Hasta el 90% de un aparato electrónico es reciclable y
algunos de los materiales que se obtienen son de alto valor. A pesar de ello,
en América Latina sólo se recicla alrededor del 10% de los desperdicios.
Escrito por Veronica Smink BBC Mundo |
Pero ese afán por estar al día con los avances tecnológicos
tiene una contracara: la inmensa cantidad de basura electrónica que se acumula
por el desuso.
Mucha gente es consciente de que esos dispositivos contienen
algunas sustancias tóxicas para el medio ambiente y por eso la mayoría guarda
sus aparatos viejos en un cajón o algún rincón de la casa o la oficina. Otros,
directamente los botan a la basura.
Lo que no saben muchos consumidores de tecnología es que
esos celulares viejos y computadoras que dejan de usar esconden una riqueza
oculta: oro, plata, cobre y otros minerales y metales preciosos que podrían ser
reutilizados.
A pesar de que cada aparato contiene una cantidad mínima de
estas sustancias, agrupadas constituyen una verdadera fortuna.
Así lo advierte la organización ambientalista Greenpeace,
que lanzó una campaña en Argentina para tratar de crear conciencia sobre este
tema.
Según el grupo ecologista, si el país hubiera reciclado los
10 millones de teléfonos celulares que fueron descartados en 2011, habría
obtenido casi US$12,5 millones en oro, US$1,8 millones en plata y US$664.000 en
cobre.
La situación en Argentina es similar a la del resto de la
región. De acuerdo con cifras compiladas en 2010 por la Plataforma Regional de
Residuos Electrónicos en Latinoamérica y el Caribe (Relac), mientras que en
Argentina los ciudadanos tiran unos 3 kilogramos de basura electrónica cada
año, en el resto de América Latina la cifra oscila entre 2,4 y 4,2kg.
Los ambientalistas creen que esa cantidad pudo haberse
duplicado en estos dos años.
“El problema es que no hay estadísticas oficiales”.
¿Por qué no se recicla?
Hasta el 90% de un aparato electrónico es reciclable y
algunos de los materiales que se obtienen son de alto valor. A pesar de ello,
en América Latina sólo se recicla alrededor del 10% de los desperdicios. ¿A qué
se debe?
Un empresario argentino que se dedica a la industria del
reciclado y trabaja para el Grupo Pelco, una de las 5 operadoras habilitadas
por las autoridades argentinas para reciclar, explicó que el gran problema es
la falta de logística.
“Reciclar los RAEE es muy redituable pero sólo si el
productor se encarga de transportar los aparatos viejos hasta la empresa de
reciclado”, señaló.
“Si las empresas que reciclan tienen que retirar los
productos, el negocio no cierra”, admitió.
Es por esto que tanto la industria del reciclaje como las
organizaciones protectoras del medio ambiente abogan por que se sancione una
ley que obligue a los fabricantes a ocuparse de recolectar los aparatos que
ellos mismos produjeron.
En Estados Unidos, Europa y otros países desarrollados
existe legislación que obliga a los fabricantes a ocuparse de los deshechos que
ellos crearon.
A pesar de que en América Latina la basura electrónica se
acumula a grandes pasos, aún no hay leyes que regulen el reciclado de los RAEE.
Sólo Costa Rica y Colombia aprobaron decretos que legislan sobre el tema.
En Argentina un proyecto de “Ley de Basura Electrónica”,
impulsado por las organizaciones ambientalistas, recibió media sanción del
Senado en 2010, pero si no es debatido en 2012 por la Cámara de Diputados
perderá su estado parlamentario.
Más reciclado, menos minería
Según Greenpeace, reciclar los residuos eléctricos y
electrónicos no sólo permitiría reusar la mayor parte del aparato viejo y
asegurar el correcto tratamiento de las sustancias tóxicas que de otra forma
podrían contaminar el medio ambiente.
Otra ventaja del reciclado es que reduciría la necesidad de
obtener nuevos metales y minerales del suelo.
“Uno de los argumentos más utilizados a favor de la
explotación minera es que la actividad provee materias primas para la
producción de aparatos eléctricos y electrónicos que se renuevan y actualizan
constantemente”, observó María Eugenia Testa, directora política de Greenpeace.
“Esta posición, además de ser una celebración irracional de
la sociedad de consumo, no contempla la urgente necesidad de reciclar y
recuperar los minerales que ya fueron extraídos y utilizados en la etapa de
producción de un aparato que hoy es tirado literalmente a la basura”, señaló a
través de un comunicado.
La minería, en especial a cielo abierto, ha causado mucha
controversia en Argentina en los últimos meses, con un aumento de las protestas
sociales en varias zonas mineras.
Se estima que en la última década el número de proyectos
mineros en Argentina creció en más de un 1.000% y el oro y el cobre se
convirtieron en la cuarta exportación más importante del país.
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