viernes, 30 de mayo de 2014

La peligrosa construcción de un “relato” sobre el fracking

Por MARISTELLA SVAMPA

El gobierno kirchnerista es un gran productor de relatos mistificadores, que buscan hacer de la “necesidad” una “virtud”. Ha venido haciéndolo durante estos once años, sobre todo a partir de 2008, en todos los campos: económico, político, social, comunicacional. La cuestión de la expropiación parcial de YPF y el avance del fracking o la explotación del gas no convencional no son una excepción en ello. Todo lo contrario: hoy son el centro de una estrategia comunicacional intensa, dirigida a eliminar cualquier duda o interrogante acerca de las grandes controversias e incertidumbres que despierta –aquí y en otras latitudes- la utilización de la fractura hidráulica o fracking.

A fines de agosto de 2013, en un escenario de represión, la legislatura neuquina aprobó el bochornoso convenio entre YPF y Chevron. A partir de ahí, asistimos a una fuerte ofensiva comunicacional, cuya primera etapa incluyó la publicidad gubernamental y la solicitada del Instituto Argentino de Gas y Petróleo (IAPG), sobre los mitos del fracking. Cabe mencionar que el IAPG, lejos de ser un organismo meramente técnico o neutral, representa a las grandes empresas del sector, desde Chevron, Panamerican Energy, Petrobras y Apache, entre otras. A este primer momento, le siguió una nueva ofensiva comunicacional que apunta a instalar la idea del “buen fracking”, identificando deliberadamente empresa nacional (YPF), soberanía energética y defensa de los hidrocarburos no convencionales (shale gas). Enumeremos algunos hitos de esta estrategia comunicacional:

A fines de 2013 YPF financió un número completo de la revista National Geographic, con el título de “Viaje al centro de Vaca muerta”. “Vaca Muerta es el nombre-utopía realizable de los que ven en su exploración la posibilidad de recuperar el autoabastecimiento energetico”, dice la revista, describiendo las etapas del fracking, el porvenir venturoso de Añelo, junto a un entusiasta reportaje a Galuccio, CEO de YPF, además de magníficas fotografías. También hay una entrevista editada a la comunidad Kaxipayin (que tiene un largo juicio con Repsol por contaminación, en Neuquén), que es muy ambigua, pues se señala que “se oponen al fracking apelando al sentido común” (o sea, no es científico), y que llegaron en 1885, provenientes de Azul, y que sus tierras fueron entregadas por el gobierno nacional por su participación junto al ejercito en la campaña del desierto (según consigna un libro publicado por Repsol en 2004). Esta edición especial de National Geographic fue distribuida entre los diputados y senadores nacionales y, suponemos, sus homónimos de las diferentes provincias (por caso, la recibieron los diputados de la ciudad de Buenos Aires), acompañada de una carta firmada de puño y letra por Galuccio. Asimismo, como ya sucedió con la megaminería en 2012, la campaña incluyó invitaciones y visitas de periodistas a diferentes yacimientos.

Pero además, la campaña está orientada a convencer a la sociedad. Por ejemplo, este verano YPF colocó un simulador del fracking en Pinamar “de última generación” con el objeto, según dice un sitio oficialista, de “desmitificar algunas de las ideas que giran en torno al procedimiento de estimulación hidráulica, como que se ponen en riesgo las napas de agua y se utilizan químicos peligrosos”. Por último, hay una vasta propaganda televisiva (que incluyó un personaje en una telenovela), en la cual constantemente aparecen trabajadores de YPF –hombres y mujeres- con la imagen de un pozo en Vaca Muerta detrás, asegurando que lo de ellos es una tarea profesional, trasmitiendo la idea de trabajo, eficiencia, seguridad, certezas, soberanía…

Resulta difícil desmontar tamaña ofensiva publicitaria, que identifica soberanía hidrocarburifera con soberanía energética. Claro está, no son lo mismo, pero teniendo en cuenta que nuestra matriz energética es un  90% dependiente de los combustibles fósiles, la asociación aparece naturalizada. Pero aún así, el gobierno va por más: su objetivo comunicacional es construir un relato; hacer de la necesidad una virtud, esto es, instalar la idea de que el fracking no sólo es necesario, sino también bueno. La potencia de la campaña en clave nacionalista es tal, que las voces disidentes hoy tienen escasos espacios para expresar sus posturas. Cada vez más se instala entonces un discurso único sobre el fracking, frente al cual se doblegan aquellos que también buscan creer, olvidar las dudas, dejar atrás los cuestionamientos, y apostar a una visión eldoradista, en función de las grandes reservas de Vaca Muerta.

Una excepción en este escenario cada vez más monocorde es la del obispo de Neuquén, Virgilio Bressanelli, quien hace unos días difundió una cartilla sobre el fracking, para advertir sobre los “temores” que éste suscita, no sólo en Argentina sino en otros países, y sobre la escasa credibilidad de las empresas y del gobierno neuquino. El obispo volvió a colocar preguntas, instalar dudas, señalar incertidumbres, recordar hechos recientes de contaminación. También señaló la importancia del principio precautorio, la licencia social y la criminalización de la protesta, retomando un documento firmado por el Concejo Episcopal Latinoamericano en el Perú, en 2011. En su presentación, por último, no se privó de cuestionar a las universidades, que reciben dinero de las mineras.

Bressanelli, quien continúa la labor del inolvidable Monseñor Jaime De Nevares en la defensa de la vida, no es un recién llegado en la temática ambiental, a la cual sigue hace años: intervino en Esquel, hace más de una década, cuando se cuestionó la megaminería, siguió de cerca lo ocurrido en Loncopué; y recientemente tuvo una breve pero destacada participación en el filme de Pino Solanas, La guerra del fracking.

Finalmente, frente a esta enorme batalla comunicacional emprendida por YPF, que apunta a trasmitir certeza, seguridad y eficiencia, y sobre todo ahogar cualquier intento de crítica, es bueno recordar que en el campo del shale gas hay muy malos antecedentes (en Estados Unidos) y una gran incertidumbre. Pese a ello, el gobierno está construyendo un gran relato mistificador, no sólo sobre la “deuda buena” (¡como dijo un periodista de las filas del oficialismo respecto del pago de la indemnización a Repsol!), sino también acerca del “buen fracking”, sin importar si por esta vía consolida un modelo de maldesarrollo, basado en el cortoplacismo de las decisiones, el despojo económico y la impunidad ambiental.

MARISTELLA SVAMPA es escritora e investigadora del CONICET. Forma parte del grupo de intelectuales “Plataforma 2012″. Fuente: www.vanguardiaps.com.ar

miércoles, 21 de mayo de 2014

La alta tasa de mortalidad de abejas amenaza su supervivencia

En Estados Unidos, el ritmo al que están desapareciendo las colonias de abejas dificultan su supervivencia en el largo plazo.
En Estados Unidos, las abejas son las encargadas de polinizar al menos un cuarto de los alimentos que se consumen, esto incluye cultivos como frijoles, manzanas, almendras, entre otros. Sólo esto podría explicar la importancia de mantener sana la población de abejas en los diferentes estados.
Una gran cantidad de estudios, no sólo del país sino de otras partes del mundo, vinculan de forma directa el uso de pesticidas, en especial los neonicotinoides, con la muerte masiva de abejas por el Trastorno de Colapso de Colonias (CCD) al grado de que en Europa se han prohibido al menos 3 de los más utilizados.

La situación en Estados Unidos dista de ser la de Europa, en este país se siguen utilizando los mismos pesticidas mientras las grandes compañías productoras como Bayer, Dupont, Monsanto y Syngenta promueven su uso en las semillas que producen y alegan que el CCD obedece a otro tipo de factores como los ácaros y diferentes parásitos que las afectan.

Según el reporte anual del Departamento de agricultura de los Estados Unidos (USDA), la pérdida total de colmenas de abejas en el país durante el invierno de 2013-2014 fue de 23.2%. Aunque la cifra mejoró en comparación al conteo de 2012-2013, que fue de 30% de pérdida, no significa que sea una buena señal.

El ritmo al que se han perdido las colmenas de abejas durante los últimos 8 años, no asegura la supervivencia de las mismas en el largo plazo. Las tasas de mortalidad son aún muy altas y de seguir con las mismas prácticas, esto no pinta para mejorar. La siguiente gráfica muestra el porcentaje de pérdida de colmenas en el país. Fuente: www.veoverde.com/

martes, 20 de mayo de 2014

La Tierra, cambios profundos en 2050

De los trópicos a lo polos, el calentamiento global habrá transformado el planeta de forma incontestable en pocas décadas. Los impactos serán económicos y humanos
La geotransformación ha comenzado. El planeta Tierra está inmerso en un cambio insólito, por lo acelerado que, de una manera o de otra, con efectos diferentes aquí o allá, llega a todos los lugares. “A mediados de siglo las evidencias del cambio climático, en aspectos que ahora pueden no ser aún muy visibles, serán incontestables”, dice el experto Manuel de Castro. Muchos países no tendrán capacidad económica para poner en marcha medidas de adaptación que eviten los impactos más adversos. Los desarrollados seguramente sí, pero con un coste alto. En España, por ejemplo, solo la subida del nivel del mar hacia 2050, en algunas provincias, puede suponer un coste equivalente a entre el 0,5% y el 3% de su PIB, que llegaría al 10% a finales de siglo, según un reciente estudio liderado por Íñigo Losada, director de Investigación del Instituto de Hidráulica Ambiental de Cantabria.

Las temperaturas seguirán aumentando y, hacia 2050, la media global será entre uno y dos grados más alta que ahora, dependiendo de cuántos gases de efecto invernadero se emitan. “Y eso es mucho: hay que tener en cuenta que se ha fijado, el límite de dos grados de aumento, aproximadamente, desde la época preindustrial, como máximo a no superar para evitar las peores consecuencias, y a mediados de siglo estaremos muy cerca o ya en esos dos grados”, continúa De Castro, catedrático de Física de la Tierra de la Universidad de Castilla-La Mancha. Hay que tener en cuenta, recuerda, que desde la época preindustrial, hacia 1780, la temperatura media del planeta ha subido ya 0,8 grados y —no se cansan de repetir los científicos— no es que la Tierra no haya sufrido cambios climáticos en el pasado; al contrario, han sido abundantes, pero no hay registro de ninguno tan rápido como el actual. La gran novedad, además, es que en esta ocasión se debe a la actividad humana. “Es Física: se refuerza el efecto invernadero por las emisiones, sobre todo de los combustibles fósiles, y el planeta se calienta”, afirma taxativamente De Castro.

La convulsión del clima tiene múltiples manifestaciones, efectos y retroalimentaciones. “A mediados de siglo, el Ártico será un océano libre de hielo en verano, con importantes rutas de navegación y transporte marino, así como grandes puertos e infraestructuras asociadas”, describe Carlos Duarte, del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA, CSIC-UIB). Y más sobre el Ártico dentro de 50 años: “Muchas especies asociadas al hábitat del hielo, como el oso polar, focas, morsas y algas, se encontrarán en un estado crítico de conservación o se habrán extinguido, mientas que muchas otras, como el bacalao, gambas, bosques de algas y praderas submarinas se habrán extendido creando nuevos ecosistemas con nuevas funciones y servicios a la sociedad”, añade este oceanógrafo experto en los confines septentrionales de la Tierra.

Otra extensa parte de planeta que habrá cambiado dentro de unas décadas es la Amazonia, que puede sufrir una deforestación acelerada por el efecto combinado de las sequías prolongadas y los incendios, como muestra un trabajo publicado en Proceedings (Academia Nacional de Ciencias, EE UU) por Paulo Monteiro Brando (Instituto de Pesquisa Ambiental da Amazonia) y sus colegas. “Las interacciones entre el clima y los cambios del uso de la Tierra pueden desencadenar la extensa degradación de las selvas amazónicas; los incendios de alta intensidad asociados a los fenómenos meteorológicos extremos pueden acelerar esta degradación incrementando abruptamente la mortalidad de los árboles”, explicaban hace un mes.
Los estudiosos del clima puntualizan que las proyecciones climáticas no consisten en predecir el tiempo meteorológico que hará dentro de 50 años, en una semana concreta en una localidad determinada. No se trata de una predicción del tiempo a larguísimo plazo, sino de identificar los rasgos y de calcular los cambios del clima de la Tierra y sus posibles manifestaciones en la medida en que se vayan acumulando más o menos gases de efecto invernadero en la atmósfera. “La precipitación media global dentro de 50 años aumentaría entre un 5%, en el escenario más favorable de menor concentración de gases de efecto invernadero, y un 15% de incremento en el escenario más desfavorable”, resume De Castro. “Pero su distribución será muy desigual entre regiones. Como regla general, las zonas húmedas recibirán más precipitaciones y las áridas, tendrán menos lluvias, con pocas excepciones”.

Tampoco el cambio en las temperaturas será uniforme, de manera que habrá entre un 20% y 70% menos días de frío extremo respecto a los actuales, especialmente en latitudes altas, mientras que el número de días de calor realmente alto aumentará entre un 30% y un 250%, sobre todo en latitudes medias. Y la duración e intensidad de las sequías es probable que aumenten en regiones como la cuenca del Mediterráneo, Europa Central, Centroamérica, noroeste de Brasil y Suráfrica, apunta el catedrático de Castilla la Mancha. En la península Ibérica “los inviernos será un poco más suaves y, aunque seguirá habiendo días muy fríos, serán menos frecuentes; los veranos serán mucho más tórridos y las precipitaciones serán menos abundantes entre abril y octubre”.

Millones de personas notarán el cambio climático directamente en las regiones costeras que el mar, al subir, se habrá comido literalmente o erosionado mucho. Algunas islas, como varias del Pacífico, o las Maldivas, tendrán problemas serios de pérdida de habitabilidad por áreas sumergidas o por la salinización de acuíferos. Los deltas de los ríos se verán afectados, además de playas y costas en todo el mundo, con impacto enorme, por ejemplo, en el turismo.

En España, el aumento del nivel del mar afectará a toda la costa. Será notable en el delta del Ebro o zonas bajas como la desembocadura del Guadalquivir o Huelva; el impacto será destacable también en puertos e infraestructuras costeras, incluso con pérdida de operatividad en muchos casos, y se perderá gran parte de las playas encajadas en las costas del Cantábrico y de la Costa Brava”, explica Losada. Advierte de que las grandes y dañinas tormentas que ha sufrido este invierno la costa norte española pueden ser más habituales dentro de pocas décadas.
La subida del nivel medio del mar desde 1900 ha sido de unos 20 centímetros, y los valores proyectados para 2050 están entre 24 y 29 centímetros más”, resume Losada. ¿Y ese crecimiento del agua, de dónde saldrá? La mayor parte, responde este experto, se debe a la expansión térmica del agua, la dilatación de un material que se calienta, pero también de la fusión de los glaciares y las masas de hielo en Groenlandia, Ártico y Antártida. “Por ejemplo, si se fundiera la masa de hielo que cubre Groenlandia, lo que sería posible excediendo temperaturas globales por encima de dos o cuatro grados respecto a la preindustrial, se estima una subida del nivel medio del mar global de hasta siete metros”, explica Losada. Pero eso sería, en todo caso, mucho más allá de finales del siglo XXI. De momento, las tres evidencias claras de cambio climático en el océano son: subida del nivel, calentamiento del agua y acidificación de la misma, con gran impacto en prácticamente todas las especies marinas y muy especialmente en los corales.

Los trópicos se están ampliando hacia latitudes cada vez más altas, y el proceso seguirá. No solo la frontera con las latitudes medias, determinada por la circulación atmosférica específica de la banda ecuatorial, se desplaza hacia el Norte y el Sur arrastrando sus condiciones de vientos secos y desiertos. Desde 1979, el cinturón atmosférico tropical se ha ensanchado entre 225 y 530 kilómetros, sumando el efecto en ambos hemisferios. Además, según han anunciado dos equipos científicos hace poco, la fase más intensa de los ciclones tropicales, como huracanes y tifones, se desplaza igualmente con el ensanchamiento del trópico. Las migraciones de millones de personas huyendo de las zonas más acosadas por la sequía serán seguramente una realidad dentro de 500 años.

Para finales de siglo, muchos de estos efectos del calentamiento global se habrán agudizado y otros habrán empezado a mostrarse con toda claridad. “Lo seguro es que dentro de 50 años ya no habrá climaescépticos”, concluye De Castro, “puesto que hará tiempo que las evidencias del calentamiento global antropogénico habrán llegado a ser absolutamente incontestables”.

Fuente: elpais.com

El colesterol bueno reduce la expansión de las células del cáncer

Un trabajo con cultivos celulares dirigido desde Barcelona sugiere nuevas vías contra la metástasis
El colesterol malo es un factor de riesgo bien conocido para el infarto y otras enfermedades vasculares. Pero un equipo internacional dirigido por Carlos Enrich, de la Universidad de Barcelona, le apunta ahora también como un probable responsable de las metástasis, las réplicas de un tumor en otros órganos que suelen matar a los pacientes de cáncer. En modelos celulares del cáncer humano, los científicos demuestran que el colesterol malo (LDL, o lipoproteínas de baja densidad) estimula a las células cancerosas a moverse y diseminarse. A la inversa, el colesterol bueno (HDL, o lipoproteínas de alta densidad) se opone a esos mismos mecanismos moleculares. El trabajo indica una nueva estrategia contra la metástasis, el verdadero verdugo de las personas con cáncer.

La metástasis es uno de los grandes asuntos que hacen el cáncer tan difícil de tratar”, dice Enrich, “y los investigadores reconocen desde hace tiempo que un mejor entendimiento de la diseminación del cáncer puede darnos la oportunidad de mejorar el tratamiento del cáncer”. Enrich ha dirigido un equipo del departamento de Biología Celular de la Universidad de Barcelona y otros institutos de la misma ciudad, junto a las universidades de Sidney, Brisbane y Nueva Gales del Sur en Australia, Atenas y Hamburgo. Los 22 investigadores publican el trabajo en Cell Reports.
Las células del cuerpo humano se unen a sus vecinas mediante unas proteínas de su membrana llamadas integrinas. “Funcionan como un velcro”, explica Enrich. Las diferentes configuraciones de ese velcro, sin embargo, también están implicadas en la diseminación de las células cancerosas desde su tumor original hasta otros tejidos vecinos, o a otros órganos lejanos a través de la sangre o el circuito linfático (de ahí el frecuente interés de los médicos por examinar los nódulos linfáticos). Las integrinas tienen un papel esencial en la capacidad de esas células viajeras para adherirse a los nuevos órganos e invadirlos.

Y es justo ahí donde interviene el colesterol: en el tráfico intracelular que determina qué integrinas y cuántas se integran en la membrana de la célula cancerosa. “Lo que más nos interesó es que el colesterol, una de las principales grasas de nuestro cuerpo, se revelaba como necesario para mantener las integrinas en la superficie de las células cancerosas”, explica Enrich sobre la génesis de su trabajo. “Pero hasta ahora no se sabía de dónde venía ese colesterol, ni cómo se le podría manipular para ayudar en el tratamiento del cáncer”. Esto es lo que aclara la nueva investigación.

El colesterol es insoluble en la sangre, como cualquier grasa es insoluble en agua. Para viajar por la sangre tiene que unirse a complejos de proteínas, formando lipoproteínas (grasas unidas a proteínas), que vienen en dos modelos: las de baja densidad (LDL) transportan el colesterol recién sintetizado en el hígado hasta otros órganos; las de alta densidad (HDL) retiran el exceso de colesterol de esos órganos y lo devuelven al hígado. Idealmente, el hígado se entera así de que ya sobra colesterol y deja de sintetizarlo, o incluso empieza a degradarlo.

Los términos malo (LDL) y bueno (HDL) se acuñaron en el contexto de la enfermedad cardiovascular, porque las LDL son la fuente primordial de colesterol para los depósitos escleróticos que van obturando las arterias. Las HDL no solo evitan servir colesterol a esos depósitos, sino que lo retiran de ellos en ciertas condiciones.


Pero ahora, curiosamente, los términos bueno y malo se pueden extender al ámbito completamente distinto de la metástasis tumoral. También ahí, por lo que indica la investigación de Enrich y su equipo, el colesterol malo (LDL) estimula la capacidad invasiva de las células cancerosas, mientras que el bueno (HDL) la reduce. Parece ser que, en este asunto al menos, el que es bueno, lo es en cualquier parte. Fuente: elpais.com

domingo, 11 de mayo de 2014

El CO2 vacía de nutrientes los alimentos básicos

UXBRIDGE, Canadá - Los crecientes niveles de dióxido de carbono (CO2) harán mucho menos nutritivos los cultivos de alimentos básicos, como el arroz y el maíz, según un estudio de la Universidad de Harvard.

Importantes cultivos tendrán niveles más bajos de zinc y hierro a mediados de este siglo, si no se reducen las emisiones de CO2 procedentes de la quema de combustibles fósiles, sostiene un análisis sobre los experimentos de campo realizados en tres continentes.

Dos mil millones de personas ya sufren de bajos niveles de zinc y hierro. Es una carga enorme para la salud mundial”, expresó Samuel Myers, de la Facultad de Salud Pública de la estadounidense Universidad de Harvard y uno de los autores del estudio “El incremento del CO2 amenaza la nutrición humana”, publicado en la edición de la revista científica Nature del miércoles 7.

Las deficiencias de zinc y hierro tienen una amplia gama de repercusiones en la salud humana, como el aumento de la vulnerabilidad ante las enfermedades infecciosas, anemia, niveles más altos de mortalidad materna y merma del coeficiente intelectual.

Más de 2.400 millones de personas reciben estos nutrientes claves a través del consumo de arroz, trigo, maíz, soja, guisantes forrajeros y sorgo, explicó Myers a IPS.

El científico y sus colegas de Harvard evaluaron los datos obtenidos de 143 cultivos experimentales con niveles de CO2 que son 100 por ciento superiores al promedio preindustrial, ya que al ritmo actual de las emisiones industriales el CO2 de la atmósfera se duplicará para el año 2060.

El trigo cultivado en esas condiciones tiene 9,3 por ciento menos zinc y 5,1 por ciento menos hierro que las plantas con la concentración actual de CO2.

Encontramos efectos significativos de CO2 alto para todos estos cultivos, pero algunas variedades de semillas tuvieron mejores resultados que otras”, indicó Myers.

El contenido nutricional de muchos cultivos de alimentos disminuyó en los últimos 100 años, según Myers. Una razón es que los agricultores favorecieron el crecimiento rápido y el rendimiento sin tener en cuenta el aspecto de la nutrición. A eso se suma que los actuales niveles de CO2 son 42 por ciento más elevados que hace 150 años.

Los niveles más altos de CO2 ayudan a que las plantas crezcan más rápidamente, pero eso es sobre todo en forma de aumento del almidón y los azúcares”, precisó David Wolfe, profesor de ecología de las plantas y el suelo en la estadounidense Universidad de Cornell.

Hay más hidratos de carbono”, o sea almidón y azúcar, “pero menos proteínas y nutrientes”, agregó Wolfe, que no participó del estudio de Harvard.

Esta situación provoca lo que algunos llaman “alimentos huecos”, es decir, alimentos con insuficiente nutrición, que podrían ser una de las causas del rápido aumento de la obesidad. Es posible que la gente coma más para obtener la nutrición que necesita, señaló Ken Warren, portavoz de The Land Institute, un centro de investigación agrícola de Estados Unidos.
Los cultivos toman minerales, oligoelementos y otras propiedades de la tierra cada año. La agricultura moderna devuelve a la tierra algunos fertilizantes químicos que no sustituyen todo lo que se perdió, explicó Warren a IPS.

Un análisis de 2006 del gobierno británico sobre los nutrientes en la carne y los productos lácteos reveló que el contenido mineral de la leche, el queso y la carne vacuna disminuyó hasta 70 por ciento en comparación con los de la década de los 30.

El queso parmesano tenía 70 por ciento menos de magnesio y de calcio, las costillas de carne contenían 55 por ciento menos de hierro, el pollo un 31 por ciento menos de calcio y un 69 por ciento menos de hierro, mientras la leche también reveló una fuerte disminución en la cantidad de hierro y un 21 por ciento de reducción del magnesio.

El cobre, un oligoelemento importante y un nutriente esencial que se consume en pequeñas cantidades, también tuvo una caída de 60 por ciento en las carnes y de 90 por ciento en los productos lácteos, según el estudio británico.

Se cree que los cultivos de alto rendimiento y los métodos de agricultura intensiva son los factores responsables de esta situación, de acuerdo con The Food Commission, la organización independiente que publicó aquel estudio.

Los impactos medidos de los altos niveles de CO2 en los cultivos de alimentos incluidos en el estudio de Harvard no replican las temperaturas más altas y las condiciones climáticas extremas que se esperan para mediados de este siglo.

Otras investigaciones revelaron que el incremento del calor estresa a las plantas y, aunque el mayor nivel de CO2 genera plantas más grandes, su rendimiento fue mucho menor, destacó Wolfe, de Cornell.

El cultivo de alimentos en Estados Unidos será más problemático con el cambio climático, especialmente en el occidental estado de California, el suroeste y en partes de las Grandes Llanuras, según la Evaluación del Clima Nacional que el gobierno de ese país publicó el martes 6.

La evaluación, que llevó cuatro años, constituye una declaración científica concluyente sobre las repercusiones actuales y futuras de la contaminación de carbono en Estados Unidos.

El aumento previsto de las temperaturas secará las tierras, por lo que será imposible cultivar alimentos sin riego extensivo. La región ya padece una sequía desde hace 10 años que seguramente se agravará.

Las temperaturas más cálidas también aumentan la evaporación, lo que deseca aún más los suelos y quita efectividad al riego. Los recursos hídricos subterráneos también están en toda las zonas indicadas.
California y el suroeste se enfrentan a enormes problemas de agua”, advirtió Wolfe, uno de los 300 científicos que contribuyeron con la evaluación.

Añadió que “California tiene el clima perfecto para el cultivo de alimentos en este momento, pero no lo tendrá si el clima se calienta más”.

Hay pocas dudas de que California y el resto de Estados Unidos tendrán temperaturas más altas a menos que las emisiones de CO2 bajen en ese país y en el resto del mundo. Mientras la mitad occidental del país norteamericano es cada vez más seca, la mitad oriental, y en particular el noreste, recibirá lluvias más intensas y más inundaciones.

El noreste experimentará más sequías en los veranos, pero cuando lleguen las lluvias lo harán como diluvios, según Wolfe. En la última década la región experimentó un clima invernal sumamente errático.

En 2012, la calidez extrema del invierno permitió que los cultivos frutales florecieran cuatro semanas antes, pero luego se produjo una fuerte helada que generó pérdidas por cientos de millones de dólares.
La imprevisibilidad es el mayor desafío para los agricultores”, dijo Wolfe.

El científico agregó que es optimista, pero para el futuro prevé alimentos con precios más altos, por encima de lo que puede pagar la población pobre, y una gran cantidad de trastornos para las comunidades agrícolas. Los productores de alimentos estadounidenses van a necesitar ayuda para adaptarse, en cuanto a educación y financiación.

Tenemos que ir más allá de los seguros para las cosechas. El cambio es arriesgado para los agricultores y muchos no tienen los fondos para adaptarse a lo que se viene”, advirtió Wolfe.

Fuente: www.ipsnoticias.net/

sábado, 10 de mayo de 2014

Falleció el científico Andrés Carrasco

Fue el académico que confirmó los efectos devastadores del glifosato y acompañó con su investigación a los pueblos fumigados. Estuvo en La Leonesa en el momento de los incidentes donde intentaron lincharlo. Luchó contra las grandes corporaciones del agro para hacer conocer los estudios sobre los daños de agroquímicos.
Falleció Andrés Carrasco, el científico que confirmó los efectos devastadores del glifosato, acompañó con su investigación a los pueblos fumigados y cuestionó que la ciencia esté al servicio de las corporaciones.
Con más de 30 años de carrera, fue presidente del Conicet y jefe del Laboratorio de Embriología de la UBA. Tuvo descubrimientos muy importantes en la década del 80 y trabajo constante en los 90, hasta que inició su lucha contra el glifosato cuando estudió en laboratorio el impacto de los químicos en embriones.
En agosto de 2010 estuvo en Chaco, en el conocido episodio de La Leonesa. Estaba por dar su charla, pero empresarios arroceros y punteros políticos intentaron “lincharlo”. “Había concurrido a una escuela de un barrio fumigado, y no pudo hablar. Lo sorprendió la violencia de los defensores del modelo”, señala en su recuerdo el periodista de Página 12 Darío Aranda.

En el recuerdo de ese periodista queda la imagen de un luchador y lo describe con estas palabras: “Andrés Carrasco optó por otro camino: cuestionar un modelo de corporaciones y gobiernos y decidió caminar junto a campesinos, madres fumigadas, pueblos en lucha. No había asamblea en donde no se lo nombrara. No existe papers, revista científica ni congreso académico que habilite a entrar donde él ingresó, a fuerza de compromiso con el pueblo: Andrés Carrasco ya tiene un lugar en la historia viva de los que luchan”, concluye Aranda.

Su trayectoria

El doctor Andrés Carrasco realizó tareas de investigación  en diversas Universidades entre las cuales se destacan:

Universidad de Basilea. Suiza.

Instituto de Biología Celular y Molecular de de Universidad de Indiana

Departamento de Genética Molecular.  Universidad  de Texas. Houston, Texas.
1990-1992. Investigador Adjunto CONICET

1992-1995. Investigador Independiente CONICET

1995-a la fecha. Investigador Principal (Group Leader). CONICET.

1999. Profesor Visitante de Universidad de Göttingen. Germany. (September-October, 1999).

2002-Universidad de California, Irvine (UCI) USA.

Fue Miembro Activo de las siguientes Sociedades Científicas:

- Sociedad Argentina de Neuroquímica (SAN).

- Sociedad Argentina de Investigación Bioquímica (SAIB).

- Asociación Argentina de Biología del Desarrollo (AADB).

- Society of Developmental Biology. (SDB-USA)

Además dictó y participó en numerosos cursos y simposios tanto de nivel nacional como internacional y posee publicaciones  en Libros desde el año 1971 referidos a la temática “Biología Molecular y la Embriología”.

Fuente: Revista La Vaca