Diversos
estudios indican que los argentinos cada vez consumimos más bebidas gaseosas y
aguas saborizadas. Y esa tendencia no es la más saludable, porque cuando las
ingerimos no nos percatamos de que muchas veces estamos consumiendo “calorías
ocultas”, advierten expertos en Nutrición. En los días de calor, convertí la
botella con agua en tu mejor compañera.
Los argentinos nos hidratamos mal
e ingerimos más azucar de lo que pensábamos, presos de las bebidas “bajas calorías” o de las aguas con
aditivos. Un relevamiento que hizo la consultora TNS Gallup sobre cómo se
hidratan las personas en épocas de calor arrojó nuevas conclusiones sobre los
hábitos de ingesta de bebidas en nuestro país. La encuesta fue solicitada por
la Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas Dietistas (Aadynd) y la
empresa Danone a TNS Gallup. Y de las conclusiones se desprende que tenemos
distorsionada la percepción sobre cuánta azúcar incorporamos con las bebidas.
Creemos que ingerimos el equivalente a 4,5 sobrecitos diarios de azúcar, cuando
en realidad incorporamos cerca de siete sobrecitos con bebidas frías, lo que
representan 1.100 calorías adicionales a la semana.
Otra conclusión importante es que
hay que aumentar la ingesta de líquidos en días de intenso calor para evitar la
deshidratación. Igual de relevante es la bebida que se tome para hidratarse. “El agua es la bebida más noble y está al
alcance de la población. Por lo tanto debería ser la elegida para hidratarse
correctamente”, recomiendan los nutricionistas.
“Las calorías que se incorporan a través de la hidratación no tienen
valor nutricional, no generan saciedad y -por si esto fuera poco- muchas
personas no son conscientes de cuántas calorías están ingiriendo mientras se hidratan.
Esto es un verdadero problema en el marco de un país con el 54% de su población
con sobrepeso y obesidad. Es necesario mejorar los patrones de ingesta de
líquidos e inclinarse por una alternativa saludable como el agua, que no aporta
calorías ni aditivos”, advirtió el licenciado Luciano Spena, director de la
carrera de Nutrición de la Universidad de Morón.
La Aadynd mostró preocupación
porque la población subestima las calorías provenientes de bebidas. “Según el relevamiento reciente, el 55% piensa
que toma suficiente agua. Esto se debe a que tenemos una inclinación por el
sabor dulce, y en parte a que existe un prejuicio arraigado sobre el sodio del
agua. Sin embargo, el aporte de calorías ‘vacías’ es el verdadero problema
asociado a la hidratación porque favorece la obesidad”, explicó.
Por su parte, la licenciada
Beatriz Ravanelli, miembro de la comisión directiva de la Aadynd y directora de
las carrera de Nutrición de la Universidad de Belgrano, sostuvo: “la calidad nutricional de las bebidas es de
vital importancia, porque en esta época de mucho calor el cuerpo transpira más
y aumenta sensiblemente la necesidad de tomar líquido para mantener un balance
hídrico adecuado”.
Romina Sayar, vicepresidente de
Aadynd, coincidió con sus otros colegas. “Una
de las principales medidas para prevenir el golpe de calor consiste en beber
abundante líquido, especialmente agua. Si durante el año la recomendación
oscila alrededor de los dos litros diarios, hoy es conveniente beber más que
esa cantidad”.
Balance hídrico
El cuerpo pierde más de tres
litros de agua por día; elabora 300 ml de agua metabólica por la respiración
celular, y recibe 800 ml a través de los alimentos. Todo el resto (2000 ml)
debe incorporarse a través de la ingesta de líquidos. En épocas de altas
temperaturas, las pérdidas son mayores porque aumenta la sudoración. Por esta
razón hay que aumentar la ingesta de agua para mantener el balance hídrico
-entre lo que se incorpora y lo que se pierde- a fin de asegurar el correcto
funcionamiento del organismo.
Escuchar al cuerpo
Alrededor del 60% del peso del
cuerpo humano de un adulto está formado por agua; y pequeñas modificaciones de
esta en los compartimentos corporales determinan grandes cambios en los
comportamientos fisiológicos.
Cada día pueden presentarse
signos de deshidratación, pero no los identificamos como tales. A medida que se
aumenta el porcentaje de deshidratación, se incrementa también la gravedad del
cuadro:
- Con el 1% de deshidratación
aparecen síntomas como dolor de cabeza, sueño, distracción, falta de energía y
deterioro de la termorregulación.
- Con el 2% se puede sentir sed,
disconfort y disminución del apetito.
- Con el 3% se tiene sensación de
“boca seca”.
- Teniendo una deshidratación del
4 y el 9% se percibe un aumento del esfuerzo para realizar trabajo físico,
náuseas, dificultad en la concentración, mareos, debilidad creciente.
- Con más del 10% pueden aparecer
alteraciones graves (espasmos musculares, delirio, insomnio)
-Con un 20% en adelante, hay
posibilidad de muerte.
“Sin llegar a los límites más graves, remarcó Spena, hay ciertos
síntomas que pueden aparecer inclusive antes de la sed o sensación de ‘boca
seca’. Esto refuerza la recomendación de que no hay que esperar a tener sed
para hidratarse. Mucho menos en épocas de elevadas temperaturas, y menos aún en
los niños y los adultos mayores, en quienes el riesgo de deshidratación es más
elevado”.
Expertos recomiendan que una
medida práctica y fácil de implementar para lograr una hidratación saludable es
servir agua a la hora de las comidas, dado que en esos momentos se concentra el
70 por ciento de la ingesta de líquidos, y es en los cuales habitualmente menos
agua pura se toma.
El relevamiento fue descriptivo,
prospectivo, observacional y transversal. Consistió en la realización de 1010
entrevistas directas y domiciliarias a mayores de 18 años de ambos sexos nivel
nacional durante septiembre de 2013. Se aplicó un muestreo probabilístico,
estratificado con cuotas de sexo y edad en el hogar, con el propósito de
evaluar la calidad de la hidratación en relación con la época estival.
Malos y viejos hábitos
TNS Gallup ya había investigado
en 2010 el tema, por pedido del Centro de Estudios Sobre Nutrición Infantil
(Cesni). Esa investigación revelaba que la “Jarra
de ingesta de líquido promedio Argentina” estaba entonces compuesta “en un 50 %
por bebidas con sabor e infusiones azucaradas, un 29 % por bebidas con sabor e
infusiones sin azúcar y tan sólo 21 % por agua pura”.
La muestra, que entonces incluyó
a 800 personas en distintos centros urbanos del país, reveló que del total de
líquidos que ingieren por día los argentinos, sólo el 21 por ciento es agua
pura, mientras que el resto corresponde a bebidas con sabor e infusiones con o
sin azúcar.
El estudio poblacional,
denominado HidratAR y realizado a personas de entre 0 y 65 años, reveló que la
“Jarra de ingesta de líquido promedio
Argentina” está compuesta “en un 50
por ciento por bebidas con sabor e infusiones azucaradas, un 29 % por bebidas
con sabor e infusiones sin azúcar y tan sólo 21 % por agua pura”.
Los datos del estudio HidratAR
mostraron que los adolescentes son quienes proporcionalmente tienen menor
preferencia por el agua: dos terceras partes de las bebidas elegidas en 2010
por adolescentes fueron azucaradas. Fuente: www.lagaceta.com.ar/
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