Tarcila Rivera, presidenta del Foro Internacional de Mujeres Indígenas |
“Antes a nadie le interesaba ir a Alaska, al Ártico, por eso los pueblos
indígenas éramos invisibles pero estábamos seguros. Ahora todos -China, India,
Singapur- quieren los recursos de nuestros patios y tierras”, advirtió
Dalee Sambo Dorough, líder inuit de Alaska durante la Conferencia Global de
Mujeres Indígenas realizada en Lima, en la que participaron más de 200
representantes de América, África, Asia, el Pacífico y Europa. Sambo Dorough es
representante de los inuit ante el Foro Permanente de Naciones Unidas sobre
Asuntos Indígenas.
“Para los pueblos indígenas, nuestros territorios son como nuestro
supermercado o bodega. No estamos en contra del desarrollo ni de las
industrias, pero si las industrias entran debe ser de manera justa, sin
destruir nuestro futuro, tienen que haber acuerdos si van a beneficiarse de
nuestros recursos”, explica a EL PAÍS Victoria Tauli, líder de la etnia
filipina Igorot, activista indígena desde adolescente –hoy tiene 61 años–
cuando en su región lograron detener a inicios de los ochenta la construcción
de una mega-represa financiada por el Banco Mundial y promovida por el régimen
de Ferdinand Marcos, debido a que inundaría varios pueblos. Tauli se formó como
enfermera y fue una de las figuras más destacadas en la cita preparatoria de la
Conferencia Mundial sobre Pueblos Indígenas de la ONU en 2014.
Las representantes revisaron la
Declaración de las Mujeres Indígenas en Beijing, de 1995, y confirmaron que los
problemas mencionados en aquel documento siguen vigentes: la violencia, la
mortalidad materna, las dificultades de acceso a educación y salud, la trata, y
la presión de las industrias que las expulsa de sus tierras.
De todos los problemas, el
principal para Mirna Cunningham, líder del pueblo miskito de Nicaragua, “es la violencia, no solo domiciliar, sino
institucional porque las políticas públicas ni siquiera reconocen que los
pueblos indígenas existen, o porque se sigue ampliando servicios de salud y
educación que no responden a las características culturales de las mujeres
indígenas”, dice a EL PAÍS.
“La mortalidad materna se ha ido reduciendo, como uno de los Objetivos
del Milenio, pero no es el caso en las mujeres indígenas, en quienes a veces
suben los indicadores. Los promedios nacionales en los países esconden esas
diferencias”, añade Cunningham,quien fue la primera indígena en titularse
como médico en su país y es también la relatora saliente del Foro Permanente de
Naciones Unidas sobre Asuntos Indígenas.
“Otro problema se debe al crecimiento de las concesiones a industrias
extractivas sobre territorios indígenas, esto impacta sobre la vida y la
culturas y las mujeres sostienen la vida y la cultura de los pueblos. Son las
primeras que ven cómo cambia la dieta de sus familias. Cuando se expulsa a los
pueblos indígenas porque cambia el modelo productivo, las mujeres se ven
obligadas a ser trabajadores domésticas, y se van a las ciudades donde se
transforma su identidad. Esas cosas son comunes para las mujeres indígenas,
estemos en países ricos o en países pobres”, asegura Cunningham.
La ética de los indígenas
Durante un grupo de trabajo sobre
Territorio de los pueblos indígenas, recursos de la tierra, océanos y agua, las
mujeres dialogaron sobre la aplicación del consentimiento libre e informado de
acuerdo al Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo.
Representantes de Asia informaron que en sus países esta consulta no se aplica.
Agnes Leina, representante de Kenia, reportó que en su caso solo cuentan con
los estudios de impacto ambiental, pero no hay consulta. María Esperanza
Pineda, de Honduras, indicó que la ley de minería en su país no fue consultada
y que su organización recibió a último momento, esta semana, una citación del
gobierno para que nombre un representante asesor en hidrocarburos, pero no
tienen tal experto. “Hay tres mujeres
presas y once heridos de los pueblos tolupán y lenca, por problemas de tierras.
¿Qué hacemos en medio de la pobreza y de la inseguridad”, preguntó.
Victoria Tauli destacó como
mensaje clave para los gobiernos, las corporaciones y para Naciones Unidas que
los pueblos indígenas no son un problema. “Deben
vernos como parte de la solución, tenemos una ética que quizá los indígenas
hemos mantenido porque trabajamos en armonía con la naturaleza y dependemos
mucho de la naturaleza para sobrevivir. Aprendemos a no consumir excesivamente,
tenemos el conocimiento para no abusar del suelo para que produzca
continuamente el alimento o el combustible. Esa es una ética comunitaria muy
fuerte. Las personas que han perdido esos valores se han divorciado de la
tierra. Hay otro pensamiento muy fuerte: si haces el bien, serás recompensado,
y si no, sufrirás las consecuencias. Algunas comunidades sancionan fuertemente
a aquellos que talan árboles o desvían el agua para sus propios fines”,
argumenta Tauli en un receso de la conferencia.
Un informe reciente de la CEPAL
indica que en América Latina hay avances en el acceso a la educación secundaria
para las mujeres indígenas, más que en otros continentes, sin embargo, los
esfuerzos para disminuir las brechas en la implementación de los derechos de
los indígenas, sean individuales o colectivos, han sido “insuficientes y limitados”.
En el último día, las
conclusiones la gran jefe Ruth Massie, canadiense y representante de diez
pueblos en del Consejo de Indígenas de Yukon, describió un panorama triste de
su entorno afectado por el cambio climático. “Vemos que las estaciones han cambiado: los inviernos son más largos, la
nieve más delgada, han cambiado los patrones de migración de los animales, las
plantas y los peces están contaminados, algo que nunca antes había pasado. Es
más difícil vivir con nuestro estilo de vida. Ahora cosechamos menos y tenemos
que comprar comida procesada, ello está incrementando los casos de cáncer y
diabetes en nuestros pueblos”.
Massie es parte de un grupo de
líderes indígenas preocupados por las operaciones de shale gas en New
Brunswick. “Desde el verano (del
hemisferio norte) ha habido protestas pacíficas”, indicó la joven líder
Bella Marble a EL PAÍS, mientras mostraba en Facebook videos de la violencia
policial contra manifestantes en la zona indígena de Elsigpogtog, hace un par
de semanas. “Los agentes salieron de
entre los árboles de un momento a otro, fue una reacción muy dura”,
refirió.
Más de la mitad de las líderes
indígenas en la reunión mundial en Lima eran jóvenes, vestidas con magníficos
atavíos y muy activas a través de sus iPads y teléfonos inteligentes. “Son nuestra esperanza”, comentó Victoria
Tauli acerca de la nueva generación de líderes indígenas.
Fuente: elpais.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario