Un estudio demuestra cómo la producción de
anticuerpos disminuye en modelos de investigación expuestos a niveles de ruido
similares a los que se registran en las grandes ciudades
Un estudio científico confirmó que la exposición a ruidos
intensos, comparables a los que se registran en las grandes ciudades, afecta el
sistema de defensas del organismo.
A la luz de los resultados, el ruido debería ser considerado
un factor causante de estrés o “estresor”
relevante, “quizás de mayor intensidad que otros a los que nos vemos sometidos
diariamente”, señaló a la Agencia CyTA una de las autoras de la investigación,
la doctora Ana María Genaro, investigadora del CONICET en el Centro de Estudios
Farmacológicos y Botánicos (CEFYBO), que funciona en la Facultad de Medicina de
la UBA.
Hasta ahora, muchas investigaciones habían demostrado el
modo en que la exposición a niveles de ruido altos daña las estructuras
auditivas en los seres vivos. Sin embargo, poco se sabía sobre su impacto en la
función inmune, señaló Genaro, quien también es profesora de la Cátedra de
Farmacología en esa casa de estudios.
Genaro y sus colegas realizaron un estudio en ratones cuyos
resultados pueden dar pistas sobre lo que ocurre en humanos. Expusieron a
sendos grupos de ratones con diferentes características genéticas a dos
situaciones de estrés a lo largo de dos semanas: una restricción del movimiento
durante dos horas diarias o a ruidos de 95 decibeles durante una hora cada día.
Ese nivel de intensidad, 95 decibeles, equivale, por ejemplo, al estrépito de
una moto o una cortadora eléctrica, y es similar a la contaminación sonora que
se registra en las grandes ciudades.
Para probar el impacto de ambas intervenciones sobre las
defensas, los científicos midieron la producción de anticuerpos después de la
inyección de una sustancia extraña.
Los resultados del experimento, publicados en el Journal of
Immunotoxicology, fueron sugestivos: el estrés por restricción por movimiento
durante dos semanas no afectó sensiblemente la respuesta inmune en ninguna de
las dos cepas, mientras que el ruido sí la alteró en una de las variedades que
es más sensible al estrés.
“El estrés altera
centros del cerebro”, indicó Genaro, aunque aclaró que todavía queda por
dilucidar a través de qué mecanismos el ruido afecta al sistema inmune.
“Sería deseable que se
tomen las medidas pertinentes para disminuir el nivel de contaminación sonora”,
sentenció la investigadora. Fuente : AGENCIA CYTA-INSTITUTO LELOIR
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