Desde el 8 de julio en pleno Mundial de Futbol- Israel dio
comienzo a lo que en su lenguaje cínico denomina como la operación Borde
Protector, un eufemismo empleado para designar a la actual fase del genocidio
que adelanta desde hace 70 años contra el pueblo palestino.
“Los descendientes de las víctimas del Holocausto están
transfiriendo al mundo, y de la peor manera, la desazón, la indolencia, que
habilitó, en su momento, la existencia de Auschwitz. Esos daños a los valores
humanos (que incluyen “cierta” tolerancia ante la matanza que se está
cometiendo ante sus ojos y en su nombre), son, entre otras cosas, los que
convierten a los crímenes del Estado de Israel en delitos de Lesa Humanidad”.
Carlos Tobal, abogado y escritor argentino de origen judío.
Desde el 8 de julio –en pleno Mundial de Futbol- Israel dio
comienzo a lo que en su lenguaje cínico denomina como la operación “Borde
Protector”, un eufemismo empleado para designar a la actual fase del genocidio
que adelanta desde hace 70 años contra el pueblo palestino. Como resultado de
su acción planificada para asesinar a niños, mujeres, ancianos y jóvenes de la
Franja de Gaza, el Estado de Israel ha realizado abominables crímenes, que
replican lo efectuado por el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial. Estos
crímenes son la continuación de la limpieza étnica y territorial que viene
realizado Israel desde 1947, con el apoyo y respaldo de los Estados Unidos, de
Europa y de la complicidad de otros Estados en el mundo entero, como Colombia.
Para entender las razones de la brutalidad de Israel contra los palestinos y
contra la humanidad es necesario hacer un breve recuento de lo acontecido en
las últimas siete décadas en el cercano oriente.
1. El origen
Durante la Segunda Guerra Mundial el régimen nazi persiguió
a diversos pueblos, ente ellos los judíos, que habitaban tanto en Alemania como
en otros países de Europa central y oriental. Al final de la Guerra en Europa
surgió la idea de crear un Estado para la población judía que había sobrevivido
al nazismo, siendo a la larga escogida la Palestina histórica, un territorio
ocupado por árabes desde hacía por lo menos dos mil años, y al que estaban
llegando judíos desde finales del siglo XIX, pero en especial durante la
Segunda Guerra Mundial, huyendo del nazismo. Palestina había sido un
protectorado inglés desde 1917, tras la desaparición del imperio otomano. Ese
territorio incluía a los actuales Israel, la Franja de Gaza, Cisjordania, parte
de los Altos del Golán y el Reino de Jordania. Su mayoría de habitantes eran de
origen árabe, mientras que los judíos sólo representaban el 10 por ciento de la
población. Durante estos años aumentó la migración ilegal de judíos a Palestina
y sus grupos paramilitares organizaron ataques terroristas contra los árabes e
incluso contra los ingleses, como sucedió en el atentado contra el Cuartel
General de la Administración Británica en 1946, en el que murieron 92 personas.
A raíz de este ataque, los británicos pusieron fin a su mandado y decidieron
retirarse de Palestina en mayo de 1948.
En 1947, la Organización de Naciones Unidas (ONU) había
decidido dividir a Palestina y crear dos Estados, uno árabe y otro judío,
dejando a Jerusalén bajo control internacional. Aunque la población judía era
una minoría, la ONU le concedió un territorio más grande (el 56%) que el
adjudicado a los árabes-palestinos (el 44%). Desde ese instante, los dirigentes
del naciente Estado de Israel declararon que ocuparían todo el territorio de
Palestina y echarían de allí a los árabes. Por ejemplo, el criminal Menajen
Beguin, líder del Irgún (un grupo terrorista judío que operaba en la región
desde tiempo atrás) afirmó luego de conocer la Resolución de la ONU: “La Tierra
de Israel será restaurada para la gente de Israel. Para todos. Y para siempre”.
Por su parte, Chaim Weizmann , primer presidente del Estado de Israel señaló:
“Nuestra intención es establecer una sociedad para que Palestina sea tan judía
como Inglaterra es inglesa o América es americana”. Poco antes de la creación
del Estado de Israel y de la salida de Gran Bretaña de la región, fuerzas
judías iniciaron el asesinato y expulsión de los árabes y palestinos de sus
territorios, con lo que comenzó la “limpieza étnica de Palestina”. Esa limpieza
se llevó a cabo por parte de un ejército invasor (el de Israel) contra los
lugareños desarmados, quienes fueron expulsados y masacrados, constituyendo el
punto de partida de ese genocidio que se prolonga hasta el día de hoy.
Israel se apropió del 80% del territorio palestino y sus
habitantes originarios fueron obligados a huir hacia países vecinos o hacia
territorios de Gaza y Cisjordania, que fueron ocupados por Egipto y Jordania
respectivamente. En el diario de Yosef Nahmani se relatan las masacres contra
árabes indefensos por parte de milicias armadas del naciente Estado de Israel.
Este dirigente judío se pregunta : “¿De dónde surgía tal desproporcionada
crueldad, como los nazis? (...) No existe forma más humana de expulsar a los
habitantes que ésta?”.
2. De la guerra de 1967 a la actualidad
El otro acontecimiento que reforzó el poder criminal de
Israel en el medio oriente y acentuó los problemas del pueblo palestino se
presentó en 1967 durante la Guerra de los Seis Días (5-10 de junio). Este
enfrentamiento, que se originó por el ataque aleve de Israel a Egipto e
involucró a Siria, Jordania e Irak, se saldó con el triunfo militar para
Israel, que conquistó la Península de Sinaí, la Franja de Gaza, Cisjordania,
Jerusalén Este y los Altos de Golán. A partir de ese año, Israel se convirtió
en un ocupante de índole colonial, que somete al pueblo palestino de Gaza y
Cisjordania a un dominio absoluto en todos los planos y transforma el
territorio palestino en una cárcel a cielo cielo abierto, donde sus habitantes
soportan todos los horrores del colonialismo: sus tierras agrícolas son
apropiadas por los invasores, sus olivos milenarios son destruidos, sus aguas
son controladas por los colonos judíos y su Estado, se masacra a mansalva a los
palestinos, no se les impide circular libremente ni siquiera por sus territorios,
se les bombardea permanentemente cada vez que se le ocurre a los gobernantes
del Estado de Israelí y las casas de los palestinos son demolidas y en esos
lugares se instalan nuevas oleadas de colonos judíos. Al respecto, entre 1967 y
2010 Israel demolió 27.000 casas de palestinos, lo que se justificó con la
excusa de que sus habitantes eran terroristas o tenían nexos familiares con
alguno de ellos.
El objetivo central de Israel estriba en apoderarse de la
tierra de los palestinos con la perspectiva de expandirse sin control alguno
para construir el “Gran Israel”. Por eso, busca expulsar y matar a los
palestinos, que ya ni siquiera le interesan como fuerza de trabajo barata para
ser explotada. En el Mapa puede verse la manera como Israel le ha ido robando
la tierra a los palestinos en los últimos 65 años, justificando ese despojo con
argumentos racistas, puesto que considera a los palestinos como “cucarachas”,
“perros” o “bestias” que deben exterminarse.
Cisjordania se ha ido poblando con asentamientos ilegales
que han reducido a Palestina a batustanes (similares a los del sistema de
Apartheid en Sudáfrica), absolutamente incomunicados que son atravesados por
carreteras para judíos, y soportan una brutal ocupación militar. Mientras
tanto, la Franja de Gaza es, de hecho, la cárcel a cielo abierto más grande del
mundo, donde en una reducida lengua de tierra de 350 kilómetros cuadrados
malviven 1.800.000 palestinos, en la región más densamente poblada del planeta,
que no pueden salir de su territorio, cuyos hospitales, escuelas,
universidades, mezquitas, campos de futbol son bombardeados cada vez que se le
ocurre a los gobernantes sionistas de Israel. A la Franja no puede entrar ni
salir un solo producto sin la autorización de Israel, que está construyendo un
infame muro para segregar aún más a los palestinos. Esto hace de Gaza un Gueto,
como el de Varsovia, durante la Segunda Guerra Mundial. La diferencia radica en
que mientras el segundo duro pocos años, el de Gaza va a cumplir dentro de poco
medio siglo de existencia.
3. La rebelión palestina y el genocidio actual
Durante 70 años los palestinos se han rebelado contra el
poder de Israel, que es sostenido en forma directa por los Estados Unidos, que
le concede anualmente 3.000 millones de dólares en ayuda militar, once millones
por día. Estados Unidos además es coparticipe en los crímenes de Israel, en la
medida en que le vende y le regala armas y fomenta y tolera la impunidad. Este
respaldo ha envalentonado siempre a los asesinos de Israel, quienes masacran a
la población palestina, recurriendo a diversos pretextos, entre ellos la
supuesta “legítima defensa”, cuando ellos son los agresores y ocupantes de los
territorios palestinos.
Pese al poder descomunal de que hace gala el Estado de
Israel y que le permite masacrar sin contemplaciones a niños y mujeres de
Palestina, la población de los territorios ocupados siempre se ha rebelado
contra los invasores colonialistas. En esa lucha se destacan la formación de la
Organización de Liberación de Palestina (OLP) en la década de 1960 que preparó
grupos armados de resistencia; la realización de dos intifadas (levantamientos
populares) en las décadas de 1980 y comienzos del 2000; y, más recientemente
las acciones defensivas que efectúa Hamas contra los ocupantes, principalmente
en la Franja de Gaza, y que se basan en la utilización de cohetes artesanales
de poco poder que se disparan hacia Israel, algo que es más producto de la
desesperación y la impotencia del colonizado, sin que cause mayores daños a los
ocupantes sionistas.
Para Israel este tipo de resistencia se convierte en la
excusa para justificar sus crímenes y materializar su pretensión de acabar con
los palestinos o expulsarlos fuera de sus tierras ancestrales. Por esta razón,
lo que se sucede en la Franja de Gaza no es una guerra, o un enfrentamiento
militar, sino sencillamente una masacre por parte de Israel, que utiliza su
aviación, Armada y ejercito de tierra para matar en forma indiscriminada, así
como para arrasar lo que encuentre a su paso, sean hospitales, escuelas,
universidades, mezquitas, acueductos, centrales eléctricas… Porque a esa
descomunal máquina de matar no se enfrenta un ejército convencional, ni a
barcos, ni a aviones, y ni siquiera una defensa antiaérea, sino solamente
algunos guerrilleros que intentan frenar la vil masacre. El objetivo es
exterminar a los palestinos, algo que es admitido por los gobernantes de Israel
y sus ideólogos internos y externos. Por ejemplo, un excomandante de Israel
sostiene que se trata de “grabar a fuego en la conciencia de los palestinos el
temible poder del ejército de Israel”, mientras que un gobernador de ese mismo
país sostenía: “Como los perros de Pavlov… [los palestinos] deberán entender
que por cada cohete recibirán de nosotros una bomba de una tonelada”.
Por supuesto, no falta el cinismo de los voceros del Estado
de Israel, como el de su Embajador en Estados Unidos, quien ha manifestado que
el ejército de ese país debería recibir el Premio Nobel de la Paz por “luchar
con contención inimaginable”. Algo similar dice su Embajador en Colombia, quien
asegura que “en Gaza no hay una crisis humanitaria”. Para estos apologistas del
crimen, los cientos de niños destrozados, las decenas de mujeres asesinadas,
los miles de hombres triturados, los bombardeos con armas prohibidas (como
fosforo blanco), la destrucción de escuelas con estudiantes y profesores dentro
de sus instalaciones, el arrasamiento de la infraestructura básica de la
población… todo eso son acciones humanitarias y filantrópicas de Israel. Lo
mismo decía Hitler con respecto al Gueto de Varsovia o al campo de exterminio
de Auschwitz, cuando masacraba a los judíos. No por casualidad, el filósofo
italiano Gianni Vattimo ha dicho que “ Israel es un Estado canalla; Israel es
un estado nazi y fascista, peor que Hitler”.
Fuente: palestinalibre.org
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