Lamentablemente el Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva,
Lino Barañao, al participar del programa “Pariendo Sueños”, que conduce la
presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, el pasado lunes 15 de
agosto, realizó comentarios halagando las propiedades del herbicida de Monsanto
glifosato y destacó(1), en contra de la presunción de su entrevistadora Hebe de
Bonafini, las características atóxicas y seguras del glifosato con respecto a
la salud humana.
Desde la Red de Médicos de Pueblos Fumigados nos vemos en la
obligación de corregir las inexactas apreciaciones de nuestro Ministro de
Ciencia y Tecnología, por carecer de todo sustento científico. Y además, porque
la actitud de este destacado funcionario pone en peligro la salud de la
población fumigada en la Argentina, ya que afirmando irresponsablemente la
inocuidad de este veneno se promueve que se siga aerolizando cantidades
crecientes del mismo sobre la población rural.
Queremos destacar que muchos de nosotros compartimos las
afirmaciones realizadas en esta entrevista sobre la importancia de contar con
una política científico-técnica independiente, que jerarquice y promueva al
personal científico nacional; también reconocemos el valor social y sanitario
de la asignación universal por hijo y otros temas tratados en el momento.
Pero en otro instante de la entrevista, el Ministro comenzó
a halagar las propiedades del glifosato, el herbicida más utilizado en el país,
con más de 180 millones de litros que caen sobre 12 millones de personas que
habitan los pueblos fumigados. Al afirmar que Glifosato mata las plantas, Hebe
Bonafini agregó que: a “personas también” a lo que el Ministro de CyT
respondió: “No está probado. Hay gente que se ha tomado un vaso de glifosato,
para suicidarse, y no le ha pasado nada”. Y posteriormente continúo agregando
que Glifosato podía ser tan dañino como “agua con sal”.
Nos preocupan estas afirmaciones, no es la primera vez que
las escuchamos; las mismas frases son repetidas por los representantes de la
Mesa de Enlace de las patronales agrarias en las provincias sojeras, cuando se
les reclama por la contaminación ambiental. La Bioindustria concentrada y los
sectores que impusieron este tipo de agronegocio (semillas transgénicas y fumigaciones
con cantidades crecientes de agrotóxicos), hegemónico desde la década de los
90’, necesitan asegurar que esos productos no son venenos y que no dañan la
salud ni el ambiente. La realidad demuestra lo contrario; y cada año usan 40%
más de litros de plaguicidas. En 15 años se expandió el área cultivada en un
50%, pero aumento la cantidad de plaguicidas utilizados en más de un 1000%.
Este aumento de uso de venenos lo sostienen aduciendo, como el Ministro
Barañao, que estos productos son inocuos, como al “agua con sal”.
A pesar de que ya en el año 2004 S. Bradberry(2), del Servicio Británico de
Toxicología, publicó una revisión sobre
Intoxicación con Glifosato, informando que estaba comprobado que la ingestión
de más de 85 ml de la formulación al 41% (RoundUp) puede causar toxicidad
significativa con efectos corrosivos gastrointestinales, frecuente
insuficiencia renal y hepática, perfusión orgánica reducida, distrés
respiratorio, alteración de la conciencia y shock; las arritmias ventriculares
y bradicardias llevan a la muerte.
Series de casos retrospectivos de ingestión intencional de
glifosato en Taiwan(3), Corea(4) y Japón(5) reunieron datos de 2727 suicidas
con una tasa de letalidad que varió entre 6.7% a 29.3%; es decir que hasta casi
un tercio de los suicidas murió al ingerir glifosato. Estos estudios
confirmaban como factor predictor de muerte la cantidad ingerida y la edad del
paciente.
Recientemente se publicó una gran investigación prospectiva
que reunió más de 8.000 suicidas en Sri Lanka, estudiados desde el ingreso
hospitalario. Este impresionante trabajo permitió demostrar que la toxicidad de
los agroquímicos es esencialmente diferente en el humano con respecto a las
ratas que se usan para asignarles grados de toxicidad(6).
Como parte de ese estudio, D. Roberts(7) publicó los datos
de quienes intentaron matarse ingiriendo glifosato. La cantidad ingerida fué
determinante. glifosato no tiene la misma toxicidad aguda que, como ser,
Paraquad; con éste, un sorbo de 5 ml o un trago de 25 ml del veneno son
suficientes para terminar con la vida. Pero con una copa de 100ml de glifosato
tendremos serios problemas como ya había informado Bradberry. Ahora Roberts
registró que todas las personas que tomaron más de 190 ml (un vaso) de
glifosato murieron; todas Sr. Ministro, todas.
Este trabajo demostró que el glifosato se absorbe
rápidamente en humanos; que tiene una vida media plasmática de 3.1 hs.; que un nivel plasmático mayor de
734 ugrs/ml es letal; que la toxicidad cardiorespiratoria lleva al paciente al
óbito; que a la fisiopatología todavía no la conocemos bien, pero hay lesión de
membrana celular, incluso mitocondriales y desacoples de la fosforilación
oxidativa. Sr. Ministro: el Glifosato no es “agua con sal”.
También seria interesante que el Sr. Ministro conozca que,
además del Dr. Andrés Carrasco de la UBA(8), otros investigadores argentinos
del CONICET y de nuestras universidades(9,10,11,12,13) han demostrado la
genotoxicidad del glifosato en modelos experimentales. También investigaron, y encontraron los mismos
efectos clastogénicos, en personas expuestas a las fumigaciones sistemáticas.
Estos hallazgos son congruentes y explican biológicamente los cánceres y
malformaciones congénitas que encontramos en la practica clínica atendiendo a
nuestros pacientes.
Nos gustaría mucho que el Ministro Barañao nos ayude a
defender la salud de los argentinos, sumándose a nuestro reclamo de prohibir
las fumigaciones aéreas, como en la Unión Europea; restringir las fumigaciones
terrestres y, reclasificar los agrotóxicos según sus efectos en humanos de
corto, mediano y largo plazo.-
Dr. Medardo Avila
Vazquez Coordinador REDUAS 27 de Agosto
2011 Red de Médicos de Pueblos Fumigados
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