Para quienes seguimos de cerca el desarrollo de los hechos
ambientales argentinos, el hecho no pasó desapercibido y tratamos de llamar la
atención respecto de ¿qué ocurriría si la especie a propagarse no fuera la
perteneciente al Aedes común o al Culex ‘doméstico’ sino el temible Aedes
aegypti, vector de la Fiebre Amarilla y el Dengue?. Incluso en 2007 y 2008 hubo
casos de fiebre amarilla en Bolivia, Paraguay, Brasil y Norte argentino, que se
adjudicó a viajeros provenientes de los países hermanos. En la oportunidad
señalamos la equivalencia del mapa correspondiente a la invasión mosquitera,
con el que la multinacional Syngenta llamaba de ‘la Repùblica Unida de la
Soja’, es decir, la región comprendida por las zonas de Bolivia, Paraguay,
Argentina, Brasil y Uruguay sembradas con el mágico poroto transgénico
forrajero producido por Monsanto, y rociado abudantemente con su agraciado
herbicida ‘matatodo’ glifosato, conocido como Round up, acompañado por sus
compañeros de ruta, tales como el 24D, la Atrazina, el Endosulfán, el Paraquat,
el Diquuat y el Clorpirifós, entre algunos otros.
En ese momento junto a otros ambientalistas del resto del
continente señalamos la rara coincidencia de ambos mapas, mucho mas notable en
el caso de la expansión de la epidemia de Fiebre Amarilla de 20072008 y de la
epidemia de mosquitos ‘domésticos’ de 2008.
Así las cosas, preferimos suponer, que cualquier vinculación
del raro fenómeno ambiental con la utilización masiva y descontrolada del
glifosato y el área sojizada, no podía sino ser parte de una conspiración
antimosnantiana o de mentes calenturientas que ven catástrofes ambientales por
todos lados y no creen lo que dice la empresa multinacional o sus repetidoras
de AAPRESID, la FFA, o Clarín Rural, respecto de la ‘absoluta inocuidad’ de los
casi trescientos millones de litros de pesticidas arrojados por el complejo
sojero sobre el ambiente agropapeano.
Pero.. que las hay, las hay..
Así llegamos a la epidemia de dengue de 2009 y ¡oh,
casualidad¡, la misma vuelve a coincidir con gran parte del área sojera
sudamericana, y se basa en una expansión desorbitada de la población de
mosquitos. Cualquier profesor de Ecología o de Biología no empleado en una
multinacional, o en un programa de investigación universitario financiado por
ellas preguntaría, ¿es qué habrá desaparecido algún predador natural del
mosquito? o ¿es que el mosquito habrá aumentado su fuente de alimentaciòn de
manera desorbitante? Pues la primera es la pregunta correcta y por ende le
corresponde la respuesta correcta, si es que el docente desea hacerse la
pregunta, claro está.
El glifosato, la Atrazina, el Endosulfàn, el 24D, el
Clorpirifos, el Diquat y el Paraquat, casualmente matan peces y anfibios sapos,
ranas, escuerzos, etc. -es decir a los predadores naturales de los mosquitos, a
los que consumen tanto en su estado larval como de adultos. Pero si esto es así
cómo es que nadie lo advirtió…
Pero hay más, pues la cosa no es tan directa, sino
multivariada y compleja como todos los fenómenos ambientales. Si bien la
epidemia de dengue que sorpresivamente ha atacado a nuestro país, tiene su origen
en la propagación de la epidemia que afecta a la hermana República de Bolivia,
la misma tiene su causa principal en el calentamiento global que afecta a
nuestro planeta, que al producir el aumento de las temperaturas mínimas y
medias extiende las enfermedades llamadas tropicales, (paludismo, fiebre,
amarilla, dengue, malaria y otras) hacia las regiones templadas, es decir la
Argentina.
Esa es la razón principal de porqué volvió el dengue a
nuestro país, el cual había sido eliminado durante los años cincuenta gracias a
la encomiable labor del Dr. Ramón Carrillo. Sin embargo, cabe ubicar algunas
otras relaciones causales del múltiple complejo ambiental que afecta a la
expansión de una enfermedad como el dengue.
A las políticas de destrucción del Estado y sus controles
aplicadas durante los noventa, que cesaron las fumigaciones preventivas, y a la
falta de nuevos productos químicos para combatir al insecto vector Aedes
aegypty, que las multinacionales del negocio agrotóxico no desarrollan debido a
que según ellas ‘no es negocio, pues los países tropicales, principales
destinatarios de los productos son malos pagadores’, debemos en el caso
argentino sumar la tremenda expansión del área sojizada en Pampa Húmeda y
extensas regiones del NEA y del NOA, lindantes con Bolivia, Brasil y Paraguay.
Así, la sojización mantiene una doble línea de influencia
sobre la expansión del dengue. Por un lado el complejo de agrotóxicos
utilizados para el sistema de la Siembra directa-sojaRR, se basa en el uso
masivo de glifosato, endosulfán, clorpirifos, 24D, atrazina, paraquat, y otros
pesticiadas. Todos poseen una fuerte acción devastadora sobre la población de
peces y anfibios, predadores naturales de los mosquitos, transmisores del
dengue y la fiebre amarilla.
Esto puede comprobarse por la casi desaparición de la
población de anfibios en pradera pampeana y en sus cursos de agua principales,
ríos, arroyos, lagunas y bosques en galería, así como el elevado número de
peces que aparecen muertos en los mismos o por la aparición de los mismos con
fuertes deformaciones físicas y con graves afectaciones en su capacidad
reproductiva, como han informado reiterados estudios e investigaciones de
diversas instituciones de Pampa Húmeda. Podríamos señalar sin exagerar que los
anfibios –principales predadores de mosquitos y otros insectos son cosa del
pasado en el territorio sojizado, arrasado por el cocktail de agrotóxicos
utilizados por los productores en el sistema de Siembra Directa.
Un segundo elemento del relación entre la sojización y la
epidemia de dengue, se ubica en la enorme deforestación producida en las áreas
boscosas y de monte de las regiones del NEA y del NOA, lo cual destruye el
equilibrio ambiental de esas regiones, liquidando el refugio y hábitat natural
de los predadores de otros predadores de los mosquitos, permitiendo el aumento
descontrolado de su población, tal como se viene comprobando en los últimos
años, sólo que en este último correspondió a la población de Aedes aegypty y no
al Aedes común o al Culex, como en años anteriores. El crecimiento desusado de
la población de mosquitos es la causa principal de la expansión de la epidemia
del dengue según señalan la mayoría de los especialistas y su relación con los
agrotóxicos de la soja es casi directa.
Esta relación no es una relación causaefecto simple, sino
parte de las cadenas concatenadas de fenómenos que caracterizan a los procesos
ambientales, y que por lo mismo son en general difíciles de estudiar o de
señalar, mediante una mirada simplista de la relación causaefecto, sin embargo es imposible negar la relación entre la
destrucción de los predadores de los mosquitos que provoca la sojización por
vía de los venenos que se usan para su cultivo, como por obra de la depredación
de los montes y bosques nativos que produce su cultivo descontrolado, y por
ende su responsabilidad central en la existencia de la actual epidemia de
dengue. Una mancha más a cargar en el disparate sojero.
Por Alberto J. Lapolla, Ingeniero Agrónomo genetista e
Historiador. Director del Instituto de Formación de la CMP
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