“Tomamos agua con agroquímicos, respiramos aire
con plaguicidas, comemos comida envenenada”
La calma que ofrece un pueblo en Argentina esconde
preocupaciones riesgosas. Según un informe de la Defensoría del Pueblo y la
Universidad de La Plata, 30 de Agosto es la localidad más contaminada de la
provincia de Buenos Aires. El estudio menciona que allí se registran los
niveles más altos de dioxinas y endosulfanes de la región, mientras que los
vecinos apuntan a que las acopiadoras de fertilizantes y semillas están detrás
de estos datos.
“‘Qué mejor que vivir
en el campo, qué más sano que vivir en el medio del campo…’ Bueno, ya hace unos
años que nos estamos dando cuenta que no es tan sano vivir en el medio del
campo con este modelo productivo”, lamenta Rosario Iturralde, miembro de la
Asamblea de Vecinos de 30 de Agosto. “Tenemos
el agua con agroquímicos, respiramos el aire [con plaguicidas], comemos comida
envenenada, sabemos que es un tema súper complejo”, lamenta.
La contaminación
silenciosa
Y es que cada vez que se ventilan los galpones en los que se
guardan fertilizantes los vecinos respiran un aire viciado. A esto lo llaman
‘la contaminación silenciosa’, que ataca cuando menos se la espera y que
provocó que el cáncer sea tema de discusión en la localidad: los médicos
locales comprobaron que en 2016 al menos 40 personas fallecieron por este padecimiento.
“Si los agrotóxicos
matan cualquier tipo de maleza, animales e insectos […] ¿por qué no pueden
matar al ser humano?”, reflexiona Mercedes Biassot, médica del Hospital
Municipal de 30 de Agosto. Esta localidad ubicada a 500 kilómetros de Buenos Aires
se ve amenazada no solo por las empresas agropecuarias locales, sino también
por las fumigaciones de los campos linderos.
Si los agrotóxicos matan
cualquier tipo de maleza, animales e insectos ¿por qué no pueden matar al ser
humano?
“Tenemos campos
enfrente de las casas que fumigan cuando hay viento; hay productos que vuelan
hasta 30 kilómetros con viento, entonces pueden haber campos a esa distancia
que igualmente nos están contaminando”, indica Rosario Iturralde. Por su
parte, Héctor Boffi, exdirector del Hospital de Trenque Lauquen, afirma que
cuando se realiza una fumigación “apenas un 15 por ciento queda en la planta,
un 15 por ciento filtra a las napas […] y el 70 por ciento es patrimonio de las
derivas, del viento“.
Solo queda esperar
En tanto, las autoridades municipales reconocen que hay una
problemática, pero expresan estar trabajando para resolverla con controles a
las fumigaciones. “Es todo parte de una
foto más grande”, indica Ana Paula Motrel, secretaria de Medio Ambiente de
Trenque Lauquen, añadiendo que creen que pronto podrán “dar una opción de
relocalización” a algunas de las empresas.
Mientras tanto, los habitantes de este lugar
aguardan con expectativa que se realice un diagnóstico médico completo. Por
ahora, solo tienen la certeza de que el modelo agropecuario de la región trae
inconvenientes inesperados con consecuencias irreversibles.
Fte: fundavida.org.ar
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