“Barrick no afecta
glaciares”: el ingeniero a cargo del informe fue consultor de esa minera
En Toronto junto al Secretrio de Mineria, el
Mtro. de Economia, el Pte. de Barrick Gold (Peter Munk) y los Gobernadores de
La Rioja, Salta, Catamarca y San Juan.
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“Barrick Gold no afecta glaciares”. El
millón de la empresa dio sus frutos: el gobernador Gioja y el titular del
Departamento de Hidráulica de la provincia de San Juan acaban de presentar una
singular auditoría de los proyectos Veladero y Pascua Lama. El ingeniero Jorge
Eduardo Millón, a cargo del organismo y del informe fue anteriormente consultor
de la minera canadiense.
Criticada por las organizaciones
ambientalistas que la calificaron como “vergonzosa”, la auditoría contrasta con
otra realizada por la Comisión de Evaluación Ambiental de la Región de Atacama
del gobierno de Chile en marzo de 2012, cuyo resultado derivó en agosto pasado
en un “inicio de procedimiento de sanción” a la empresa, a pedido de la
Dirección General de Aguas de dicha región.
En noviembre de 2009 agricultores del Valle
del Huasco, a pocos kilómetros de Pascua Lama, solicitaron al gobierno chileno
inspeccionar los glaciares. Un año después lograron subir a las obras en
construcción, pero la recorrida se frustró porque la empresa había “perdido”
las llaves de las camionetas. Recién a partir de un evento de contaminación en
un sector del valle lograron que la Junta de Vigilancia habilitara los permisos
y en marzo de 2012 cumplieron su objetivo.
Un día antes, profesionales de la Dirección
General de Aguas (DGA) de Atacama inspeccionaron las instalaciones del proyecto
y alrededores, detectando entre otras cosas, la falta de acciones de mitigación
del polvo en suspenso (material particulado), la ausencia de humectación de caminos
y de coberturas en las tolvas de los camiones de carga, todos compromisos que
figuran en las numerosas modificaciones al estudio de impacto ambiental
presentadas por la empresa. Pudieron constatar lo mismo que los agricultores:
los glaciares Toro I y Esperanza “presentan parte de su superficie cubierta por
una capa de material particulado de algunos centímetros de espesor”. En el caso
de la Esperanza el espesor de la capa va aumentando hacia sus bordes y “se
observan evidencias de un camino antiguo que atravesaba el glaciar, y de una
plataforma de exploración”. La nota de la DGA señala además incumplimientos en
el Plan de Monitoreo de Glaciares, “reiteradas omisiones, errores y fallas” en
su ejecución y desfaces mayores a cinco meses en la entrega de informes.
El polvo resultante de la puesta en marcha de
la mina es uno de los temas más complejos a resolver por Barrick. La Comisión
de Evaluación Ambiental del gobierno chileno consideró este informe y otras
observaciones presentadas por organizaciones de entidades aledañas al proyecto,
entre ellas el impacto del polvo a las poblaciones cercanas. En ese sentido, la
Comisión señala que “el patrón de vientos imperantes en el área del proyecto
hace que debido a las altas velocidades registradas, la dispersión sea muy
buena y el material particulado se arrastre, disperso, hacia Argentina, donde
no existen localidades pobladas hasta 100 km del área del proyecto”. Pero sí
glaciares y cursos de agua.
A mediados de octubre del año pasado el
Servicio Nacional de Geología y Minería chileno realizó una inspección en
Pascua Lama y constató que había un exceso de material fino en suspensión. Como
resultado de la visita, dispuso el cierre total temporal de las tareas por
“contravención al reglamento de seguridad minera”, solicitando una serie de
estudios antes de su reactivación, por significar un alto potencial de riesgo
para la vida, salud e integridad física de las personas que allí trabajan.
A partir del informe de la DGA, comunidades
diaguitas del valle junto a un concejal de la ciudad de Vallenar, la presidenta
del Consejo de Defensa del Valle del Huasco y dirigentes de derechos humanos
presentaron en octubre pasado un recurso de protección ante la Corte de
Apelaciones de Copiapó contra la empresa, por la afectación a glaciares y ríos,
y contra la Comisión de Evaluación Ambiental, por falta de control. La Corte
aceptó la presentación y ahora Barrick debe argumentar ante la justicia (¿hará
uso de otro Millón allí?). El gobierno chileno se defiende de la acusación
aludiendo su pedido de sanción.
Anteriormente, las comunidades diaguitas junto
al Observatorio Ciudadano de Chile iniciaron acciones ante la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por la vulneración a los derechos
consagrados en el Convenio 169 de la OIT, como la consulta y consentimiento
previo (el gobierno niega la existencia de comunidades en la zona), afectación
de glaciares y extracción ilegal de agua por parte de la compañía. La Comisión
declaró admisible la denuncia en 2011 y constituye hoy una de las posibilidades
concretas para detener el proyecto.
Estos recursos judiciales se suman a dos
causas actualmente en la Corte Suprema de Argentina, ambas iniciadas por
sanjuaninos. Una impulsada por la Fundación Ciudadanos Independientes (FUCI),
por afectación de glaciares. La fundación denuncia además que Barrick omitió
indicar la presencia de glaciares en el Informe de Impacto Ambiental (IIA) de
Veladero a cargo de la consultora Knight Piésold. Como prueba ofrece la
documentación del IIA de Pascua Lama elaborado por otra consultora, BGC, con
notables diferencias sobre la misma zona geográfica. La otra causa la iniciaron
Ricardo Vargas y su abogado Diego Seguí, busca condenar a la empresa a
contratar un seguro de cobertura suficiente como para garantizar el financiamiento
de la recomposición del daño ocasionado, tal como lo establece la Ley General
del Ambiente.
Como es sabido, Pascua Lama es el primer
proyecto minero binacional en el mundo, la planta y el rajo (inmenso hueco) se
ubican mayoritariamente en el lado chileno sobre la frontera, y el dique de
colas para los químicos y minerales excedentes del lado argentino, pegado a la
zona donde actualmente funciona la mina Veladero, lo que se dice un gran
complejo integrado.
¿Qué conclusión sacamos de todas estas
auditorías? ¿Barrick se porta mal del lado chileno y hace las cosas bien del
lado argentino? Sabemos la respuesta. Aunque no podés pedirle al lobo inocencia
si vos mismo lo metiste al gallinero.
Y no es sólo Gioja. El gobierno nacional,
ferviente impulsor de la megaminería, no puede desentenderse de la
responsabilidad que le cabe. Dice clarito la Ley 26.639, de Protección de
Glaciares en el artículo 15, objetado judicialmente por la empresa y luego
ratificado por la Corte Suprema: 180 días de plazo a partir de la sanción para
realizar una auditoría ambiental en zonas con actividades prohibidas
identificando si existen impactos causados o a futuro. Respecto a las funciones
de la Autoridad Nacional de Aplicación, la Secretaría de Ambiente, deberá
“elaborar un informe periódico sobre el estado de los glaciares y el ambiente
periglacial existentes en el territorio argentino, así como los proyectos o
actividades que se realicen sobre glaciares y el ambiente periglacial o sus
zonas de influencia, el que será remitido al Congreso de la Nación”;
también“asesorar y apoyar a las jurisdicciones locales en los programas de
monitoreo, fiscalización y protección de glaciares”, de acuerdo a los términos
señalados en la ley.
A diferencia de Chile, no existe aquí la
posibilidad de participación o contralor por parte de las organizaciones en
estas inspecciones. Pero está la obligación de la autoridad de aplicación de
rendir cuentas al Congreso de la Nación sobre lo actuado en ese sentido. Desde
el ámbito parlamentario se debe insistir con el cumplimiento de esta ley,
haciéndose eco de la lucha de miles de argentinos y argentinas en defensa del
agua que hicieron posible su sanción, cada vez más hermanados con los pueblos
chilenos que caminan en igual sentido.
Abrir de una vez por todas el postergado
debate “serio y responsable” (como le gusta decir a Cristina, mientras mira
cómo se reprimen las protestas) sobre qué minería necesitamos como país. Y
frenar esta enorme sangría de riquezas que profundiza la pobreza, promueve la
corrupción y el clientelismo como modo de supervivencia, rematando la vida y la
salud de nuestras futuras generaciones.
Silvia Ferreyra
ISEPCI
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