienten
cuando dicen que no haya riesgos para la salud, ya que hasta el mismo
fabricante, Merck, advierte de ciertos riesgos.
En verdad, es muy difícil que el gobierno colombiano admita
públicamente que está cometiendo un crimen contra la salud de las niñas y
jóvenes colombianas, ya que estamos hablando de un una vacuna que puede matar,
dejar a las niñas con lesiones físicas permanentes y además esterilizar. Hay
que exigir una moratoria inmediata en la aplicación de esta vacuna, porque
entre más “exitosa” es su aplicación, más víctimas aparecen. Y, lo peor de
todo, como lo expresara la madre de una de las niñas víctimas en Carmen de
Bolívar, su hija llego a casa vacunada y enferma: A los padres ni a la niña se
les preguntó si podían vacunarla, simplemente a ella y a sus compañeras las
fueron vacunando, como si fueran ganado. Ecoportal.net
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