Dos
plaguicidas muy usados en argentina, el glifosato y el imidacloprid, alteran el
gusto de las abejas y eso podría influir en la producción de alimentos y en la
seguridad de los ecosistemas.
“El paradigma agrícola
actual debería ser revisado”, advirtieron investigadores del Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y de la
Universidad de Buenos Aires (UBA), quienes realizaron un estudio que revela que
dos de los plaguicidas más utilizados en el país, el herbicida glifosato y el
insecticida imidacloprid, presentan un inesperado efecto secundario:
alteran el sentido del gusto de las abejas obreras, lo cual interfiere con su
capacidad de polinización y de producción de miel.
El estudio también pone de manifiesto que los agroquímicos
destinados a proteger cultivos, en realidad podrían afectarlos en el largo
plazo.
“La pregunta es cuán
efectivos son los plaguicidas en términos de protección del cultivo si
perjudican a los animales [las abejas] esenciales para su producción”, se
preguntó el doctor Walter Farina, jefe del Laboratorio de Insectos Sociales del
Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFIByNE), que
depende del CONICET y de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) de
la UBA.
Farina y su equipo estudiaron la reacción de abejas frente a
soluciones de azúcar común (sacarosa) con distintas concentraciones. Y
comprobaron que los insectos expuestos a ambos plaguicidas redujeron la propensión
a extender su probóscide o apéndice a través del cual se alimentan. “Lo que interpretamos es que ambos
agroquímicos disminuyen la sensibilidad a lo dulce”, dijo a la Agencia
CyTA-Leloir la primera autora del estudio, la doctora Carolina Mengoni Goñalons,
quien trabajó con Farina y ahora se desempeña como becaria postdoctoral del
CONICET en la Fundación para el Estudio de Especies Invasivas (FuEDEI).
En otro estudio complementario, los científicos comprobaron
que los dos agroquímicos afectan la capacidad de las abejas de asociar el olor
a una recompensa dulce, lo que impacta sobre su comportamiento recolector. “”,
indicó Farina, quien también es investigador del Departamento de Biodiversidad
y Biología Experimental de la FCEN.
“En el largo plazo,
estos déficits en el comportamiento de las abejas tendrá consecuencias sobre la
eficacia de la polinización y la producción de miel”, puntualizó Mengoni
Goñalons.
El trabajo fue publicado en la revista “Journal of Experimental Biology”.
Y, de acuerdo con Farina y Mengoni Goñalons, los resultados convocan a la
reflexión. “Es preciso detenerse y pensar
cuánto se desea favorecer a las prácticas agrícolas a expensas de la
conservación de la biodiversidad. Creemos que el paradigma agrícola actual debe
ser revisado. Y que sería necesario impulsar una protección de cultivos con
técnicas más amigables y sustentables, como el manejo integrado de plagas o el
control biológico”, señalaron.
Fuente: elfederal.com.ar
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