En muchos lugares de Estados Unidos hay debates agitados sobre la reapertura de las escuelas. Pero en una encuesta la mayoría de los especialistas estuvieron de acuerdo en que no hacen falta vacunas para reabrir las primarias.
Muchas de las precondiciones comunes que se han esgrimido para abrir las escuelas —entre ellas vacunar a maestros o estudiantes y bajas tasas de contagio en la comunidad— no son necesarias para dar clases presenciales de manera segura, fue el consenso en una encuesta de expertos en enfermedades infecciosas pediátricas.
Más bien, los 175 expertos —la
mayoría pediatras enfocados en salud pública— estuvieron sobre todo de acuerdo
en que ahora era seguro abrir las primarias a tiempo completo para la enseñanza
presencial. Algunos dijeron incluso que esto también aplica en comunidades en
donde hay infecciones generalizadas de COVID-19, siempre y cuando se tomen
medidas básicas de seguridad. Las más importantes, dijeron, era el uso
universal de mascarillas, el distanciamiento físico, la ventilación adecuada y
evitar actividades grupales numerosas.
La mayoría de los expertos descartaron que las vacunas sean
indispensables
Los expertos fueron encuestados
por The New York Times la primera
semana de febrero. De acuerdo con varias métricas, entre el 48 y el 72 por
ciento dijeron que la extensión de la propagación del virus en una comunidad no
es un indicador importante de si las escuelas deberían estar abiertas, a pesar
de que muchos distritos escolares en Estados Unidos utilizan dichas métricas.
Las escuelas solo deben cerrar cuando hay casos de COVID-19 en la escuela en
sí, dijeron casi todos.
“No hay situación en la que las escuelas no puedan abrir a menos de que
exista evidencia de transmisión dentro de la escuela”, dijo David Rosen,
médico y profesor asistente de enfermedades pediátricas infecciosas en la
Universidad de Washington en San Luis, Misuri.
“La crisis de salud mental causada por el cierre de las escuelas será
una pandemia peor que la covid”, comentó Uzma Hasan, jefa de división de
enfermedades infecciosas pediátricas en RWJBarnabas Health en Nueva Jersey.
En gran parte, las respuestas
corresponden a los lineamientos actuales del gobierno federal de Estados
Unidos, que no mencionan las vacunas y son un reflejo de la evidencia
científica significativa de que las escuelas no son un foco importante de
propagación para niños ni adultos. Los Centros para el Control y Prevención de
Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés), dieron a conocer el viernes las
nuevas recomendaciones para la operación segura de las escuelas y el gobierno
de Joe Biden ha priorizado la apertura de escuelas.
Pero el consenso de los expertos en la encuesta contradice la postura de varios formuladores de políticas, administradores escolares, grupos de padres y sindicatos de maestros. Algunos en estos grupos han indicado que no desean volver a los edificios escolares el próximo otoño, cuando es posible que los maestros ya puedan ser vacunados, aunque no así la mayoría de los estudiantes. Algunos distritos escolares han enfrentado una feroz resistencia a la reapertura, sobre todo en las ciudades más grandes, en donde los maestros han amenazado con irse a la huelga si se les exige volver a los establecimientos escolares.
Y algunos expertos estuvieron de
acuerdo en que las escuelas abiertas representan riesgos, en particular para
los adultos que laboran en ellas y dijeron que muchos lugares de Estados Unidos
no habían controlado el virus lo suficiente como para abrir de manera segura.
“Solo porque la apertura de las escuelas no está causando niveles más
altos de transmisión comunitaria no significa que no exista un riesgo
individual para los maestros y el personal”, dijo Leana Wen, médica de urgencias
y profesora visitante de política de salud en la Universidad George Washington.
“Si queríamos que las escuelas reabrieran
de forma segura, debimos hacer más esfuerzos como sociedad para mantener bajas
las tasas de transmisión y para invertir recursos en las escuelas”.
Alrededor de la mitad de los
estudiantes de Estados Unidos siguen en clases remotas y aunque la mayoría de
los distritos ofrecen al menos algún tipo de aprendizaje presencial y cada vez
hay más que intentarán reabrir esta primavera, muchos solo ofrecen esta
modalidad solo unas cuantas horas al día o unos días a la semana.
El desajuste entre las políticas
preferidas de los expertos y las reglas que gobiernan la apertura de escuelas
en muchos distritos es un reflejo de consideraciones políticas y demandas
sindicales, pero también de cómo ha cambiado la comprensión del virus que
tienen los científicos. Muchas políticas escolares se desarrollaron hace meses,
antes de la creciente evidencia de que la COVID-19 no se propaga fácilmente en
las escuelas que adoptan precauciones básicas de seguridad. Los lineamientos
podrían cambiar nuevamente, advirtieron: casi todos expresaron cierta
preocupación de que las nuevas variantes del coronavirus interrumpan los planes
de las escuelas para abrir esta primavera u otoño.
Más de dos terceras partes de los
que respondieron la encuesta dijeron que tenían hijos en edad escolar y la
mitad tenía hijos que acudían a la escuela al menos parte del tiempo. Sobre
todo, era más probable que apoyaran la apertura de sus propias escuelas.
Alrededor del 85 por ciento de las personas en comunidades donde las escuelas
estaban abiertas a tiempo completo dijeron que su distrito había tomado la
decisión correcta, mientras que solo un tercio de las personas en lugares donde
las escuelas aún estaban cerradas dijeron que había sido la elección correcta.
“Cerrar las escuelas en la primavera de 2020 fue lo correcto: no
sabíamos mucho sobre la covid en ese momento y no sabíamos el papel que pueden
tener los niños en la transmisión”, dijo Mitul Kapadia, director de
medicina pediátrica en la Universidad de California, campus San Francisco. “Ahora sabemos y sabemos que las escuelas
pueden abrir de manera segura. El temor guía estas decisiones incluso en contra
de la guía y las recomendaciones de la comunidad médica y de salud pública”.
La medida en la que hubo mayor
consenso fue en requerir cubrebocas para todos. Todos los que respondieron la
encuesta dijeron que las mascarillas eran importantes y muchos dijeron que se
trataba de una solución simple que podía ayudar a que fuera menos esencial
cumplir con otros requisitos.
“Lo que funciona en el cuidado a la salud, los cubrebocas, funcionará en
las escuelas”, dijo Danielle Zerr, profesora y jefa de la división de
enfermedades infecciosas pediátricas en la Universidad de Washington. “¡Los
niños son buenos para usar mascarillas!”.
La mitad de los participantes dijeron que para volver completamente a las escuelas sin precauciones —sin cubrebocas, con aulas llenas y restableciendo todas las actividades— se requeriría que todos los adultos y niños de dicha comunidad tuvieran acceso a vacunación. (No se han hecho pruebas de vacunación en niños y lo más probable es que no estén disponibles hasta 2022).
Pero no todos estuvieron de
acuerdo en que los niños más pequeños deben estar vacunados para volver a la
vida escolar prepandémica. Una quinta parte del panel dijo que una reapertura
completa sin precauciones podría darse una vez que los adultos y los
estudiantes de secundaria fueran vacunados y 12 por ciento dijo que era posible
ya que hubiera vacunas para todos los adultos de la comunidad.
Los expertos también cuestionaron
otra estrategia empleada por muchos distritos que están abiertos o que planean
abrir esta primavera: abrir a tiempo parcial para grupos fijos y reducidos de
estudiantes que acuden de manera alternada la escuela para reducir la ocupación
de los salones de clases y maximizar la distancia entre las personas. Solo una
tercera parte dijo que era muy importante que las escuelas hagan esto, aunque
tres cuartas partes de los expertos mencionaron que los estudiantes debían
conservar dos metros de distancia unos de otros siempre o parte del tiempo.
Tres cuartas partes dijeron que las escuelas deberían evitar las
aglomeraciones, como en pasillos o cafeterías.
Con el uso universal de
cubrebocas, “la transmisión en las
escuelas se mantendrá cercana a cero y los grupos pequeños serán innecesarios”,
dijo Jeanne Ann Noble, doctora de medicina de urgencias y directora de la
respuesta covid de la Universidad de California, campus San Francisco.
Limitar el tiempo que los
estudiantes pasan en la escuela aumentaba otros riesgos, dijeron algunos, como
impedir el desarrollo social de los niños, interrumpir las rutinas familiares y
aumentar la posibilidad de que los niños se expongan a un grupo más grande de
personas fuera de las escuelas.
Los expertos expresaron una profunda preocupación por otros riesgos que corren los estudiantes cuando se quedan en casa, entre ellos depresión, hambre, ansiedad, aislamiento y pérdida de aprendizaje.
“El aprendizaje y la salud emocional y, en algunos casos, física de los
niños se ven gravemente afectados por estar fuera de la escuela”, dijo a
título personal Lisa Abuogi, pediatra de emergencias de la Universidad de
Colorado. “Paso parte de mi tiempo
clínico en Urgencias, y la cantidad de angustia mental que estamos viendo en
los niños relacionados con las escuelas es increíble”.
Quienes respondieron la encuesta
eran miembros de alguno de los tres grupos siguientes: la Sociedad de
Enfermedades Infecciosas Pediátricas, la Colaborativa en Ciencias de Decisión
para la Salud Infantil y el grupo de subespecialidad en epidemiología, salud
pública y evidencia de la Academia Estadounidense de Pediatría. También
participaron algunos científicos, casi todos eran médicos y más de una cuarta
parte cuentan adicionalmente con un título en epidemiología o salud pública. La
mayoría trabaja en universidades y alrededor de una cuarta parte en ambientes
clínicos y la mayoría de ellos afirmó que su trabajo diario está muy
relacionado con la pandemia.
Aunque su experiencia es salud
infantil, citaron pruebas de que con cubrebocas y otras precauciones, la
transmisión del coronavirus en las escuelas era muy baja, incluso de niños a
adultos.
“Comprendo completamente el temor de los maestros y otros empleados de
las escuelas de regresar a las escuelas pero ahora contamos con muchos estudios
científicos bien hechos que demuestran que es seguro que las escuelas reabran
si se toman las precauciones adecuadas incluso sin vacunación”, dijo
Rebecca Same, profesora asistente en enfermedades infecciosas pediátricas en la
Universidad Washington en San Luis. “Es
mucho más probable que se infecten fuera de la comunidad y a través de sus
familiares que de los contactos en las escuelas”.
La encuesta les preguntó a los expertos sobre distintas estrategias que las escuelas están empleando para que los estudiantes y el personal estén a salvo. Los expertos respondieron que dichas medidas tendrían impacto positivo pero identificaron dos como las más importantes: el uso de cubrebocas y el distanciamiento.
Otras medidas que se han
implementado ampliamente —como la desinfección frecuente de edificios y
superficies, los controles de temperatura y las separaciones de plexiglás—
fueron consideradas menos importantes. Una cuarta parte dijo que las pruebas
rutinarias de vigilancia a estudiantes y personal era muy importante para poder
abrir las escuelas.
“Las mascarillas son clave”, dijo la doctora Noble. “Otras intervenciones crean un falso sentido
de seguridad”.
Muchos distritos han abierto o
consideran abrir las puertas para los estudiantes más pequeños primero. Las investigaciones
han encontrado que para los menores más próximos a la adolescencia, la
infección y la propagación sucede de manera más similar que en los adultos. El
gobierno de Biden ha formulado sus planes de reapertura en torno a los
estudiantes de jardín de niños hasta el octavo grado.
Poco más de la mitad de los
expertos en enfermedades pediátricas infecciosas dijeron que si las escuelas se
abren parcialmente el límite debería ser el quinto grado. Pero aunque los
estudiantes de secundaria están en más riesgo, muchos lamentaron los efectos a
largo plazo de un año de aislamiento extremo para los adolescentes.
Aunque estos expertos se
especializan en la salud física infantil, muchos concluyeron que los riesgos a
la salud mental, las habilidades sociales y la educación superan los riesgos
del virus.
Las oportunidades futuras de los
estudiantes, dijo la doctora Susan Lipton, jefa de infectología pediátrica en
el Hospital Sinai de Baltimore, “son
torpedeadas si no cuentan con las mejores clases, interacción y maestros
inspiradores que se convierten en mentores, clubes, deportes y otros modos de
destacar”.
· “Esto está destrozando a una generación”, dijo.
FuFuente: www.nytimes.com
Claire Cain Miller escribe sobre
género, familias y el futuro del trabajo para The Upshot. Se unió al Times en
2008 y formó parte de un equipo que ganó un Premio Pulitzer en 2018 por su
servicio público por informar sobre problemas de acoso sexual en el lugar de
trabajo. @clairecm • Facebook
Margot Sanger-Katz es
corresponsal nacional y escribe sobre atención médica para The Upshot.
Anteriormente fue reportera de National Journal y The Concord Monitor y editora
de Legal Affairs y la Yale Alumni Magazine. @sangerkatz • Facebook
Kevin Quealy es editor gráfico y reportero. Escribe y crea gráficos para The Upshot sobre una variedad de temas, incluidos deportes, política, atención médica y desigualdad de ingresos. @KevinQ