El coordinador de la Red de Médicos de Pueblos
Fumigados, Medardo Ávila Vázquez, afirmó que en la Argentina "así como se
eliminó el PCB" de los transformadores de energía por ser cancerigeno,
"hay que eliminar el glifosato", luego que la OMS reclasificara a
este agroquímico.
"Ambas sustancias
son igualmente cancerígenas y lo de la OMS es muy importante porque ahora ya no
hay dudas. En Argentina actualmente está con una categoría de etiqueta verde
que significa que se puede usar sin restricción, pero ahora esperamos que se lo
elimine", dijo este médico pediatra que atendió casos de personas
afectadas por glifosato.
El médico, que también integra la cátedra de Pediatría de la
Universidad Nacional de Córdoba, aseguró que "hay que eliminar al glifosato, pero habrá que hacerlo de modo
paulatino, tal como se hizo con el PCB".
El PCB (bifenilo policlorado) es un compuesto químico que se
utilizaba como refrigerante de transformadores pero en 1976 fue prohibido en
EEUU y Europa por sus efectos nocivos en la salud.
Actualmente se lo considera uno de los 12 contaminantes más
peligrosos del planeta y en Argentina no se puede producir, importar ni
comercializar PCB ni productos o equipos que lo contengan desde 2001.
Ávila Vázquez está en Buenos Aires para participar de la
Jornada sobre Nutrición y Soberanía Alimentaria que se desarrollará mañana la
Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la UBA para conmemorar el Día Mundial
de la Salud que este año tiene como tema la “Inocuidad Alimentaria”.
“La seguridad
alimentaria implica que los alimentos que un pueblo consume sean seguros, y
esto en un doble sentido: que no te enfermen y que permitan el desarrollo”,
explicó.
Pero el especialista explicó que ahora “estamos enfrentando un nuevo debate”, porque mientras la OMS “lo plantea más vinculado a la contaminación
biológica”, es decir, la derivada de microorganismos, “nosotros tenemos un problema nuevo que es la contaminación con químicos
presentes en los herbicidas y pesticidas que dejan residuos”.
“En Argentina, el
sistema productivo basado en el modelo de 'agronegocio' y las empresas que
fomentan el uso agroquímicos como Monsanto, han generado una moda del consumo
de pesticidas y herbicidas, ya sea para cultivar soja, tomates o vid”,
dijo.
Esto, sumado al hecho de que las plagas se van volviendo
cada vez más resistentes a este tipo de productos, "ha hecho que “el consumo de agroquímicos aumente un 800 por ciento
en los últimos 20 años”, subrayó
Pero Ávila Vázquez aseguró que si bien “con el sistema de producción actual, no se pueden reemplazar”, un
sistema productivo basado en la “agroecología” permitiría prescindir de los
agroquímicos a partir de otras prácticas y técnicas.
Estos nuevos métodos deberían aplicarse "para que no se enfrenten a la naturaleza
sino para aprovechar al máximo sus recursos”, como las que ya se están
desarrollando en algunas universidades del país o en el INTA.
Las conclusiones sobre los efectos negativos de los
agroquímicos sobre la salud de la población son inapelables.
En una investigación de la UNC que acaba de ser presentado a
la OMS, la población cordobesa de Monte Maíz -un caso testigo-, tiene cinco
veces más casos de cáncer que los estimados, un 25 por ciento más de problemas
respiratorios tipo asma y casi cinco veces más de abortos espontáneos.
Y mientras la población expuesta a estos productos, ya sea
directa o indirectamente, se ve afectada en su salud, los principales
beneficiarios del incremento en el uso de agroquímicos "son las multinacionales que los producen y
comercializan, porque la rentabilidad de los campos así tratados no aumentó de
manera proporcional ni mucho menos", dijo el médico.
“La última información
de venta anual de agroquímicos es de 3.000 millones de dólares y mientras
aumentó un 800 por ciento su uso en los últimos 20 años y un 50 por ciento la
superficie sembrada, el rendimiento por hectárea aumentó sólo un 30 por ciento”,
enfatizó.
Vale decir que “desde
el punto de vista del desarrollo económico del país”, este vuelco hacia los
agroquímicos no tuvo mayor impacto, “y lo
que más aumento es la facturación de las multinacionales que los producen y
venden”, aseguró Avila Vázquez.
Por otro lado, llamó la atención sobre el hecho de que el
modelo de agronegocio “va contra la
naturaleza”, que se defiende haciéndose resistente a este tipo de veneno,
lo que implica que “cada año hay que
aumentar entre un 7 y un 15 por ciento la cantidad de producto utilizado”
porque, frente a la reacción de la naturaleza, la única respuesta es usar más”.
“La otra opción es ir
con la naturaleza, usar los recursos en tu beneficio, como la rotación y
métodos de control de plaga agroecológico”, dijo.
Y en el camino hacia la paulatina eliminación del glifosato
y otros agrotóxicos, el especialista advirtió que lo primero es “terminar con la exposición directa” de
la población a través de las fumigaciones.
En ese sentido, explicó que unos 100 municipios del interior
del país ya dictaron ordenanzas para que las fumigaciones se realicen a una
distancia mínima de mil metros del ejido urbano.
La jornada sobre Nutrición y Soberanía
Alimentaria por el Día Mundial de la Salud comenzará mañana a partir de las
9.30 y hasta las 19 en el Aula Magna de la Facultad de Medicina de la UBA, en
Paraguay 2155. Fuente: Telam
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