lunes, 18 de enero de 2016

Si piensas que no te drogas....prueba a analizar la carne de tu plato

En la carne y sus productos derivados se encuentran presentes otras numerosas sustancias químicas potencialmente dañinas, las cuales los consumidores por lo general ignoran. En su libro Los Venenos en tu cuerpo, Gary y Steven Null nos proporcionan un vistazo por dentro de los más recientes artefactos y dispositivos usados por las grandes compañías propietarias de la industria de la carne. “Los animales son mantenidos vivos y engordados mediante la continua administración de tranquilizantes, hormonas, antibióticos y 2.700 drogas más”, ellos escriben. “El proceso comienza incluso antes del nacimiento y continúa mucho después de la muerte. Y aunque estas drogas se encuentran aún presentes en la carne cuando usted la come, la ley no obliga que deban enumerarse en la etiqueta del producto”.

Por Gustavo Medina


nitrato de sodio y el nitrito de sodio, dos compuestos químicos usados como preservantes para retardar la putrefacción en las carnes curadas y los derivados de la carne, incluyendo el jamón, el tocino, el salchichón, el salame, las salchichas y el pescado, son también peligrosos para la salud.

Estos compuestos químicos dan a la carne su apariencia sonrosada, reaccionando con los pigmentos de la carne y los músculos. Sin ellos, el color natural marrón-grisáceo de la carne muerta desanimaría a muchos posibles compradores.

Desafortunadamente, estas sustancias químicas no distinguen entre la sangre de un cadáver y la de un ser humano vivo, y muchas personas sujetas accidentalmente a excesivas cantidades han muerto por envenenamiento.

Incluso cantidades menores han probado ser dañinas, especialmente para niños pequeños y bebés y, por consiguiente, el comité conjunto de expertos sobre los aditivos en los alimentos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) y la OMS (Organización Mundial de la Salud), ha advertido: “Los nitratos no se le deberán agregar a los alimentos infantiles”.

A.J. Lehman, de la Administración de Drogas y Alimentos, señaló que “entre la cantidad de nitrato que es segura y la que puede ser peligrosa únicamente existe un pequeño margen de seguridad”.

Debido a las asquerosas condiciones de acorralamiento y aglomeración a que los animales son sometidos por parte de la industria de la carne, tienen que usarse vastas cantidades de antibióticos.

Pero semejante uso corriente y desmedido de antibióticos naturalmente crea bacterias resistentes a dichos antibióticos, las cuales pasan a quienes consumen la carne.

El trauma de ser masacrados también le agrega a la carne “los venenos del dolor” (como la adrenalina). Esta, unida a los desechos no eliminados en la sangre del animal, tales como la urea y el ácido úrico, contaminan aún más la carne que el consumidor come.

Además de sustancias químicas peligrosas, la carne a menudo es portadora de enfermedades de los propios animales. Apretujados en condiciones antihigiénicas, alimentados a la fuerza e inhumanamente tratados, los animales destinados al matadero contraen muchas más enfermedades que de ordinario.

Los inspectores de la carne intentan descubrir y dar a conocer las carnes inaceptables, pero debido a las presiones de parte de la industria y a la falta de tiempo suficiente para realizar el examen, mucho de lo que sucede es muchísimo más insalubre de lo que el consumidor de carne puede imaginar.

Fuente: Ecoportal.net

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