En su último libro, La Pachamama y el humano (editorial
Colihue), el juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación señala cómo se
ignoró a la naturaleza en el pensamiento jurídico y rescata el tratamiento que
esta tiene en las constituciones de Ecuador y de Bolivia. "La Pachamama es
un símbolo universal", afirma.
Publicado el 27/05/2012 - E1 artículo 1 del Código Civil
establece que "persona es todo ente susceptible de adquirir derechos y
contraer obligaciones". Leyendo su nuevo libro, La Pachamama y el humano,
uno puede preguntarse: ¿cuáles son los derechos que tiene la naturaleza?
- Sí, el concepto de persona es un concepto que se ha ido
ampliando. Fue necesario que en el año 1948 se reunieran y dijeran que
"todo ser humano es persona" Ah, ¡qué novedad! De modo que no nos
olvidemos de que en el siglo XIX una sentencia de Habeas Corpus desató la
Guerra de Secesión, o que más tarde el filósofo Hegel dijo que
"persona" es aquel que ha superado un espíritu subjetivo, la
conciencia. Que luego los nazis hablaron de subhumanos y demás cosas. El
concepto de persona es un concepto complejo, pero la novedad es reconocer el
carácter de persona a los entes de la naturaleza; es decir que se les da el
carácter de persona. Hay una primera etapa en que se reconoce hasta la
responsabilidad penal de los animales -en la Edad Media-, una segunda etapa en
que se abre la protección, y luego una etapa ecológica, en la cual lo que se
hace es tratar de proteger al medio ambiente, pero siempre en función de lo
humano. ¡Cuidado! Estamos en el mismo nivel, estamos integrando un conjunto. Es
decir, formamos parte del planeta que está vivo y que tiene una delicada red en
la cual todos nos integramos. Y no es que el planeta se va a morir. No, los que
nos vamos a morir somos nosotros. Si fracasamos, el plantea puede estornudar y
sigue… lo cual es impactante. Creo que se abre una etapa de un
constitucionalismo que sale de lo teocéntrico y antropocéntrico, una etapa que
coloca la vida del planeta en el centro.
- ¿Cómo relacionó a la Pachamama con el Derecho?
- Justamente, las constituciones de Ecuador y de Bolivia
invocan a la Pachamama y de allí derivan las reglas del buen vivir. Son reglas
de coexistencia, no reglas que me prohíben estar en la naturaleza, explotarla
para vivir, en la medida en que necesito vivir porque tenemos que convivir. Es
eso lo que quiere significar. Hay acólitos de la Pachamama. El enano Coquena:
Cazando vicuñas anduve en los cerros. Heridas de bala se escaparon dos.- No
caces vicuñas con armas de fuego; Coquena se enoja, - me dijo un pastor. La
simbología es una regla del buen vivir que nos dice que somos parte de eso y
coincide con la tesis de algunos científicos norteamericanos, la de la
hipótesis de Gaia. Son dos culturas diferentes que sostienen lo mismo. La
hipótesis de Gaia implica pertenencia a la Tierra, al planeta. La Pachamama es
un símbolo universal. Es un fenómeno interesante porque cuando el cura Hidalgo
declaró la independencia en México, salió al balcón con el estandarte de la
Virgen de Guadalupe y es una virgen morena -más allá de lo que signifique para
la Iglesia Católica- y es un símbolo mexicano. Cuando los soldados zapatistas
entraron en el Distrito Federal llevaron como estandarte a la Virgen de
Guadalupe. Y de allí hacia el sur, llegamos hasta la Difunta Correa.
- ¿Por qué unió en el libro lo ético, lo jurídico y lo
filosófico?
- Justamente, la cuestión es cómo se manejó el pensamiento
filosófico occidental con respecto a la naturaleza. En un momento dado, el ser
humano quiso proclamar su monopolio de la racionalidad. El ser humano con su
racionalidad quiso proclamar la naturaleza. El racionalismo europeo nace con
Descartes y manifestaba: los racionales somos nosotros, los animales son
máquinas. Hay un balbuceo en Kant que no queda claro; nunca arreglaron cuentas
con la naturaleza…
- Tanto las constituciones de Ecuador y Bolivia incorporaron
una relación de paridad entre la naturaleza y el humano ¿Imagina que estas
iniciativas puedan llegar a la ONU?
- Calculo que sí. Sé que algunas personas, como el
presidente de Ecuador, están haciendo gestiones en ese sentido. Es interesante
consignar que el Código Civil alemán, el suizo y el francés colocan al animal
en la condición de cosa. Hay algo que va cambiando en esto y algo que va
mutando, y hay que ser demasiado ciego como para no darse cuenta y no ver el
avance, si no vamos hacia una catástrofe. Estos fenómenos de daño al medio
ambiente provocan daños, desplazamientos y luego genocidios.
- Usted dice que en el libro no se habla de ambientalismo
sino de la necesidad de cambiar el eje. ¿Cuál es la diferencia?
- Claro, de cualquier manera hay ambientalismo anárquico,
ambientalismo marxista y además hay diferentes corrientes. Pero esto no
significa que hay que proteger al medio ambiente para proteger al ser humano;
esto es insertar al ser humano dentro del planeta -lo cual al ser humano le da
miedo-. La capacidad de escucha y de pertenencia que tenemos nosotros no la
tiene otro animal, por lo tanto tenemos más responsabilidad. No tenemos que dar
marcha atrás con la tecnología, pero somos parte de un planeta que debemos
cuidar.
- ¿Cómo podría el hombre establecer un diálogo con los ríos,
las montañas, para así "pertenecer a la naturaleza"?
- Es muy difícil, eso requiere un cambio civilizatorio y uno
sobre la forma de conocimiento. Desde el siglo XII o XIII tenemos una forma de
conocimiento inquisitorial. Foucault dice que preguntamos por interrogación,
interrogamos al objeto que queremos conocer. No lo hacemos por diálogo sino que
estamos en un plano superior, interrogamos con un interés. Si interrogamos a la
vaca es para sacarle más leche; la vaca no se entera, me contesta como vaca:
muge. Pero no estoy preparado para recibir la totalidad de la respuesta, el
resto de la respuesta, sino sólo para recibir el dato de sacarle más leche. La
etimología lo aclara; objeto es algo que se lanza en contra y sujeto es algo
que se empuja para abajo. Esa forma de conocimiento señorial representa un
gravísimo inconveniente porque me coloco en un plano superior al otro. A lo que
nunca llegamos es a la forma de conocimiento a través del diálogo: lucha,
inquisitio, dialogus. San Francisco hablando con el hermano lobo. Tomamos el
lobo y le disparamos en la cabeza con una escopeta. El grado de civilización no
lo hemos logrado por la falta de conocimiento.
- Es lamentable porque nos hace falta ese grado de
humanidad.
- Y no lo hemos logrado entre nosotros mismos, justamente
por ese desequilibrio pragmático-funcional del hombre para adquirir poder.
- En una entrevista usted manifestó que "las
comunidades indígenas que están dentro del territorio argentino deberían tener
algún tipo de representación política: Hay sectores que no reconocen al Estado
y si bien muchos motivos para reconocerlos no tienen, habrá que paulatinamente
ir dándosela" ¿Cree que aún esto es así?
- Sería deseable pero es difícil. Todavía no es así porque
son comunidades pequeñas y están muy desperdigadas en el territorio -por eso no
son "negocio político"-. Nuestra realidad es desventajosa para ellas.
No es lo mismo lo que sucede en Perú, Ecuador o Bolivia, donde son muy
numerosas y están asentadas en un solo lugar. Tenemos que pensar otra forma de
articulación.
- ¿Qué libro de cabecera elige de su extensa biblioteca?
- La Divina Comedia, o Canción de Navidad, de Dickens.
Entrevista: diario La Gaceta de Tucumán.
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