Cuando Osvaldo me hace la propuesta de escribir sobre los
“Derechos Humanos Hoy”, para el Aniversario de la Revista El Colectivo de
Paraná, no dudé en aceptar el convite. Siempre me fascinó, como argentino, como
sociólogo, el tema de la realidad, desde donde y como mirarla, como “entrarle”
a la misma, hablando en forma más campechana. Y por suerte, se le “puede
entrar” desde múltiples formas, ideas, lugares, lo que podríamos llamar,
miradas heterogéneas, que deberían garantizar una sociedad que se aleje del tan
peligroso pensamiento único. Hoy no tengo muchas dudas de que, quizás, mi forma
de pensar no sea mayoritaria. El devenir cultural y político de Argentina, ha
cambiado los parámetros de cómo se pensaba al menos alrededor del año 2001. Y
también es obvio que esto no me desvela ni me preocupa demasiado. Es lo
fascinante del intentar siempre “pensar libre”. Uno piensa, de acuerdo a sus
prácticas, a su ideología, a su manera de vivir. Y es obligación expresarlo. Y
hacerlo amorosamente, como para que siempre quede abierta la puerta a un
diálogo superador. También es real que el pensar libre, no siempre implica
pensar cierto, pero es bueno arriesgar, hacer autocríticas, aproximarse a lo
objetivo posible.Por eso, me parece necesario, antes de encarar el tema de
lleno, expresar algunas ideas, que son valores que uno tiene, formas de mirar y
sentir la vida, que a su vez permitan al lector situarse claramente en relación
a las posiciones que hemos venido tomando y de donde partimos para analizar la
realidad.
• Sigue siendo muy importante que, todos aquellos que
militamos políticamente desde lo social, sigamos manteniendo nuestra autonomía
en relación a los Gobiernos. Sean organismos de Derechos Humanos, grupos u
organizaciones de Educación Popular, Movimientos Sociales y territoriales,
Culturales, Movimientos Campesinos, artistas populares, etc. Hay organizaciones
que, por sus características organizativas, necesitan negociar con los
gobiernos y esto es totalmente comprensible. Esa es una cuestión que debe
quedar clara. Otra cosa distinta, es ser orgánico a un Gobierno, participar de
sus actos políticos, instar a que los voten. Una cosa es alabar medidas que,
aunque asistenciales mejoran la calidad de vida de las mayorías. Otra es ser
parte constitutiva de ese Gobierno. Por eso señalo (y es mi manera de pensar),
que para analizar la realidad, prefiero despojarme de toda mirada que tenga
intencionalidad política partidaria. Porque simplemente no creo en las
democracias capitalistas que estamos viviendo.
• Los que defendemos el pensamiento autónomo, tenemos
derecho a mirar esta realidad desde otras profundidades, reafirmando que no
actuamos, ni decimos, ni tampoco hacemos para que la gente nos vote. No nos
hace falta prometer nada. No hacemos estrategias para los de abajo. Tampoco
queremos ser meramente asistencialistas.
• Reafirmamos nuevamente como válido, el concepto de
“referente” de los de abajo. Alguien que piensa y deja pensar, que se sienta a
la ronda, que discute y es discutido, que es reconocido, pero reconoce, que
tiene más recorrido, pero que sabe escuchar y cambiar. Los “líderes”, algo que
parece que siempre necesitamos los argentinos, indican construcciones
unipersonales, pocas personas “conduciendo a muchas, decidiendo de arriba para
abajo, la mayoría de las veces “a dedo”. Uno percibe que estos tipos de
líderes, ahogan y retrasan los proyectos colectivos populares
Si uno observa el mundo, desde una mirada crítica radical,
no fatalista, pero si reconociendo los graves problemas que atentan contra la
vida humana y sus derechos, verán que estamos en peligro real. Los de arriba,
los poderosos del mundo, vienen por nuestras vidas de múltiples y perversas
formas.No quieren que nos formemos en ver la realidad. Ahora si les interesa el
analfabetismo funcional y también el analfabetismo político.No quieren que nos
curemos ni aspiremos a estar sanos. El regreso de enfermedades inexistentes
desde hace tiempo, así lo atestigua. El abandono de la salud pública y en
muchos casos la privada, ya es una tragedia.Pero también vienen como nunca por
nuestras tierras, por el agua que siempre fue de todos, por los minerales, a
cualquier precio y a cualquier costo. Lo extractivo como esencia nuevamente del
despojo y la humillación.Si uno mira el mundo entonces desde estas
profundidades, le cuesta entender el tema de las “nuevas guerras”, destrozando
pueblos enteros, como Afganistan, Irak, Libia, Palestina, en pos de ideas y
valores (derrocar a líderes autoritarios, libertad, ayuda humanitaria) que no
existen en las principales democracias capitalistas.México es quizás el
paradigma de lo que se viene. Ya es innegable que la mayoría de nuestros países
están entrecruzados perversamente por mafias que nos dominan. Antes era la
mafia de la esclavitud, luego la del oro y hoy una amplia red que incluye el
narcotráfico, la trata de blancas, el uso de la prostitución a nivel
internacional, las ventas de armas, etc. En la práctica cotidiana nuestros
derechos humanos a vivir dignos, libres, felices, empiezan a peligrar con total
claridad. En esas mafias participan en general los grandes capitalistas asociados
a las fuerzas de seguridad, en muchos casos a los gobiernos y otro grupos de
personas que ocultamente participan del negocio. Para el capitalismo sobra
gente. No alcanzó con la exclusión. Ahora hay que matar. Escuadrones de la
muerte en Brasil, persecución y muerte a los disidentes en México y en casi
todos los países de América Latina. Justamente, el Gobierno de México, es uno
de los primeros países que se “decide” a enfrentar a estas mafias. Desde que se
tomó la decisión política de enfrentarlas, ya van más de 40.000 muertos
civiles. Casi ninguno de estos muertos pertenece ni a las fuerzas de seguridad
ni a las bandas de narcotraficantes. Es una sociedad aterrorizada. En Argentina
las mafias están instaladas desde hace tiempo y cada vez es más notable que se
van fortaleciendo. Todo se oculta, tanto por parte de la prensa conservadora
como de la prensa oficialista. No es casual la aparición en los últimos años de
nuevas organizaciones como la CORREPI (Coordinadora Contra la Represión
Policial e Institucional), madres del dolor, organizaciones de víctimas de las
fuerzas de seguridad y cientos de reclamos que hace años se efectúan sin
resultado alguno. Al no haber democracia real no hay justicia, solo
impunidad.Seguimos sosteniendo que es fundamental seguir denunciando y
encarcelando a los que cometieron atrocidades en la última dictadura. Pero es
absolutamente incoherente cerrar los ojos a las nuevas atrocidades del presente
y que obviamente no son casuales. No podemos pedirles a todos los organismos
que den ese salto. Pero emociona ver a Adolfo Pérez Esquivel en todas las
luchas que involucran a nuestras hermanas y hermanos. A Nora Cortinas ( Madres
de Plaza de Mayo Línea Fundadora) metida en el medio del monte formoseño
defendiendo los derechos de los Indios Qom, en contra de los intereses del
Gobernador de Formosa y los terratenientes. Y a tantos otros organismos e
instituciones que luchan palmo a palmo contra este devenir de la muerte.Muchas
cosas han pasado en Argentina desde que se recuperó la democracia. Casi todas
ocultadas por los sucesivos gobiernos y un pueblo sufriendo las consecuencias.
La explosión de Río Tercero y el contrabando de armas, contrabando del oro,
remate del país en la época menemista, el corralito y las defraudaciones a
clases medias y bajas, muertes en la Plaza de Mayo en el 2001, de Kosteky y
Santillán, de Mariano Ferreyra,(por citar algunas) denuncias de todo tipo,
políticos, banqueros, poderosos que nos roban….¿de que justicia nos están
hablando?? ¿De que Corte Suprema?? ¿Cuántos desaparecidos hay en Democracia?? Y
cuantos asesinatos de pobres y de “protestones” por ponerle un nombre?? Al
decir de Alfredo Grande, “Los desaparecidos en democracia, son todos
desaparecidos políticos”.Uno se termina preguntando entonces, cuales serían
algunos de los Derechos humanos que hoy, año 2011, tendríamos que tener en el
centro de nuestras preocupaciones y acciones:A la vida misma, en toda la
hermosa dimensión de esta palabra.A tener trabajo digno, en blanco, aguinaldo,
obra social.A poder estudiar todos en todos los niveles educativos, sin
discriminaciones de ningún tipo.A curarse en hospitales que funcionen como
tales.A formarse para poder mirar la realidad desde nuestra clase social
oprimida.A no tener que vivir de dádivas y subsidios de diferente tipo.A pensar
libremente sin ser perseguido.A que los gobernantes y poderosos no roben.A que
los políticos no se enquisten en sus cargos y sean reelectos casi
constantemente en la mayoría de los Gobiernos que existen en argentina.A luchar
por una sociedad diferente.A la tierra para quien la trabaja.A comer
dignamente, todos los días.A la información cierta.
En fin, quizás sea mucho pedir. Soy consciente de que faltan
muchísimos derechos, porque la trama social es cada vez más compleja.Pero nos
queda el derecho a la esperanza, a resistir, a organizarnos, a creer en
nosotros mismos, al amor, finalmente al amor.
Roberto Tato Iglesias
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