Las zonas verdes son un bálsamo para los sentidos. Parece
que todo vuelve a su ser cuando nos envuelve la armonía de la naturaleza, y
quizás ello tenga que ver con la mejora de la salud mental asociada a estos
entornos que ha hallado un nuevo estudio publicado en la revista Environmental
Science & Technology.
No es la primera vez que se relaciona la naturaleza con una
mejora de la salud mental, pero en esta ocasión, además, se concluye que se
produce de forma sostenida en el tiempo, es decir, a largo plazo. De acuerdo
con el estudio llevado a cabo por la Universidad de Medicina de Exeter, en
Reino Unido, se afirma que los efectos beneficiosos se observan incluso mucho
después de iniciarse ese contacto con la naturaleza.
El estudio utiliza como fuente de información los datos
facilitados por más de un millar de familias británicas a través de
cuestionarios que se realizan periódicamente a través del llamado Panel de
Hogares Británico, centrándose especialmente en los participantes que se
trasladaron a las zonas urbanas más verdes y en quienes hicieron justo lo
contrario.
Mejorar o empeorar
En concreto, el estudio probó que se producen mejoras
significativas y duraderas en la salud mental cuando quienes se mudaron a las
zonas más verdes experimentaron una mejora inmediata en la salud mental que se
mantuvo al menos 3 años después de mudarse. El estudio también mostró que las
personas que se trasladan a zonas con más asfalto perdieron salud mental.
Para garantizar sus resultados, se controlaron otros
factores que pudieran afectar a la salud mental, como cambios típicos que
tengan que ver con los ingresos, el empleo o la educación, entre otros elementos
relacionados con la personalidad.
Un aspecto importante del estudio, por último, es que señala
bien a las claras la importancia de contar con espacios verdes cerca de nuestra
casa, sobre todo si vivimos en una urbe.
Fuente: www.ecologiaverde.com/
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