domingo, 4 de agosto de 2013

Pronóstico: calor y conflictos violentos

La película Haz lo correcto, de Spike Lee, relata el origen y desarrollo de un estallido de violencia social en un barrio multiétnico de Nueva York. Además de la desconfianza y del mutuo disgusto entre los distintos grupos humanos que allí conviven, el director marca un factor que, enseguida, se revela irritante y opresivo: el calor. Es un día sofocante en la ciudad, y esa circunstancia se vuelve protagonista. Como si los hechos que cuenta la película no fueran posibles sin el agobiante clima que les da marco.

Muchos años después, nos encontramos ante un conflicto mayor, que muestra al clima como un factor importante en su evolución: Siria.
En 2006, cinco años antes de que estallaran los incidentes que derivaron en la guerra interna que aún hoy continúa, una tremenda sequía dejó decenas de miles de pobres y estableció un malestar social irreversible.

¿Es posible que un verano tórrido predisponga los ánimos para la violencia, como en la película de Spike Lee? ¿Está vinculada esa sequía con esta guerra en Siria?
Una serie de estudios que analizan el cambio climático y los conflictos humanos han dado pistas en los últimos años sobre la verosimilitud de esa relación.

La revista Science publicó el viernes el más reciente y quizá más completo de ellos, realizado por un equipo dirigido por Solomon Hsiang, de la Universidad de Berkeley. Los científicos autores de la investigación analizaron lo que consideraron los estudios más serios y rigurosos en la materia.
Según la versión que replicó Mother Jones (MJ), la conclusión de Hsiang es que existe una “fuerte evidencia causal” que vincula clima y conflictos humanos a lo largo del tiempo y en diferentes regiones del mundo. “No es determinante; ni siquiera es el más importante, pero influye”, explica el jefe del equipo de investigadores.

Así, en lugares y momentos en los que se registran temperaturas excepcionalmente altas o lluvias extremadamente abundantes, la posibilidad de violencia interpersonal aumenta cuatro por ciento; mientras que la frecuencia de enfrentamiento entre distintos grupos puede ascender del 14 por ciento al 50 por ciento.

Los científicos concluyen que si se mantiene el nivel de calentamiento global de las últimas décadas cabe esperar más conflictos.
En términos prácticos, y a modo de ejemplo, en Estados Unidos el aumento de la frecuencia de incidentes violentos interpersonales (se incluye todo tipo de violencia) se traduciría en 56 mil crímenes más por año (en la actualidad se producen un promedio de 1.400.000 crímenes anuales, según el FBI).

En cuanto a los conflictos colectivos, los efectos del cambio climático se multiplican cuando impactan negativamente en la producción agropecuaria. En estos últimos casos aumenta el peligro de guerras.
Entre los casos concretos que tomaron como referencia figuran la guerra civil en Somalía, ocupaciones de haciendas en Brasil, violencia doméstica en Australia y enfrentamientos étnicos en India, entre otros muchos.

Un círculo vicioso. Tan serio parece el problema, que los científicos advierten que hay que estar preparados para más conflictos violentos. No sólo eso, sino que esos mismos conflictos (nada menos ecológico que una guerra) derivan inevitablemente en más daño ambiental. Causas y consecuencias se encadenan en un círculo vicioso.

El estudio apunta no a episodios aislados de temperaturas excepcionalmente altas, o inundaciones y sequías esporádicas, sino a períodos en los que estos fenómenos se vuelven crónicos o muy habituales. Un aspecto que debe ser estudiado con particular urgencia es qué rango de temperaturas elevadas es el que lleva al conflicto.


En el caso de Siria, es fácil trazar una línea que va de períodos de calor y sequía a los incidentes que derivaron en la guerra interna de hoy. Pero eso no alcanza a explicar por qué una protesta es peor un día de calor excesivo, o por qué se producen más asesinatos durante una década calurosa”. En otras palabras, se sabe que el fenómeno existe, pero no cuáles son las razones últimas por las que la temperatura puede derivar en violencia. Fuente: lavoz.com.ar

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