Por Sara García Bautista
Cientos
de millones de animales son utilizados enpruebas de toxicidad, como recursos de
aprendizaje en las facultades o como sujetos de investigación en diversos
laboratorios de todo el mundo cada año. Un grupo de científicos del Instituto
Fraunhofer de Dresden y de la Universidad Técnica de Berlín han desarrollado un
chipque puede suponer una alternativa real a la experimentación con estos
sujetos.
Fraunhofer-Gesellschaft, una
agrupación de investigación alemana que aglutina a 66 institutos e instituciones,
cuenta con miles de científicos e ingenieros altamente cualificados. La
solución estudiada por éstos se basa en el desarrollo de mini-organismos dentro
de un chip que permiten analizar los complejos procesos metabólicos que tienen
lugar dentro del cuerpo humano. Ya han desarrollado diversos modelos, por
ejemplo, un chip de múltiples órganos con el que los investigadores han podido
estudiar la regeneración de ciertas células renales.
Esto supone encontrar una
alternativa al hasta ahora mal necesario de tener que usar animales en las
pruebas de laboratorio para probar la eficacia y seguridad de los medicamentos.
Parecía difícil encontrar un sustituto a la experimentación, pues para entender
el efecto de una sustancia no basta con probarla en muestras de tejido o
células aisladas. La mayoría de los medicamentos funcionan sistémicamente. Es
decir, “el organismo como un todo”.
Muchos avances de la ciencia han
dependido de investigaciones y estudios con animales. Se calcula que en el
mundo se utilizan entre 50 y 100 millones de vertebrados para realizar pruebas
de diferentes productos, desde medicamentos hasta cosméticos, antes de que
estos puedan llegar al mercado.
Ratones, gatos, perros y monos
han sido y son los indiscutibles protagonistas involuntarios de los grandes
avances científicos de las últimas décadas. Aunque muchos otros como cerdos,
vacas, ovejas, reptiles y pájaros han padecido también nuestros experimentos.
Inoculamos virus en animales, alteramos su material genético y matamos a las
madres cuando están embarazadas para estudiar sus fetos. Los sometemos a
privaciones de comida o a descargas eléctricas para comprobar su resistencia,
los quemamos vivos, los obligamos a ingerir sustancias tóxicas, les provocamos
parálisis, los sometemos a radiaciones, a temperaturas extremas… La lista de
experimentos a los que son sometidos no tiene fin. Constantemente surgen nuevas
sustancias que serán testadas en sus cuerpos con el deseo de comprobar sus
efectos, certificar nuevas técnicas y demostrar ciertas hipótesis.
Sin duda tenemos mucho que
agradecerles. Las investigaciones llevadas a cabo con ratones no solo han
permitido el estudio del cáncer en las personas sin arriesgar vidas humanas,
también han facilitado el desarrollo de tratamientos de fertilidad y de vacunas
contra la gripe, la poliomielitis, la fiebre amarilla y la rabia, lo que ha
reducido drásticamente el número de muertes debido a estas enfermedades. La
lucha contra el SIDA, una de las epidemias más letales que ha sufrido la
humanidad en las últimas décadas, es otro de los frentes en el que la ayuda de
los gatos ha sido fundamental. Así como la de los perros lo ha sido en el
ámbito del corazón. Gracias a los canes, los investigadores crearon la máquina
cardiorrespiratoria, el aparato que permite mantener con vida al paciente
mientras se realiza una operación de cirugía cardíaca.
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