Por Adolfo Pérez Esquivel. El Premio Nobel de
la Paz recuerda a funcionarios que hay cosas que no se compran, ni se venden:
la dignidad de los pueblos.
Representantes de 25 pueblos originarios hicieron un gran
esfuerzo por llegar a Buenos Aires desde 17 provincias del país para tratar la
situación de sus territorios, identidad cultural y valores a la luz de la
realidad de la discriminación, persecución y expulsión que viven.
La Cumbre Nacional de Pueblos Originarios se realizó el día
29 en la Casa de Nazareth, Comunidad de los Padres Pasionistas, y decidieron
presentar las conclusiones a la Casa de Gobierno, para que la Presidenta de la
Nación conozca la realidad que viven los pueblos. Ese viernes marcharon desde
el acampe que lleva más de tres meses en Avenida de Mayo y la 9 de Julio y
varios organismos de derechos humanos como el SERPAJ y APDH La Matanza
acompañamos como comisión de garantes.
Al llegar a la Plaza de Mayo nos encontramos con un fuerte
operativo policial de la guardia de Infantería de la Policía Federal, que
colocaron las rejas para impedir el paso. Dejaron que un pequeño grupo de cinco
personas nos acerquemos a las rejas de la Casa de Gobierno, donde solicitamos pasar
a la Mesa de Entradas de la presidencia para entregar las conclusiones de la
Cumbre de los Pueblos Indígenas: Nos impidieron el ingreso y querían que
entreguemos el documento a través de la reja.
El Jefe de Gabinete Aníbal Fernández envió distintos empleados
que nos preguntaban una y otra vez que queríamos detrás de las rejas. Incluso,
en clara actitud racista, llegaron a aceptar que sólo yo pasara a dejar el
documento en nombre de los Pueblos Originarios, mientras que el ingreso del
resto no estaba permitido. Algo que por supuesto no acepté. Frente a este
desprecio y falta de respeto oficial, que nos dejó en la calle más de 4 horas,
los pueblos originarios decidieron retirarse.
Mientras tanto en la Plaza de Mayo se concentró el grupo de
hermanos y hermanas indígenas esperando el resultado, con frío y cansancio,
pero resistiendo el maltrato oficial.
La actitud de silencio y burla de Aníbal Fernández y
Florencio Randazzo fue un acto de cobardía, que niega la realidad, sin dialogar
y sin buscar soluciones justas. Actúan con falta de ética política,
escondiéndose de los pueblos indígenas y de los organismos de derechos humanos
que los acompañaban. Triste conducta de los que pretenden dirigir el país. El
discurso de democracia y derechos humanos de algunos no pasa de las rejas de la
Casa Rosada.
La presidenta de la Nación Cristina Fernandez de Kirchner,
señala que la base fundamental de su gobierno son los derechos humanos, y la
realidad muestra que hay graves violaciones de los mismos, dañando a los
pueblos indígenas, como a los pobladores en zonas afectadas por la
mega-minería, los hidrocarburos, los monocultivos y agro-tóxicos.
Los Pueblos Originarios en el país llevan largos años de
lucha para preservar sus culturas e identidades y evitar ser ocupados y/o
desplazados de sus territorios en función de empresas que buscan explotar sus
bienes y recursos naturales. Durante años enviaron cartas y pedidos a las
autoridades nacionales y provinciales solicitando reuniones para resolver los
problemas planteados, y hasta el día de hoy no hay respuesta alguna. Sólo piden
que se respete el inc. 17 del art. 75 de la Constitución Nacional, el Convenio
con la OIT – 169, y la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas
proclamados por las Naciones Unidas.
Sin embargo, toda acción de los pueblos indígenas es
semejante al cuento del arbolito, que nunca logra plantarlo por la burocracia y
la falta de voluntad política de los gobiernos de turno.
Les recomiendo a los funcionarios leer a Felipe
Pigna, quien recoge el pensamiento y acción de Juan José Castelli, uno de los
patriotas y voz de la Revolución de Mayo: “Una
de sus primeras ocupaciones fue la puesta en marcha de una legislación de
avanzada que le devolvía las libertades y las propiedades usurpadas a los
habitantes originarios. Decretó: La emancipación de los pueblos, la libertad de
comercio, el reparto de las tierras expropiadas a los enemigos de la revolución
entre los trabajadores de los obrajes, la anulación del tributo indígena,
equiparó legalmente a los indígenas con los criollos y los declaró aptos para
ocupar todos los cargos del Estado, tradujo al quechua y al aymará los decretos
de la Junta…”. Lamentablemente durante los festejos del 25 de Mayo, los
grandes ausentes fueron los patriotas que forjaron la Nación y todo quedó
reducido a partir del kirchnerismo como el antes y el después de la Patria. La
soberbia política de quienes gobiernan el país no tiene límites. Lo expresado
por Juan José Castelli tiene vigencia en la realidad de hoy en el país. Por
último les recordamos a los funcionarios del gobierno nacional y de las
provincias que hay cosas que no se compran, ni se venden: la DIGNIDAD de los
Pueblos no está en el mercado del oportunismo político. Fuente: www.parlamentario.com
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