Cada vez más expertos se animan a investigar el
uso de este metal cuyas propiedades contra los microbios se conocen desde hace
miles de años y que puede repeler el SARS-CoV-2 en solo 4 horas
A veces pensamos en grandes soluciones futurísticas para
acabar con virus como el que mantiene encerrado al mundo. Imaginamos inventos
que puedan ayudar a parar la pandemia, que nos den opciones para frenar el
contagio y seguir con nuestra vida sin un rebrote, pero puede que muy útil
mirar también al pasado. El confinamiento no es una solución nueva, y está
siendo efectiva, lo mismo pasa con las mascarillas, y ahora los expertos
apuntan a otra solución 'milenaria' que habíamos pasado por alto hasta hace
algo más de un mes y que ahora ha vuelto al foco de los investigadores: el uso
del cobre como material para frenar los contagios.
Hasta hace poco más de un mes pocos habían pensado, o al
menos, habían transmitido al gran público su interés por el uso de este
material como 'escudo' para parar el nuevo virus que se expandía sin freno por
el planeta, pero un nuevo estudio rescató algo que el ser humano lleva
asociando miles de años: la mala relación entre los microbios y el cobre. Un
grupo formado por científicos de los Centros para el Control y Prevención de
Enfermedades de Estados Unidos (el CDC), la Universidad de California en Los
Ángeles (UCLA) y la Universidad de Princeton publicaron en la revista 'The
New England Journal of Medicine' un análisis que demostraba que en el
cobre el Covid-19 solo aguantaba 4 horas por los hasta 3 días en plástico o
acero inoxidable. Algo que hizo saltar la chispa de nuevo.
Tras los esperanzadores resultados, no hay que olvidar que
uno de los principales focos de infección es el contacto de nuestras manos con
superficies donde está presente el virus, muchos volvieron a mirar a un viejo
aliado contra bacterias y virus que, como recuerdan en medios como Smithsonian
Magazine o Vice, la humanidad conoce desde el 3.000 a.C. (se usaban piezas de
cobre para desinfectar heridas o evitar infecciones). Eso sí, a los que ya
habían estudiado en estas últimas décadas las bondades de este material no solo
no les sorprendió descubrir que ni el Covid pudiese contrarrestar este
potencial sino que lo que les llamó la atención es que nadie lo hubiese tenido
en cuenta antes.
Uno de esos expertos es Bill Keevil, un investigador de
microbiología de la Universidad de Southampton (Reino Unido) que ha estudiado
los efectos antimicrobianos del cobre durante más de 20 años. Este científico
ha probado la capacidad antimicrobiana del cobre con virus como el MERS o el
H1N1 (la gripe porcina o gripe A) e incluso en 2015 hizo un detallado estudio
sobre la relación de este metal con el coronavirus 229E, de la misma familia
que el SARS-Cov-2 y que provoca el resfriado común y la neumonía. El cobre
fulminó el virus en minutos mientras que en acero inoxidable o en vidrio duró
hasta 5 días por lo que se pensó que el uso de este material podría a ayudar a
frenar las epidemias de gripe.
"Una de las ironías es que la gente coloca acero
inoxidable porque parece limpio y, en cierto modo, lo es, pero entonces el
argumento es, ¿con qué frecuencia limpias? No limpiamos con la suficiente
frecuencia. El cobre, por el contrario, sigue desinfectando sin limpieza alguna",
explica Keevil a la revista Smithsonian. Su trabajo es uno de los más conocidos
pero no el único realizado en los últimos años.
Otro experto, Michael G. Schmidt, profesor de microbiología
e inmunología en la Universidad de Medicina de Carolina del Sur especializado
en la investigación del cobre en entornos de atención médica también ha hecho
estudios con muy buenos resultados y que pueden dar pista para el caso actual.
El estudio más importante realizado por Schmidt, financiado por el Departamento
de Defensa de EEUU, examinó en 2012 el uso del cobre en superficies que
incluían barandillas, mesas de bandejas, postes intravenosos y reposa brazos de
tres hospitales de todo el país. Esa investigación de 43 meses reveló una
reducción del 83% de microbios en todos estos objetos en relación con los que
estaban fabricados con otros materiales y las infecciones hospitalarias se
redujeron en un 58%.
Esto también lo avala Isabel Sola, en conversación con
Teknautas. Según la co-directora del laboratorio de coronavirus del Centro
Nacional de Biotecnología y experta en este tipo de virus, "efectivamente,
se ha visto con este nuevo coronavirus, y ya se había visto con otros
coronavirus antes. La supervivencia del virus en superficies de cobre (Cu) es
bastante menor que en otras superficies (unas horas frente días). Estos
estudios son rigurosos y se han publicado en revistas científicas, así que no
dudo que la observación sea correcta".
¿Qué hace diferente
al cobre?
Vale, ya sabemos que se trata de un material especial,
diferente y que ha acabado con los virus desde hace miles de años, pero ¿por
qué? ¿Qué tiene en su composición que le permite ser tan letal con los virus?
Sola da alguna pista: "En un trabajo de 2015 con el coronavirus 229E
hicieron un estudio bastante riguroso y proponen que en superficies de Cu se
forman iones de Cu que dan lugar a radicales de oxígeno que alteran la
estructura y el genoma del virus". Ese trabajo es el de Keevil que da más
información al respecto.
Según este científico, los metales pesados, incluidos el oro
y la plata, son antibacterianos, pero la composición atómica específica del
cobre le otorga un poder de destrucción adicional. El cobre tiene un electrón
libre en su capa orbital externa de electrones que participa fácilmente en las
reacciones de oxidación-reducción (lo que también hace que el metal sea un buen
conductor) que acaban con el virus. La plata y el oro no tienen el electrón
libre, por lo que son menos reactivos.
Además, cuando un virus o bacteria cae sobre el cobre, los
iones lo destruyen como si fuera una defensa antiaérea, evitando así la respiración
celular y creando radicales libres que aceleran la muerte. Y lo que es aún más
importante y puede ser la clave para que a pesar del paso del tiempo nada pueda
resistirse al cobre, los iones buscan y destruyen el ADN y el ARN dentro de una
bacteria o virus, evitando las mutaciones del virus que pudieran generar
resistencias al cobre. Un complejo sistema que permite a este metal seguir
funcionando incluso sucio u oxidado y sin la intervención del humano en ningún
momento.
"El cobre es realmente un regalo de la naturaleza, ya
que la raza humana lo ha estado utilizando durante más de ocho milenios",
asegura Schmidt. Pero, si se sabe tanto sobre el potencial de este metal, ¿por
qué no se está usando más? Según el estudio de World Copper Factbook de 2019 no
nos estamos quedando sin provisiones de este metal y es uno de los metales más
reciclados: casi todo el cobre puede reciclarse y no perder nada de sus
propiedades, por lo que las razones han de ser otras.
¿Por qué no se usa
más?
Lo cierto es que si buscamos encontramos que las
instituciones y empresas empiezan a hacer movimientos. El cobre ha sido
aprobado por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), que lo
ha registrado como el primer y único metal con propiedades antimicrobianas (en
concreto se permite que los productos con cobre anuncien sus bondades contra
E.coli 0157:H7, Pseudomonas aeruginosa, Staphylococcus aureus, Enterobacter
aerogenes, VRE y MRSA).
Además, una empresa australiana ya ha comenzado a crear
pomos de puertas de cobre y científicos chilenos, cuyo país es el principal
productor de cobre del planeta, han apostado de forma decidida por este
material e incluso están ideando mascarillas con cobre. Sin embargo, Schmidt y
Keevil creen que se podría hacer mucho más.
Normalmente se ha apostado por otros materiales por ser más
baratos y, según el director de la empresa de metal SPEE3D’s, Byron Kennedy, la
aparición de los antibióticos también pudo ayudar a que dejáramos de lado el
cobre por no ser tan necesario, pero los investigadores lo tienen claro.
Incluso contando con ese dinero de más que vale el cobre la diferencia se
recuperaría en dos meses al bajar el número de infecciones. Y teniendo en
cuenta que el cobre nunca pierde su capacidad de matar microbianos, los hospitales
rápidamente ahorrarían y evitarían costes extra.
"Su recuperación está literalmente en menos de dos
infecciones", asegura Schmidt, que asegura que lleva desde 2013
"literalmente rogando, arrastrándome, suplicando, con todos y cada uno de
los involucrados para crear una sola habitación de hospital con materiales de
cobre". Ya ha conseguido que alguna empresa apueste por su idea pero queda
mucho.
En España de momento no han aparecido grandes iniciativas ni
de investigación ni de aplicación del cobre antimicrobiano como posible ayuda
para frenar al SARS-CoV-2. Algo que puede resultar llamativo, ya que somos uno
de los principales productores de cobre del mundo, estamos en Top 3 en la Unión
Europea en producción de cobre y solo la mina de Riotinto es la número 20 en
capacidad a nivel mundial. A falta de más estudios e implementaciones todo
apunta que este metal 'milenario' puede servirnos contra los patógenos una vez
más.
Fuente: elconfidencial.com
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