América Latina es una región privilegiada en recursos
naturales. Produce alimentos que podrían abastecer a tres veces su población,
tiene 1/3 de las aguas limpias del planeta, 1/5 de las reservas mundiales de
petróleo, 50% de los bosques. Sin embargo la pobreza ha sido históricamente
alta, creció en los 80 y 90, y llegó en el 2000 al 41%. En el periodo 2003/12
retrocedió, pero en el 2013/14 se estancó en un 28%, 167 millones de
latinoamericanos pobres y entre ellos 74 millones pobres extremos. El actual
bajo crecimiento de la economía mundial, la baja del crecimiento chino, la
retracción en las inversiones a los países emergentes, puede impactar al
Continente.
¿Qué aprendizajes pueden extraerse de sus experiencias de
las tres últimas décadas en materia de pobreza?
Se puede enfrentar la
pobreza
Más de 60 millones de latinoamericanos emergieron de la
pobreza entre el 2002 y el 2012. En varios países se derrotaron las tesis
fatalistas sobre la pobreza, que planteaban que era irremisible por un supuesto
“ subdesarrollo patológico”.
La culpa de la
pobreza no es de los pobres
Se alega que son déficits de personalidad de los pobres los
que causan su situación. Cómo compaginar esa tesis con los 35 millones de
personas que salieron de la pobreza en Brasil, entre el 2003 y el 2009, y hoy
integrados a la pequeña clase media reclaman por mejores servicios públicos,
transporte y mejor salud. Cambiaron tan rápidamente su “estructura de personalidad” o fueron las condiciones estructurales
las que se modificaron a su favor abriéndoles oportunidades. Así programas como
Hambre Cero, redujeron la desnutrición en Brasil en un 85%. El programa ha sido
convertido por la FAO en referencia mundial de cómo luchar contra el hambre, y
se está aplicando en países de diversos continentes.
Las políticas
sociales hacen una diferencia
Se suele descalificar a las políticas sociales activas. “Son paternalistas”, “impulsan el ocio”, “los aportes entregados a los pobres se mal-utilizan”.
Los informes del PNUD y el Banco Mundial, dicen otra cosa.
El aumento de la inversión social significó más aulas, mejor nutrición, más
vacunas, más atención primaria de salud, más hospitales, que ampliaron
derechos. Es la primera región que cumplió la meta del milenio en hambre. Bajó
de 15.3% (1990/92) a 6.1% (2015).
Los programas de
transferencias condicionales funcionan
Los programas compensatorios llegan actualmente a 129
millones de personas en 18 países del área. Bolsa Familia cubre 52 millones de
brasileros pobres, Oportunidades 27 millones de mexicanos, Asignación Universal
para hijos de trabajadores informales 3.6 millones de niños pobres argentinos.
Tienen condicionalidades, los padres deben mostrar que los niños van a la
escuela, se aplican las vacunas y hacen los chequeos médicos.
Las evaluaciones desmienten los mitos circulantes sobre
ellos. El Banco Mundial dice hay “clara
evidencia de éxito en cuanto a aumentar la tasa de inscripción escolar, mejorar
la atención de salud preventiva y elevar el consumo en el hogar”. Son
falaces las referencias a que el subsidio induce a no trabajar. Es el 20% de
los ingresos totales de los que lo reciben. Trabajaban antes de recibirlo pero
en la economía informal, y como no tenían nada, vendían su trabajo a precios
misérrimos. Al recibir un ingreso fijo mensual, buscan conseguir mejores
trabajos, y aprovechan las capacitaciones que se les ofrezcan.
El alegato de que lo que se da, va a ser utilizado en “bebidas, juego, y lujurias” es
totalmente prejuiciosa. Los recursos se están entregando cada vez más a las
madres pobres. Son administradoras de excelencia. En evaluaciones de programas
como asignación universal en la Argentina en donde solo la madre es sujeto de
derechos, se encontró que los aplicaron masivamente a lo que era mejor para sus
hijos. Las madres gastaron íntegramente los recursos asignados en productos
como pañales desechables, mejoras en los alimentos, zapatitos, útiles
escolares, remedios. Muy difícil encontrar mejores administradoras de
presupuestos limitados que las madres pobres.
Se estima que si no existieran los programas de
transferencias condicionadas la pobreza sería un 13% mayor en la región, en
lugar de un 28%, un 41%.
Se debe proteger a
los vulnerables
A pesar de los avances, la región está entrando en un
contexto económico internacional incierto, con una fuerte “deuda social”. La pobreza no siguió declinando en el 2013/2014, y
la extrema subió de 11.3% a 12%. El PNUD estima que junto a los 167 millones de
pobres, hay 200 millones de “vulnerables”
que pueden caer de nuevo en la pobreza ante “cimbronazos económicos” y políticas erróneas. Las desigualdades con
mejoras, siguen entre las peores. El 20% más rico tiene el 46.7% del ingreso
total, el 20% más pobre el 5.6%. El Gini regional es 52.7, en Europa del Este y
Asia Central 34.7.
Hay como financiar la
inversión social
¿Cómo mantener los equilibrios macroeconómicos y al mismo
tiempo incluir? Países como Noruega, Suecia, Dinamarca, Canadá, y otros, lo
lograron. La equidad fue la base de sus éxitos. Los nórdicos son los líderes
mundiales en baja desigualdad con un Gini de 0.25. Encabezan los principales ranking
mundiales, como el de Desarrollo Humano del PNUD, el de reducción de las
desigualdades de género (Foro de Davos), el de mejores países para ser madre
(Save The Children), el de baja criminalidad (ONU), el de erradicación de la
corrupción (Transparency International), menor huella ecológica (ONU) y otros.
No se puede afirmar que la región no tiene como mantener
presupuestos para áreas críticas como educación, salud, y protección social.
Por más escasos que sean los recursos, siempre hay un tema de priorizar, y
ellos deberían tener primera prioridad. Se los suele calificar de “gastos” y en
realidad no son tales, sino “inversiones”
de altísimos retornos.
Se argumenta que
aportar en esas inversiones será inflacionario.
América Latina tiene fuentes de recursos posibles no
inflacionarios. Entre ellos eliminar la corrupción, y encarar la reforma fiscal
pendiente, bajando por lo pronto las altas tasas de evasión. Entre las
paradojas, mientras hay preocupación de donde saldrán los recursos para
mantener las políticas sociales, se gastan por año en la región 50,000 millones
de dólares en productos suntuarios. Como la desigualdad sigue siendo tan alta,
la industria del lujo, estima que sus ventas se pueden elevar a 90,000 millones
de dolares en el 2019.
Cuidado, los daños de
la pobreza suelen ser irreversibles
La experiencia ha demostrado que los impactos de las malas
políticas económicas pueden ser corregidos por políticas apropiadas, pero los
daños sociales que generan son muy difíciles de remediar. Si se retiran o no se
amplían los programas sociales que la región ha demostrado puede gerenciar con
eficiencia (como lo destacó The Economist resaltando a los programas de
transferencias condicionadas latinoamericanas como referencia para Europa), los
impactos pueden ser muy severos. Muchos de los estragos de la pobreza son
irreversibles. La desnutrición en los 1000 primeros días de vida o la implosión
de familias por pobreza, no se pueden corregir después.
La ciudadanía instaló en América Latina como prioridad la
gente. Reclama por políticas que “blinden”
los progresos sociales, y los profundicen.
Es el mensaje que continuamente envía el Papa
Francisco cuando denuncia las disparidades y exige que “por los pobres se puede y se debe hacer más”. Fuente: www.revistahumanum.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario