En el Día de la Pachamama, el biólogo Raúl
Montenegro alertó sobre los puntos más sensibles del ecosistema de nuestro
país: desmontes masivos, contaminación del suelo y hasta un posible derrame
nuclear.
Este pasado lunes empezó el mes de la Pachamama, está bien,
pero mucho para festejar no tenemos. Porque a los problemas sociales y
económicos que vive el país habría que agregarle otro, quizás más importante,
pero muchas veces invisible: el deterioro de nuestra naturaleza. En diálogo con
Cítrica, el biólogo y premio Nobel Alternativo, Raúl Montenegro, reconoció que
la situación se agudiza año tras año. Y nada hace presagiar un cambio: “Argentina está en la peor situación
medioambiental de su historia”, dice el representante de la FUNAM en el
Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas.
¿Por qué es el peor momento de la historia?
Porque no hay sitios del país en que no se haya retrocedido
en este aspecto. Desde todo punto de vista: desmontes, uso de plaguicidas,
contaminación industrial, contaminación de las aguas, riesgo de un derrame
nuclear. Se ha destruido, por ejemplo, el 82% de los bosques nativos. Nunca
antes hubo tan poca superficie cultivada. Nosotros consideramos, con criterio
conservador, que hay alrededor de 12 millones de personas expuestas a los
efectos de los plaguicidas. Por año se vuelcan 310 millones de litros de estas
sustancias en los suelos de Argentina. La consecuencia está a la vista: el país
tiene la más baja biodiversidad de toda su historia y, al mismo tiempo, es el
momento en que más organismos transgénicos se utilizaron.
Se refirió a un posible riesgo nuclear, algo impensado para buena parte
de los argentinos.
Es otro punto crítico. Argentina tiene tres lugares:
Embalse, Atucha y Atucha II. En caso de un accidente nivel VII en la escala de
INES, que es el parámetro para medir los accidentes nucleares, un hecho de las
características de lo que sucedió en Chernobyl o Fukushima, el impacto
alcanzaría de 500 a 700 kilómetros.
En este panorama tan negativo, ¿hubo algún avance en el último tiempo?
Sí. Existen numerosas iniciativas. Por ejemplo,
la agricultura orgánica o los nuevos parques para desarrollar energías con
fuentes sustentables hacen que se atenúen determinadas problemáticas vinculadas
al ecosistema. Pero tiene que quedar algo en claro: no hay relación entre el
crecimiento de lo malo con el crecimiento de lo bueno. Todo pasa en un contexto
en el que la mayor parte de la sociedad no tiene una verdadera dimensión de lo
que está sucediendo. Es entendible: la mayor parte de la población vive en
ciudades, y allí es más difícil percibir los problemas. Esa falta de percepción
ayuda a que esta problemática no se detenga. Fuente: revistacitrica.com.ar