Es uno de
los mayores aparatos mediáticos del país. Cuenta con suplementos de diarios,
sitios web, programas de radio y televisión, y hasta un canal que transmite 24
horas al día. Son cientos de periodistas que difunden las bondades del modelo
agropecuario en base a transgénicos y agroquímicos. Pero las empresas van por
más: lanzaron una campaña mediática titulada “el campo hace bien” y buscan
mejorar su imagen en las ciudades. La última: Monsanto inauguró programa en la
TV Pública.
Por Darío Aranda
El conflicto por la resolución
125 (2008), las denuncias y pruebas sobre los efectos nocivos del herbicida
glifosato, y los cuestionamientos a los transgénicos, entre otros factores,
incrementaron las críticas al agronegocios. Las empresas del sector tomaron
nota, y además de mantener (y aumentar) la pauta publicitaria para el
conglomerado de medios, iniciaron campañas inter-institucionales.
El Servicio Nacional de Sanidad y
Calidad Agroalimentaria (Senasa) es el organismo que debe controlar los
agroquímicos (organizaciones de pueblos fumigados, médicos que trabajan con
poblaciones afectadas e investigadores de universidades públicas cuestionan al
Senasa por su complicidad con las empresas). En mayo pasado realizó una charla
para periodistas titulada “Jornada sobre
glifosato”. Abordó los “mitos”
que hay sobre el herbicida, hizo eje en la “baja
toxicidad” y en lo inofensivo que sería si se lo manipulase según lo
sugerido por las compañías.
La charla fue organizada junto a
Casafe (Cámara de Sanidad y Fertilizantes), conformada por Monsanto, Bayer,
Syngenta, Basf, Dupont y una decena de empresas productoras de químicos.
Ni siquiera cuidaron las formas:
el taller con periodistas se hizo en la misma sede de las empresa de
agroquímicos (Reconquista 611).
“Buenas prácticas agrícolas (BPA)”, es el término utilizado por las
empresas para justificar que con determinados cuidados pueden fumigar con
agroquímicos hasta diez metros de las viviendas y no afectar la salud de la
población. Esa argumentación es muy cuestionada por las organizaciones de
pueblos fumigados, especialistas en derecho ambiental y por los propios
ingenieros agrónomos, que sindican como irreal a las BPA.
Las grandes empresas del sector
conformaron la “Red BPA”. Sobresalen
Aapresid y Aacrea (empresarios-productores del agronegocios, hoy dentro del
Gobierno y con gran capacidad de lobby), Bolsa de Cereales, CRA, Coninagro,
Sociedad Rural, Ministerio de Agroindustria de Nación, Uatre, INTA. Las grandes
empresas aparecen camufladas en “cámaras”
u ONG: Casafe (Cámara de Sanidad y Fertilizantes) reúne a todas las grandes
empresas empresas de agroquímicos: desde Bayer/Monsanto y Syngenta/ChemChina,
para abajo. Idéntica situación es la de ASA (Asociación de Semilleras
Argentinas), donde dominan las mismas empresas de agroquímicos, y se suman la “nacionales” Don Mario y Bioceres, entre
otras. En las ONG sobresale Barbechando (espacio de lobby del agronegocios en
el Congreso Nacional) y Fertilizar (impulsan la venta de insumos químicos para
el campo).
“El campo hace bien”, fue la campaña mediática que lanzaron.
Intentan “acercar el campo a la ciudad”;
mejorar su imagen. El domingo 4 de diciembre realizaron su primer maratón, en
Palermo, bajo la consiga: “El campo hace
bien. Hace bien correr”. Impecables remeras blancas, con las tres letras
clave (“BPA”) en color celeste y del lado derecho del pecho; y vivos celestes,
verde/amarillos (como pequeñas ramas verticales) del lado izquierdo.
Amplia difusión mediática y
dudosa concurrencia (ninguna foto panorámica de los corredores).
El ministro de Agroindustria de
Buenos Aires y ex gerente de Monsanto, Leonardo Sarquís, participó del maratón
y subió a Twitter una foto, elongando junto a la ex presidenta de Aapresid (y
actual funcionaria de Agroindustria de Nación), Beatriz “Pilu” Giraudo. El hashtag fue: “#ElCampoHaceBien”
Suple miento
Clarín publica los sábados el
suplemento “Rural”. La Nación sale a
la calle con “Campo”. Algunos
titulares: “El área de soja certificada
crecerá 30 por ciento esta campaña (entrevista a gerente de empresa Syngenta)”.
“Se aprobó un nuevo evento biotecnológico
en maíz”. “El agro cordobés reclama
más obras e infraestructura”. “La
soja juega su futuro entre América de Sur y Estados Unidos”. “Premio INTA: los mejores en calidad
alimentaria”. “La semilla será
protagonista en 2017”.
Una antigua frase define al
negocio: “Periodismo es aquello que se
publica en los espacios libres que deja la publicidad”.
En los suplementos campestres es
muy notorio: publicidades de Dow AgroSciences, YPF, Rizobacter, Syngenta,
Expoagro (feria que organizan ambos diarios en sociedad), Don Mario Semillas,
Nissan, Bayer, Amarok, entre otros.
No hace falta ser periodista para
confirmar la vinculación entre publicidades y notas. Son parte de un mismo
modelo agropecuario. No se lee una crítica a las consecuencias: fumigaciones
con agroquímicos, desmontes, afecciones en la salud y, mucho menos, a la
irregular manera de aprobación de semillas transgénicas ni la carterización del
mercado (tres empresas dominan casi el 90 por ciento del mercado:
Bayer-Monsanto, Syngenta-ChemChina y Dow-DuPont).
Simple ejercicio mental: una
multinacional tabacalera anuncia el lanzamiento al mercado de un cigarrillo que
no afecta la salud. Los periodistas replican la noticia sin siquiera dudar del
nuevo producto milagroso.
Monsanto, Syngenta o Dow lanzan
una nueva semilla de soja (o maíz). Se utilizará junto a un cóctel de químicos
(glifosato, glufosinato de amonio, 2-4D). La publicidad afirma que es más
productiva que otras semillas, que no afecta la salud ni el ambiente. Decenas
de periodistas reproducen la noticia sin siquiera dudar, mucho menos se
preguntan cómo se aprobó esa semillas y, jamás, solicitan los estudios que dan
cuenta de la veracidad del discurso empresario.
Por contraposición, cuando
aparece algún estudio científico que cuestiona los agroquímicos se les
despierta el gen de la mirada crítica y minimizan (o defenestran) al académico
en cuestión. En Argentina hay más de cien estudios de universidades públicas
(UBA, La Plata, Río Cuarto, Litoral, Rosario) que dan cuenta de las
consecuencias de los químicos. Nunca fueron tapa de los suplementos campestres.
El caso más grotesco es Héctor Huergo,
jefe del suplemento rural de Clarín. Se autodefine en twitter como “relator
militante de la segunda revolución de las pampas” y, como muchos “periodistas agropecuarios”, tiene
conflicto de intereses entre los temas que escribe y los auspicios personales.
Su programa de televisión (jueves a las 22 en Canal Rural) y su sitio web
personal (laindustriaverde.com.ar) tiene pauta publicitaria de Pioneer-DuPont,
Casafe (Cámara de Sanidad y Fertilizantes, donde están todas las empresas de
químicos) y Agrofy (mega-empresa agropecuaria Cresud, del millonario Grupo
Irsa).
También es accionista de
Bioceres, empresa en la que es socio con referentes de Aapresid (empresario de
siembra directa y espacio de lobby político) y con Gustavo Grobocopatel
(titular de uno de los mayores pooles del siembra del continente).
Una decena de diarios
provinciales tienen suplementos campestres similares y repiten la misma lógica
(difusores del discurso empresario) medio centenar de sitio web.
Ciencia go home
Argenbio es la organización de
lobby científico-político fundado por las empresas Syngenta, Monsanto, Bayer,
Basf, Bioceres, Dow, Nidera y Pioneer, todas productoras de transgénicos y
agroquímicos. Lanzó la campaña “Transgénicos
20 años” (http://www.transgenicos20.argenbio.org). Es un sitio de
publicidad transgénicos, aunque con un intento de discurso científico y
técnico. Argenbio, junto a la Embajada de Estados Unidos, el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) y el Ministerio de Agroindustria organizaron
el seminario “El desafío de comunicar lo
que hacemos”, con el objetivo de fortalecer “el potencial de la agrobiotecnología para el desarrollo sustentable y
equitativo de la región”.
Según la gacetilla de prensa, “destacados especialistas compartieron su
experiencia y brindaron herramientas para optimizar la diseminación de la
agrobiotecnología, mejorar la percepción en la opinión pública y contribuir al
diálogo fluido entre los distintos actores de la cadena en la región”.
La apertura estuvo a cargo del
Secretario de Agregado de Valor del Ministerio de Agroindustria, Néstor Roulet,
quien planteó que la biotecnología aplicada al agro permitirá “aumentar la productividad cuidando el
medioambiente”. Pidió “mejorar la
comunicación entre sus eslabones y la sociedad”.
David Mergen, consejero agrícola de Estados Unidos en la Argentina,
Paraguay y Uruguay, remarcó que persiste el desafío de “explicar al público los beneficios de la agrobiotecnología para
alimentar a una población en crecimiento”.
Participaron los directores de la
cámara empresaria Maizar, Martín Fraguío; de la Asociación Semilleros
Argentinos (ASA), Martín Rapella; la coordinadora de proyectos especiales del
Instituto Nacional de Semillas (Inase), Mónica Pequeño Araujo; funcionarios de
la Comisión Nacional de Biotecnología Agropecuaria (Conabia –organismo clave en
la aprobación de transgénicos) y los equipos de comunicación de la Asociación
Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) y de la Bolsa de
Cereales.
Locos x la TV
“Locos por el campo”, es el nombre del programa que Monsanto, Toyota
y Aacrea estrenaron en la TV Pública (en 2015 estaba en América 24). Va los
domingos a las 14. Lo conduce Fernando Entín, que se autodefine como “galerista de arte, palermitano”. Y
propone “visitar diversos
establecimientos para conocer cómo se producen la soja, el trigo, la leche, la
carne y el vino, entre otras cosas; conocer los desafíos cotidianos”.
Monsanto (adquirida este año por
la alemana Bayer) es la mayor empresa de semillas transgénicos del mundo y
creadora del cuestionado glifosato.
“Una empresa con intereses específicos en un sector estratégico no puede
construir imaginarios sobre el campo en un medio público porque estarán
dirigidos a sostener esos intereses (individuales y comerciales), y eso lejos
está de los intereses ciudadanos. Esto nos llama a reflexionar acerca del rol
de los medios públicos y en particular tratar de entender cuál es la época que
se está viviendo en esta materia en la Argentina”, cuestionó Francisco Godínez
Galay, del Centro de Producción Radiofónico (CPR), organización dedicada a la
producción y a la investigación en comunicación.
Idéntica crítica le cabe a
Aacrea, empresarios del agronegocios que, con un discurso “técnico” e intereses particulares (de ganancia y rentabilidad),
establecen desde la televisión qué modelo de campo es el deseable para el país.
En primera persona
Matías Longoni ingresó a Clarín
Rural en 1998 (proveniente de Telam). Duró un año y medio bajo las órdenes de
Héctor Huergo (mandamás del suplemento Rural y con línea directa al cuarto
piso, donde están los gerentes y directores). Pasó al “cuerpo del diario”, sus notas sobre temas rurales se publican en la
sección política. Es un referente en el periodismo del agronegocios (aunque a
él no le gusta ese término para llamar al sector).
Es un caso poco común en el
periodismo de diarios porteños. Es una “firma
conocida” y al mismo tiempo tiene vida gremial, de asambleas, discusiones
paritarias y marchas en la calle junto a trabajadores. En 2012 fue uno de los
seis trabajadores del diario que fue elegido delegado gremial. Desde el año
2000, cuando Clarín echó a más de cien trabajadores (incluidos los delegados),
la empresa no permitía la organización sindical. Los postulados fueron trabajadores
de carrera y con espalda para soportar presiones de la empresa. Longoni
denunció públicamente las situaciones laborales en Clarín. Hace pocas semanas
aceptó un retiró voluntario de Clarín, luego de 18 años en el diario.
“Yo no veo al periodismo agropecuario como vos”, comienza la
entrevista que durará 45 minutos.
“Nunca sentí que hubiera temas prohibidos para escribir. Lo que falta es
involucrarse con el tema, laburarlo, aunque también es cierto que muchas veces
no hay estímulos por parte de jefes para ciertos temas”, señala. Y afirma
que “entre el 70 y 80 por ciento” de
la información agropecuaria la generan “las corporaciones”. Y ahí incluye
empresas, Estado y universidades. “Los
periodistas somos cada vez menos. A muchos les es más fácil copiar y pegar”,
y replicar la información de esas corporaciones.
Sobre las fumigaciones con
agroquímicos, se excusa. Dice no escribir porque él no cubre “ambiente”, pero señala que si alguien en
la redacción tomara el tema: publicaría, con mayor o menor libertad, pero
publicaría.
Afirma que en el suplemento Rural
de Clarín sí hay temas vedados. Donde señala que se responde mucho a la pauta
publicitaria. “Es totalmente sesgado el
suplemento. Además Huergo no es periodista, es un empresario. Tiene negocios en
todos lados, muchos son públicos, con los feedlot, con las semilleras”.
Reconoce que muchos medios del
agro son más “un folletín de las empresas
que periodismo”, y lo compara con el periodismo automotriz: “Está financiado por publicidad de las
empresas, que son las que venden tecnología e insumos. ¿Es criticable? Sí y no.
Muchos son medios autogestivos que viven de eso, como los que venden corbatas…”.
Al instante aclara que sabe que no es lo mismo, pero sostiene el ejemplo: “Son medios que para sobrevivir tienen que
subordinarse a la pauta”. Destaca que un contrapeso podría ser el estado,
pero de inmediato se contesta: “Para que
el kirchnerismo te diera pauta debías entregarle el culo”.
-Uatre (sindicato de trabajadores rurales) pauta en muchos medios. ¿Compra
silencio?
“Algunos compran silencios. Otros establecen solidaridades. Saben que
tenés un medio y ayudan, como cualquier anunciante que ve que le puede servir
para difundir lo suyo”, grafica y aclara: “Ningún periodista está obligado al silencio”.
Reconoce que el periodista
agropecuario se siente parte de un sector, por eso tira para ese lado (siempre
dentro del agronegocios). Y explica por qué: “El peor de los productores, el más garca, es más rescatable que el
mejor de los políticos”.
Defiende al periodismo
agropecuario, pero también lo cuestiona. Y lo pone en contexto: “Somos mejores que el periodismo político y
económico, donde hay cada uno… Pero en líneas generales sufrimos lo mismo que
otros periodistas, la pauta pública y privada que marca agenda, y las malas
condiciones de trabajo”. Refiere a la precarización, bajos salarios,
multitrabajo. Y resume: “El problema no
es el periodismo agropecuario, el problema es el periodismo”.
Longoni sigue en el sector.
Conduce (desde hace nueve años), Bichos de Campo (Canal Metro), junto a otros
siete periodistas. Se emite los viernes a las 21.30. Entre sus anunciantes
están Monsanto, Nitrap (agroquímicos) y Uatre.
Sorpresas desde adentro
Dante Rofi ingresó a La Nación
Campo en 1997 y se mantiene en el suplemento. Era el típico periodista
agropecuario hasta 2004, cuando estaba en el festival de Cosquín y vio que el
folklorista Raly Barrionuevo subía al escenario a doña Ramona Bustamente,
abuela campesina que resistía el avance de topadoras de empresarios sojeros.
Esa misma noche, León Gieco le dedicó su recital a los campesinos del norte
cordobés.
“¿Cómo podía ser que cubría campo y nunca había escuchado de esos
campesinos?”, se preguntó. Volvió de vacaciones y comenzó a preguntar por
esos campesinos. No tardó en dar con Apenoc (Asociación de Productores del
Norte de Córdoba), una de las patas de lo que luego sería el Movimiento
Campesino de Córdoba (MCC). Comenzó a conocer de otro campo, agricultura
familiar, indígenas y también de las consecuencias del modelo de agronegocios:
desmontes, desalojos, fumigaciones con agroquímicos.
Ya nada fue igual.
“La mayoría de los periodistas agropecuarios se olvida que son
periodistas y pasan a ser representantes de las empresas”, resume sobre el
sector.
Sobre por qué actúan así, Rofi
descarta que sea por ingenuidad. “Están validando un discurso. Creer que lo
hacen por ingenuidad es subestimarlos. Saben muy bien lo que hacen”.
Resalta que en La Nación es clara
esa línea que se baja, con editoriales sobre las bondades del modelo y apoyo al
glifosato. “Si sos empleado, la lógica es
ir por esa línea, no plantear otras posturas, no pensar mucho. Repetís el verso
de que el mundo tiene hambre, los transgénicos producen alimentos y cierra por
todos lados. Te surgen programas de radio, auspiciantes para el programa de TV,
en el diario te quieren. Así la vida es hermosa”, sentencia.
Rofi es cotidiano usuario de
redes sociales. En Twitter dejó siempre claras sus posturas de apoyo al
kirchnerismo, su fanatismo por Racing y la crítica a algunos editorialistas del
diario en el que trabaja. Discutió mil veces con sus pares y jefes. Cuando eran
diez en el suplemento (años 2007) y ahora que son sólo cuatro (tres editores y
él). “Se enojan cuando decís algo de los
agroquímicos. Te saltan con el discurso de las empresas, que no hay pruebas
científicas, pero la verdad es que no quieren ver las pruebas”, explica.
Está convencido que muchos
periodistas del sector prefieren no conocer. Cita nombres de colegas pero para
evitar problemas se pone en primero persona: “Cuando conocés lo que pasa, lo que provoco este modelo de agro, ya no
podés volver a ser el mismo. Te cambia la vida”.
Rescata la convivencia con su
jefe del suplemento. Saben que piensan distinto, se respetan, conviven. Va a
cumplir veinte años en La Nación Campo y sumó trabajo (ad-honorem), dos veces
por semana tiene una columna radial en la FM Tierra Campesina, de la Unión de
Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST) de Mendoza. Allí dice todo lo que piensa,
del agro y de la política nacional.
La hora de la verdad
Sábado. 6 de la mañana. “La hora del campo”. Conducido por
Alejandro Cánepa, se extiende durante tres horas. Comienza con la clásica “Zamba de mi esperanza” y antes del
minuto es interrumpida por el auspicio del programa: “Dow AgroSciences”.
Cánepa arranca con buenas
noticias: “En su gran mayoría, el campo
está arrancando”. Precisa datos del Indec de mayor venta de maquinaria
agrícola. Agrega: “Hay pueblos donde la
industria metalmecánica toma 30 o 40 personas y es muy importante”.
Picado de noticias breves.
Gobierno de Entre Ríos “asistirá” a
productores de arroz, Chaco pidió devolución de fondos de tabaco a Nación,
Buenos Aires aprobó ley de “feedlots”
(engorde de corral –muy cuestionados por el impacto en el ambiente,
alimentarlos con transgénicos y abuso de antibióticos–).
“La gente en el mostrador quiere cada vez más alimentos de feedlots”,
afirma Cánepa en base a ninguna prueba. Paso siguiente, anuncia que hoy
hablarán con el presidente de la cámara de empresas de feedlot.
La producción del programa es
Gastón Ibañez, columnista Marcelo Pinto y César Tapia (conduce también en Canal
Rural el programa de Coninagro, una de las entidades de la Mesa de Enlace).
Cánepa insiste en la mayor venta
de maquinaria agrícola. Recuerda que viajó con el presidente de esa cámara de
empresas a Estados Unidos, invitado por Aapresid.
Las publicidades a lo largo del
programa son de Banco Galicia, Chevrolet, Cooperativa de Seguros La Dulce, Dow
AgroSciences, Biogénesis Bagó y una decena de agroquímicos que intercalan frases
como “la soja no se mancha” o “estimulante para el campo”, “sabemos cómo proteger tu soja”, y
siempre finaliza con un locutor que lee a toda velocidad (como si fuera la
letra chica de un contrato) “cuidado,
puede afectar la salud y el ambiente”.
El próximo 9 de febrero cumplirá
quince años al aire. Cánepa agradece especialmente a Dow AgroSciences y
Biogénesis Bago porque lo “acompañan
desde el inicio”. Y señala que Biogénesis fue parte de la creación misma
del programa.
Mensajes grabados de oyentes. Productor
de Chaco pide que se le baje impuestos a las empresas del agro que dan trabajo.
Cánepa lo secunda: “Es buena la idea”.
Otro mensaje, sobre la buena
producción de trigo y la apertura de mercados internacionales. El conductor
comenta: “Macri cumplió con el campo (por
baja de retenciones). El campo cumplió con Macri”. Pinto cuestiona que
Macri haya calificado su primer año de gestión con un 8. Cánepa replica: “Fue lamentable lo de los últimos diez años.
Ahora hay diálogo”. Pinto retruca: el ministro Alfonso Prat-Gay había
anunciado 25 por ciento de inflación anual y fueron 40.
Cambio de tema. Agradecen a la
empresa de ropa Cardón, que envió tres mates de regalo y viste a Cánepa desde
1990. Informan la apertura de cuatro locales en Paraguay. Pie justo para, con
la excusa del día nacional del mate, entrevistar a “la primera sommelier de mate”. Más de 25 minutos sobre los “secretos” del mate y la yerba (tipo de
mate, temperatura de agua ideal). Ni una mención a la explotación histórica del
primer eslabón de la cadena, los tareferos (cosechadores de yerba). Es una
regla en los programas agropecuarios invisibilizar la situación de los
trabajadores del agro y mucho menos se cuestiona al sindicato Uatre (Unión de
Trabajadores Rurales y Estibadores), donde Gerónimo “Momo” Venegas se maneja como patrón de estancia. Causalidad, o no,
la Uatre coloca mucha pauta publicitaria es los programas del sector.
Música de Abel Pintos, Dúo
Coplanacu, José Larralde, Horacio Guaraní. Canciones que hablan de aspectos
sociales y que podrían sonar en cualquier peña con público de izquierda.
Cánepa relata que estuvo con las
cuatro cadenas de granos (las empresas de soja, maíz, girasol y trigo se reúnen
por sector) y el denominador común fue el pedido de una nueva ley de semillas,
que saldría en abril/mayo de 2017. No explica que es impulsada por grandes
empresas (nucleadas en la Asociación de Semilleros de Argentina, entre ellas
Monsanto).
Entrevistan a Dardo Chiesa,
presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), que quiere una nueva
ley, pero “no la lay talibán que quieren
ASA y Monsanto” (los productores quieren pagar una sola vez, cuando compran
la semilla. Las empresas quieren que sigan pagando por varias cosechas luego de
la compra).
Explica que, como “gesto de buena voluntad”, las cuatro
entidades (Sociedad Rural, CRA, Coninagro y Federación Agraria) viajarán con
Aapresid y Aacrea a la sede de la empresa Pioneer en Estados Unidos. Que
seguramente se hablará del tema. Celebra que Macri le haya “devuelto la normalidad al sector”.
Cánepa, que también tiene
programa en Canal Metro, avisa que son “plurales”
y llamarán a ASA y a Monsanto.
La hora del campo tiene
competencia. En radio La Red (AM 910, “La
Red Rural”), en Rivadavia (AM 630, “Bichos
de Campo”), en Mitre (AM 790, “Mitre
y el Campo”), entre otros.
También hay tiempo para un médico
veterinario que recomienda doble vacunación y antibióticos para los rodeos.
Promete que (drogas mediante) no se enfermarán y darán buena producción. El
veterinario es de Biogénesis Bagó.
El programa se acerca al fin. Aún
hay espacio para dar cuenta de los premios “a
la excelencia agropecuaria”, que otorgan el diario La Nación y Banco
Galicia. Uno de los premiados, la empresa Red Surcos (de Santa Fe). Entrevista
con su presidente, Carlos Calvo. Explica que ganó en la categoría “innovación y desarrollo” porque lograron
que el herbicida 2-4D tenga “menor
impacto, se volatilice menos y sea más sustentable”.
Cánepa complementa: “¡Qué bueno, hace que no se vuele, cae en el
lugar y queda ahí. Qué buena invención. Bien merecido el premio!”.
El directivo de Red Surcos se
despide y señala que es un honor ser auspiciante del programa de Cánepa.
Dos minutos para las 9 y el fin
del programa. Alejandro Cánepa termina con una oración: “Nuestra señera, virgen de Luján, ayúdanos en nuestras tareas diarios y
proyecciones, ahora y en la hora de nuestra muerte. Virgen de Luján, en vos
confiamos”. Silencio y las últimas tres palabras: “Auspició, Dow Agrosciences”. Fuente: www.lavaca.org
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