jueves, 7 de mayo de 2020

La Estación Experimental del Inta en Quimilí detectó pesticidas en el agua de consumo humano y animal en dos ciudades de Santiago del Estero


Monitoreo realizados en dos localidades del Este de Santiago del Estero: Sachayoj y Bandera


El modelo productivo actual que se aplica en la mayoría de las zonas agrícolas del país genera diversas dudas respecto de su sustentabilidad, entre ellas una de las más importantes se refiere a la contaminación ambiental debido al uso continuo de agroquímicos y la influencia que esto tendría sobre la salud humana. Los residuos de estos productos que quedan en el ambiente luego de su aplicación pasan a ser considerados contaminantes, ya que pueden afectar negativamente la utilidad de otros recursos, como el agua, y causar daños a corto o largo plazo sobre plantas, animales o incluso el hombre. Su movimiento hacia otras matrices ambientales puede darse por deriva directa durante la pulverización, por lavado de las moléculas junto con el agua de lluvia, ya sea a través del perfil de suelo o por escurrimiento superficial, o por arrastre de las moléculas adheridas a partículas de suelo durante procesos erosivos. Todos estos fenómenos provocan que los agroquímicos o algunos productos de su degradación puedan llegar y acumularse, por ejemplo, en reservorios de agua usados para consumo humano.

Dentro del área de influencia de la EEA Quimilí se encuentran las dos zonas agrícolas más importantes de la provincia de Santiago del Estero, que corresponden a las áreas de influencia de las localidades de Sachayoj y Bandera. Allí, la mayoría de los sistemas productivos son agrícolas, con predominancia de los cultivos de soja y maíz, y manejados bajo siembra directa, lo que implica un elevado uso de agroquímicos. Es por ello que entre los años 2014 y 2017 la EEA Quimilí llevó adelante un muestreo en los alrededores de esas localidades para determinar la presencia de distintos plaguicidas y sus productos de degradación en fuentes de agua usadas para consumo humano y animal. Los sitios incluyeron aljibes en los cuales se recolecta el agua de lluvia (el principal foco de este muestreo), represas que recolectan agua de escorrentía o traída por un canal y pozos de los que se extrae agua subterránea. En el Laboratorio de Plaguicidas de la EEA INTA Balcarce se analizó la presencia y concentración de 34 moléculas: 30 plaguicidas y 4 metabolitos secundarios.

Los resultados de este trabajo acaban de ser publicados en la revista SN Applied Sciences, en un artículo titulado “Pesticides in water sources used for human consumption in the semi-arid region of Argentina” (el link al artículo se encuentra al final de esta nota). Este artículo analiza la presencia de los principales plaguicidas utilizados en la zona, el posible origen de los mismos y su riesgo para la salud humana, y se enuncian brevemente algunos métodos para su eliminación del agua y medidas preventivas que pueden tomarse en los establecimientos agropecuarios para reducir la contaminación.

Entre las observaciones más sobresalientes, se determinó que el comportamiento ambiental de los plaguicidas estuvo regido principalmente por las características propias de los principios activos, pero la frecuencia de uso y las dosis aplicadas a campo también jugaron un rol importante a la hora de definir la presencia de un compuesto y su concentración. Es por ello que las moléculas más frecuentes correspondieron en su mayoría a herbicidas, siendo la atrazina y uno de sus metabolitos secundarios, la hidroxiatrazina (HOA), los más abundantes. Por su parte, el glifosato y el ácido aminometilfosfónico (AMPA), su metabolito secundario más importante, fueron los que presentaron las mayores concentraciones. La tabla 1 (que corresponde a la tabla 2 del artículo) resume la frecuencia de detección y las concentraciones promedio, máxima y mínima de todos los compuestos analizados.

Tabla 1. Tabla resumen de los plaguicidas y metabolitos secundarios analizados en las muestras de agua.


a HOA: hidroxiatrazina; DEA: desetilatrazina; DIA: desisopropilatrazina; AMPA: ácido aminometilfosfónico.

b H: herbicida; I: insecticida; F: fungicida; M: metabolito secundario.

c Para determinar la frecuencia se consideraron los casos > y <LQ.

d LQ: límite de cuantificación, se refiere al mínimo valor de un compuesto que puede ser determinado cuantitativamente con cierto nivel de confianza.

 Las fuentes más contaminadas fueron las represas, seguidas por los aljibes y por último los pozos. La deriva directa de las pulverizaciones no fue la única vía de contaminación ambiental: la mayor concentración de plaguicidas encontrada en las represas demuestra la importancia del escurrimiento superficial del agua en el arrastre de suelo y plaguicidas hacia fuentes superficiales, mientras que la presencia de agroquímicos en los aljibes es también explicada por la erosión de partículas de suelo (que tienen los plaguicidas adsorbidos a su superficie) por el viento que son directamente depositadas en los techos o “lavadas” de la atmósfera por la lluvia. En cuanto a los pozos y perforaciones, el suelo adsorbe las moléculas de plaguicidas que ingresan en él y presenta las condiciones propicias para su degradación evitando así su transporte a las napas, pero bajo ciertas condiciones se produce la lixiviación de los compuestos debido principalmente al flujo preferencial a través de los macroporos del suelo. Es por ello que también se encontraron plaguicidas en las muestras de agua subterránea.

La figura 1 (correspondiente a la figura 6 del artículo), que se presenta a continuación, resume lo expresado en los dos párrafos anteriores, ya que muestra el promedio de la suma de plaguicidas en cada fecha de muestreo para las distintas fuentes de agua, particionado en función del aporte de las principales moléculas. Puede observarse que una alta proporción de lo encontrado se explica por sólo 4 compuestos: dos herbicidas (glifosato y atrazina) y los productos intermedios de su degradación (AMPA y HOA, respectivamente).



Figura 1. Suma de moléculas y proporción de los principales pesticidas en (a) aljibes, (b) represas y (c) pozos para las diferentes fuentes de agua y fechas de muestreo.

En relación a los límites establecidos por el Consejo de la Unión Europea (UE), aunque sólo el 7.4% de los datos obtenidos para las moléculas individuales excedía el límite de 0.1 μg L-1, sumando todas las moléculas para cada sitio y fecha de muestreo el 73% excedió el límite de 0.5 μg L-1. En casi todos los casos, los valores medidos estuvieron por debajo de los límites de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (USEPA) y la evaluación del riesgo para la salud (HQ) mostró que todas las fuentes presentaban un riesgo potencial bajo para la salud humana a través del consumo como agua de bebida a pesar de que la población está expuesta al consumo regular de plaguicidas junto con el agua.

Los resultados reflejan la importancia de conocer el destino de los plaguicidas usados en la agricultura y estudiar en profundidad los procesos que rigen su movimiento a las diferentes matrices ambientales, ya que esto permitirá evaluar la probabilidad de contaminación de los recursos y el riesgo para la salud que genera su uso. De los principios activos con mayor presencia en este estudio, el herbicida glifosato, el más utilizado en la mayoría de los planteos productivos, ha sido declarado probablemente carcinogénico para humanos (IARC, 2015), mientras que la atrazina, un herbicida con alta movilidad en el ambiente, es un disruptor endócrino (Kucka et al., 2012) que fue prohibido en toda la Unión Europea y en Uruguay (Ministerio De Ganadería, Agricultura y Pesca, 2017). Además, los agroquímicos están presentes en el ambiente en mezclas y no en forma individual, ya sea porque así son aplicados o porque se suceden aplicaciones a lo largo del tiempo. Estudios recientes a nivel mundial comenzaron a hacer foco en los efectos de las combinaciones de moléculas que pueden darse de tres formas: que su efecto sea independiente, que se produzca adición de dosis o que la interacción provoque sinergismo y potencie la toxicidad de los compuestos (Hernández et al., 2013). Un ejemplo de esto último sería la potenciación de la toxicidad de los herbicidas piretroides y triazinas por los organofosforados (Hernández et al., 2013). Fuente: inta.gob.ar

Para leer el artículo completo en la web de la Editorial (en inglés): https://link.springer.com/article/10.1007/s42452-020-2513-x
Referencias

Hernández A. F., Parrón T., Tsatsakis A. M., Requena M., Alarcón R., López-Guarnido O. 2013. Toxic effects of pesticide mixtures at a molecular level: their relevance to human health. Toxicology. 307: 136-45.

International Agency for Research on Cancer (IARC). 2015. Some organophosphate insecticides and herbicides: malathion, parathion, diazinon, glyphosate, and tetrachlorvinphos. IARC Monographs Group on the Evaluation of Carcinogenic Risks to Humans. Vol 112. IARC Press, Lyon, France.

Kucka M., Pogrmic-Majkic K., Fa S., Stojilkovic S. S., Kovacevic R. 2012. Atrazine acts as an endocrine disrupter by inhibiting cAMP-specific phosphodiesterase-4. Toxicology and Applied Pharmacology. 265: 19-26.

Ministerio De Ganadería, Agricultura y Pesca. 2017. Resolución 72/017 de la Dirección General de Servicios Agrícolas. Diario Oficial de Uruguay Año CXII- Nº 29.766.