lunes, 29 de julio de 2019

29 de julio, el mundo entra en déficit ecológico


Alimentos, agua, madera, combustibles... Cada año llegamos antes al día en que la humanidad consume todos los recursos naturales que la tierra es capaz de regenerar en un año completo. Este año la fecha en la que se ha producido el ‘Overshoot day’ o ‘Día de la Sobrecapacidad’ ha sido el 29 de julio



Tan solo han pasado 210 días de 2019 y ya hemos consumido todos los recursos que la Tierra es capaz de regenerar en un año. El 29 de julio de 2019 ha sido el día de este año en que la humanidad ha utilizado los recursos de la naturaleza para todo el año, según cálculos de Global Footprint Network, una organización medioambiental internacional. Es decir, hoy se "celebra" el 'Día de la Sobrecapacidad' (también conocido como 'Overshoot Day' o 'Ecological Overshoot'). Y lo preocupante no es solo que prácticamente a mitad de año hayamos consumido dichos recursos, sino que, desde que se realiza dicho cálculo, la fecha se adelanta cada vez más. De hecho, en los últimos 20 años esta fecha se ha adelantado 2 meses.

Otra manera de verlo es comparando el consumo con la cantidad de 'tierras' que necesitaríamos para mantener nuestro modo de vida. El dato del 'Día de la Sobrecapacidad' significa que la humanidad está utilizando la naturaleza 1,75 veces más rápidamente de lo que los ecosistemas del planeta pueden regenerarse. Es decir, es como si estuviéramos gastando, cada año, 1,75 tierras. Y esto, evidentemente, es insostenible. Como apuntan desde Global Footprint Network, "los costes de esta sobreexplotación ecológica mundial son cada vez más evidentes a través de la deforestación, la erosión del suelo, la pérdida de biodiversidad o la acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera. Esto último conduce al cambio climático y a fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes".

Sólo tenemos una Tierra – este es el contexto que define en última instancia la existencia humana. No podemos usar 1,75 sin consecuencias destructivas”, apunta Mathis Wackernagel, co-inventor del cálculo de la Huella Ecológica y fundador de Global Footprint Network.

Además, como apuntan desde WWF, si todo el mundo consumiera los mismos recursos que los países de la Unión Europea, 'Día de la Sobrecapacidad' habría ocurrido el 10 de mayo de 2019. Es decir, mucho antes todavía. Aunque aún estamos a tiempo de detener la degradación de la Tierra, si retrasásemos el Día de la Sobrecapacidad cinco días cada año, en 2050 volveríamos a vivir dentro de los límites del planeta. "Este es un claro recordatorio de que el consumo está contribuyendo al colapso climático y a la destrucción de la naturaleza. Es necesario que los líderes mundiales adopten medidas urgentes para alcanzar un futuro sostenible", afirma Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF España.

miércoles, 24 de julio de 2019

No le quites el móvil a tu hijo, deja de usarlo tú


Algunos estudios apuntan que un adulto puede consultar su móvil una media de 150 veces al día



Hace algún tiempo, que al finalizar cada trimestre, mi hijo traía del colegio un cuaderno con dibujos. 

Los lunes durante el curso su maestra les pedía que plasmasen lo que habían hecho durante el fin de semana. Entre ellos encontré uno que llamó mi atención: “mamá mirando el móvil ”. Así le explicó a su maestra lo que representaba su dibujo. Mientras lo sostenía entre mis manos sentí como si un jarro de agua fría cayera sobre mí.

Posiblemente ese fin de semana hicimos bastantes planes, como de costumbre, pero él solo grabó en su memoria ese momento.

A sus 4 años me enseñó una importante lección y me hizo reflexionar sobre el tiempo que pasamos los padres y madres delante de nuestro dispositivo.

Muchos estudios revelan los daños colaterales del uso de los móviles en la infancia, pero hay otra realidad que les afecta de manera paralela y es el tiempo que destinamos los adultos a estos dispositivos.

¡Algunos estudios apuntan que un adulto puede consultar su móvil una media de 150 veces al día!

Este artículo no tiene como objetivo condenar la tecnología, es tan solo una invitación para reflexionar sobre lo que está ocurriendo desde que tenemos el correo de trabajo, las redes sociales, el periódico, el tiempo o el WhatsApp instalados en el móvil.

¿Qué podemos hacer nosotros como madres y padres al respecto, si tomamos conciencia de la necesidad del uso responsable del móvil?

-Los móviles nos restan tiempo, los profesionales de la educación siempre resaltamos la importancia de pasar tiempo de calidad con nuestros hijos. La mayor parte del desarrollo emocional y del lenguaje de los niños tiene lugar cuando sus cuidadores dedican tiempo a jugar y hablar con los niños. Deja tu móvil y siéntate con ellos a jugar.

-Parar para que haya tiempos de conexión con ellos. Debemos atender sus demandas estableciendo contacto visual y proporcionarles feedback.

Los niños necesitan saber que son tenidos en cuenta. “Mi hijo no me escucha” esta es una queja frecuente de los padres, pero qué hay de nosotros ¿escuchamos a nuestros hijos?

El contacto visual es fundamental para que sepan que los estamos atendiendo. Deja lo que estés haciendo y mírales a los ojos cuando quieran contarte algo.

-Los niños nos observan todo el rato. Predicar con el ejemplo es tan pedagógico como coherente. Si nos ven leer, aumentará la probabilidad de se inicien en tan buen hábito, si no nos ven hacer otra cosa que mirar el móvil constantemente, asumirán que esa es la relación normal que hay que tener con las nuevas tecnologías, con el agravante de que a edades tan tempranas los menores no han desarrollado todavía el abanico de habilidades sociales que les permitirá mantener relaciones saludables con su entorno, y las nuevas aplicaciones de mensajería les pueden exponer a que sus relaciones personales estén basadas en la inmediatez, la fugacidad o la superficialidad.

-Evitar la tentación de utilizarlo a la hora de solucionar conflictos. Ya sabemos que resulta más cómodo o fácil para calmar rabietas, para que coman o dejen de llorar en el coche. Pero volvemos a perder la oportunidad de conectar con ellos y ayudarles a adquirir el valioso aprendizaje de la gestión y autorregulación de sus emociones, a generar hábitos o estilos de vida saludable o tolerar su propia frustración.

-Silenciar las notificaciones y atender únicamente lo verdaderamente urgente especialmente cuando estamos con ellos. Los adultos tendemos a alterarnos con más facilidad cuando nos interrumpen en medio de una tarea, de ahí que somos más propensos a responder con irritabilidad cuando estamos, por ejemplo, contestando algún mensaje o correo electrónico.

- Protégeles y proporcionales seguridad en la calle, en el parque y sobre todo en la piscina para prevenir ahogamientos.

Destinemos más horas de juego y tiempo al aire libre para disfrutar en familia y menos tiempo frente a móviles y televisión.

Recordar que la vida es eso que pasa mientras estás frente a tu móvil.

Ruth Alfonso Arias. Educadora certificada de familias de Disciplina Positiva.
Fuente: elpais.com

La enorme huella ecológica del consumo de carne

Reducir el consumo tanto de carne como de productos lácteos podría reducir en dos tercios la huella de carbono de los alimentos que consumimos.



Aunque una creencia, en ocasiones muy arraigada, asume que la industria, el transporte y el sector energético son las actividades que más contaminan, el papel de la alimentación en el computo global de las emisiones de gases de efecto invernadero es una realidad que no se puede dejar de lado. Así, el estudio titulado The global impacts of food production y publicado en 2018 en la revista Science por científicos de la Universidad de Oxford, apuntaba a un dato muy significativo: al menos un 25% de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero, corresponden al sector de la alimentación.

De este cuarto de las emisiones, un 58% corresponde a la generación de productos animales, y a su vez, un 50% de las mismas corresponde con la producción de carne de ternera y cordero.

Según el estudio, de estos datos se desprende que reducir el consumo tanto de carne como de productos lácteos podría reducir en dos tercios la huella de carbono de los alimentos que consumimos. Si queremos tener un impacto positivo a este respecto, los expertos recomiendan consumir menos carne y productos derivados de los animales, pero también incluir en nuestra dieta más alimentos locales, y sobre todo de temporada.

Esto segundo es de gran importancia pues, a veces, por menor carne que consideremos consumir, la huella de carbono de un filete de ternera procedente de un entorno cercano a nuestras ciudades, en ocasiones podría ser menor que el de un aguacate importado de Ecuador, una naranja procedente de China, o unas fresas cultivadas fuera de temporada. Y es que el cálculo global de la huella de carbono, más allá de la naturaleza del producto, hay que tener en cuenta el conjunto de emisiones generadas desde el momento en que el producto es producido, hasta que, a veces cruzando medio planeta, llega a nuestros platos.

Así, la adopción de ciertas pautas de comportamiento a la hora de alimentarnos puede marcar una gran diferencia en la huella de carbono individual generada por cada persona; desde ahorrar agua hasta reducir la contaminación y la pérdida de bosques.



Dietas bajas en productos cárnicos –sobre todo ternera y cordero– son menos perjudiciales para el medio ambiente. En este sentido, Peter Scarborough profesor asociado de la Universidad de Oxford afirma que "si un carnívoro típico adoptase la dieta vegana, su huella de carbono quedaría reducida a la mitad. Al reducir al 50% el consumo de carne, las emisiones anuales se reducen en una cantidad equivalente a la generada por un vuelo comercial entre Londres y Nueva York", concluye.