La
decisión ha causado una considerable oposición dentro y fuera de sus fronteras,
e incluso de su propia administración
En la noche del pasado jueves,
Donald Trump anunció que retiraría a EEUU del Acuerdo de París sobre el cambio
climático firmado en 2015. La decisión ha causado una considerable oposición
dentro y fuera de sus fronteras, e incluso de su propia administración. Para
justificar la decisión adujo una serie de razones que suenan a excusa pero que
en realidad son, en su mayoría, metiras, falacias y datos falsos. y que han
sido desmentidas por los datos (y los hechos). Repasamos las más importantes y
sus refutaciones.
El acuerdo de París, o COP21, fue
firmado en diciembre de 2015 tras décadas de negociaciones. Técnicamente no es
un tratado vinculante, precisamente por la cerrada oposición del gobierno
estadounidense (entre otros) a que fuese de obligado cumplimiento: según el
acuerdo los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero
son establecidos por cada país de forma independiente. Según las estipulaciones
firmadas sólo puede iniciarse el proceso de salir del acuerdo en noviembre de
2019 y el proceso incluye un año de demora, por lo que la salida no será
efectiva antes de 2020, aunque podría acelerarse con consecuencias. Varios
importantes gobiernos europeos (Alemania, Italia, Francia) ya han anunciado que
no cabe una renegociación; la UE y China planean emitir un comunicado conjunto
(el primero de la historia) comprometiéndose con el acuerdo de París y su
implementación total.
El acuerdo de París permite a
cada país fijar (y alterar) libremente sus objetivos de reducción dentro del
marco general. El gobierno Obama decidió que los EEUU deberían alcanzar en 2025
emisiones de CO2 reducidas en un entre 26 y 28% respecto a las de 2005. Pero no
es necesario salirse o renegociar el acuerdo para cambiar este objetivo. Al
tratarse de un acuerdo no vinculante cualquier obligación es asumida por cada
gobierno, un punto en el que el equipo estadounidense fue muy insistente
durante las prolongadas negociaciones. La decisión de Trump en todo caso
afectará al gobierno federal; varias administraciones locales y gobernadores
estatales han anunciado ya que en sus respectivos niveles cumplirán con los
objetivos del acuerdo aunque el gobierno nacional no lo haga.
Incluso si se implementara por
completo el acuerdo de París con un cumplimiento estricto de todos los países
sólo produciría una reducción de la temperatura global de dos décimas de grado
Celsius para el año 2100; piénselo, sólo eso.
Según análisis climáticos los
actuales compromisos asumidos bajo el acuerdo de París reducirían la
temperatura media global en 2100 desde un aumento de 4,4ºC respeto al presente
a un aumento de 3,3ºC: una reducción de nueve décimas de grado centígrado
respecto a la situación sin cambios. El actual aumento de la temperatura media
global desde 1880 se estima en 0,8ºC. Hay que tener en cuenta el efecto a largo
plazo de los gases ya vertidos en la atmósfera, que crean una inercia que será
necesario frenar. El COP21 se diseñó pensando en la barrera de 2ºC de aumento
de la temperatura media global que podría suponer una frontera traspasada la cual
se disparasen mecanismos de realimentación que hicieran crecer la temperatura
más y más rápido. La estructura legal está pensada para animar a que los
gobiernos sean progresivamente más ambiciosos y que los objetivos se hagan cada
vez más estrictos, y en el efecto de futuras tecnologías aún en desarrollo.
De hecho, sólo 14 días de
emisiones de China eliminarían todas las reducciones previstas de los EE UU, y
es una cifra increíble, hasta el año 2030.
Según estimaciones realizadas por
Climate Interactive y publicadas por Business Insider para 2025 los Estados
Unidos sin el acuerdo de París estarán emitiendo 6,7 gigatones de CO2 por año a
la atmósfera; cumpliendo sus compromisos reducirían esa cifra a 5,3 gigatones,
un descenso de 1,4 gigatones por año. En 2013 China emitía 9,2 gigatoneladas de
CO2 por año, por lo que 14 días representarían 0,35 gigatones, menos de un
tercio anual de lo afirmado por Trump. También hay que recordar que si bien
ahora China es el mayor emisor en cantidades brutas lo es mucho menos en
cantidades per cápita, y los Estados Unidos han sido los mayores contribuyentes
de gases de efecto invernadero en la atmósfera, siendo responsables de al menos
un tercio del total.
"El acuerdo costaría a la economía
estadounidense cerca de 3 billones [con ‘b’] de dólares en reducción de PIB y
6,5 millones de puestos de trabajo industriales, mientras que los hogares
tendrían reducirían sus ingresos en 7.000 dólares, y mucho más en algunos
casos".
La cifra más cercana es de 2,5 billones de
dólares, proviene de un discurso anterior de Trump y fue comprobada por
Factcheck.org: según la Casa Blanca el origen era un informe de la muy
conservadora Fundación Heritage de abril de 2016 que se basaba en una tasa al
carbón (impuesto a las emisiones) de 36 dólares por tonelada creciendo un 3%
anual entre 2015 y 2035, lo que causaría una reducción del crecimiento anual
del PIB del 0,55%. Según otros cálculos el objetivo original de los EEUU puede
conseguirse igual con una tasa al carbón fija de 21,22 dólares por tonelada, o
con una variable que empiece en 16,87 dólares/ton en 2015 y crezca un 3% anual,
siendo el impacto en el PIB en este caso de entre el 0,1 y el 0,35% anual,
significativamente inferior al estimado por Trump. Respecto a los puestos de
trabajo la cifra más citada es de 2,5 millones de empleos, y proviene de un
informe de la consultora NERA para el Consejo Para la Formación de Capital, una
fundación conservadora. El informe no tiene en cuenta ni los potenciales
efectos positivos de las reducciones ni futuras tecnologías que puedan reducir
los costes. Según consultoras independientes hoy en los EE UU hay muchos más
puestos de trabajo en la industria de la energía solar que en el carbón, y su
ritmo de crecimiento es 17 veces superior al de la economía en su conjunto en
2016. Fuente: www.elconfidencial.com