Científicos santafesinos lograron desarrollar
el primer trigo transgénico del mundo, pudiendo así generar cultivos más
resistentes a las condiciones adversas del clima. El desarrollo consistió en
introducir exitosamente el gen HABH 4, ya utilizado en girasol, ahora en el trigo.
No existen al momento productos resistentes a la sequía, en
todo caso, es un proceso natural que se da en la planta por el cierre
estomático, que son pequeños agujeritos por las cuales las plantas transpiran y
fijan dióxido de carbono, cuando las plantas perciben la sequía, se da ese
mecanismo, las plantas no transpiran para no perder agua pero tampoco hacen
fotosíntesis.
Eso genera que las plantas fijen menos dióxido de carbono y
produzcan menos. No obstante, este trabajo científico logró que el mecanismo no
se dé por cierre estomático, entonces las plantas siguen produciendo, siguen
fijando dióxido de carbono y aun así son más tolerantes a las condiciones
adversas.
Llevado adelante por el Laboratorio de Biotecnología Vegetal
que pertenece al Instituto de Biotecnología del Litoral que depende del CONICET
y la Universidad Nacional del Litoral, grupo coordinado por la Doctora Raquel
Chan, ya se realizó la transferencia de tecnología para su producción comercial
a la empresa rosarina Bioceres.
El trabajo representa avances respecto de estudios
anteriores en donde se buscó de entender a nivel molecular como las plantas se
defienden de los cambios medioambientales.
“Este es un laboratorio de investigación básica que trata de
entender a nivel molecular como las plantas se defienden de los cambios
medioambientales. Al no poder moverse, como los animales y las personas, las
plantas han desarrollado un mecanismo que les permite defenderse por un tiempo
limitado a condiciones adversas sin morirse y nuestro trabajo es estudiar que
proteínas y que genes se expresan para permitirle a la planta para lograr
activar esa defensa. Estudiando eso, encontramos algunos genes que son
responsables de generarle a la planta el mecanismo de defensa, cuando uno
transfiere eso a otra plan o sea una planta transgénica, se genera un gen
diferente y ésta aumenta su condición de defenderse. La tecnología funciona
generando plantas más resistentes a la sequía y con un aumento de la
productividad”, explicó Chan.
Chan destacó que “ahora la investigación está en estado de
regulación. En cuestión de transgénicos, para llegar al mercado tiene que pasar
por una serie de experimentos y pruebas para demostrar que tiene el mismo valor
nutricional que el cultivo del cual deriva, que no tiene efectos tóxicos ni
efectos sobre el medio ambiente. Los productos son válidos, son buenos, pero se
tienen que realizar los ensayos exigidos a nivel internacional para llegar a un
producto apto para consumo, aproximadamente un año y medio más podrán estar
listos para el mercado.”
Según datos brindados por Bioceres, el aumento en la
productividad será notorio, estiman un promedio de entre 10% a 15%, esto
implica ingresos extras de entre US$80 y US$150 por hectárea, dependiendo de la
zona de producción.
De acuerdo a la Asociación Argentina Protrigo, en Argentina
se sembraron el último año 3.360.000 hectáreas, logrando una producción de
9.803.000 toneladas.
La innovación, que representa un hito internacional, “se
sabe que la producción mundial está en franco crecimiento y esta es un
contribución para ese proceso donde habrá más necesidad de alimentación”,
concluyó Chan. Fuente: www.redvitec.edu.ar/
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