El país oriental podría comenzar a analizar los niveles de plaguicidas
en el grano y rechazar los lotes provenientes de Argentina y de otros países
que registren un exceso. Algunos organismos estatales ya prohibieron el consumo
de la soja genéticamente modificada.
Dejamos de ser el granero del mundo para ser los sojeros de
China. Pero ahora el país asiático comienza a preocuparse por los cultivos
transgénicos y el uso de pesticidas en Argentina. A lo mejor es una estrategia
comercial o quizá hay razones ambientales y de salud, lo cierto es que una
decisión que podría afectar seriamente la economía de nuestro país.
Hace más de un mes, la Universidad de Yunnan organizó un Foro
sobre Seguridad Alimentaria y Agricultura Sustentable que contó con la
presencia de más de 300 miembros de diversas áreas gubernamentales e
instituciones académicas de China. Invitaron a voces de todo el mundo que se
oponen a los cultivos transgénicos.
Entre ellos estuvo el médico cordobés Medardo Ávila Vázquez.
“Querían información directa de los
actores sociales y científicos sobre evidencia que tenemos”, aseguró. La
invitación le llegó a través de la Cancillería Argentina.
Señales
Una primera señal es la prohibición impuesta en la provincia
de Hubei. Allí las autoridades militares prohibieron la compra y consumo de
soja genéticamente modificada (GM) y aceite elaborado a partir de este tipo de
oleaginosa.
Entre las voces chinas más críticas a los cultivos
transgénicos está el teniente general chino Mi Zhen-Yu, ex vicepresidente de la
Academia de Ciencias y representante ante el Congreso Nacional del Pueblo. En
un artículo editado por el Ministerio de Ciencia de este país, toma como
referencia lo que ocurre en Argentina.
El militar chino recuerda que en abril de 2013, Testbiotech,
una institución alemana independiente, tomó muestras de soja GM cultivadas en
Argentina para medir los niveles de residuos de glifosato. En siete de
las 11 muestras se superaba los 20 mg/kg, límite de seguridad que fijan
organismos internacionales. Las más altas alcanzaban 97,36 mg/kg.
“La salud nacional se
ha deteriorado considerablemente en los últimos años. Aunque el clima, la
contaminación del agua y otros factores también existen, el daño de la soja GM
no se puede descartar”, advierte en el texto Zhen-Yu.
En China no se aplican restricciones a los residuos de
glifosato que debe tener la soja. En Argentina, el límite máximo de
residuos en soja para consumo humano es de 5 mg/kg. En Estados Unidos y la
Unión Europea es de 20 mg/kg.
El año pasado, Taiwan comenzó a revisar los niveles de
glifosato en la soja transgénica importada de Argentina, Brasil y otros países.
“China va por el mismo camino”, cree
Ávila Vázquez. Y agrega: “Uno de los
reclamos que surgió en este foro es que empiecen a medir la cantidad de
pesticidas y lo más probable es que cuando lo hagan, empezarán a devolver los
embarques de soja que estén excedidos en agroquímicos”.
Ávila Vázquez dice que en Argentina se usan cada vez más
pesticidas. “Cuando empezaron con este
sistema agroindustrial en 1996, se aplicaban tres litros de glifosato por hectárea. En 2013, 12 litros”, precisa.
Reacciones
Algunas encuestas de opinión indican que la mayoría de la
población china rechaza los cultivos transgénicos. El problema comenzó en 2009,
cuando el Ministerio de Agricultura del país aprobó el uso de arroz y maíz GM.
Entre los habitantes comenzaron a circular rumores sobre sus consecuencias en
los tradicionales arrozales del país y en la salud de la gente.
Luego, las dudas se trasladaron a la soja GM importada.
Mientras que en Europa la soja se usa para forraje, en China una buena parte se
destina al consumo humano, como aceite, grano o concentrado proteico.
“Necesitamos los
transgénicos para alimentar a nuestros habitantes, pero por ahora nos
enfrentamos a una importante oposición de la opinión pública en China”,
afirma el antiguo director del Instituto de Biotecnología dentro de la Academia
China de Ciencias Agrícolas, Dafang Huang al portal Technology Review del MIT.
En detalle
Foro. La Universidad de Yunnan organizó un foro sobre
seguridad alimentaria, con más de 300 miembros de diversas áreas gubernamentales
e instituciones académicas de China. Expusieron especialistas de todo el mundo
que rechazan cultivos transgénicos.
Problema. Argentina es el tercer exportador mundial de
porotos de soja y el principal proveedor internacional de aceite y harina derivados
de la oleaginosa. Según la Bolsa de Comercio de Rosario, la importancia que ha
ido adquiriendo China en el mercado internacional de soja pone de manifiesto la
dependencia creciente que tienen los principales países productores de soja,
entre ellos, Argentina. Fuente: www.lavoz.com.ar/
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