UXBRIDGE, Canadá - Los crecientes niveles de dióxido de
carbono (CO2) harán mucho menos nutritivos los cultivos de alimentos básicos,
como el arroz y el maíz, según un estudio de la Universidad de Harvard.
Importantes cultivos tendrán niveles más bajos de zinc y
hierro a mediados de este siglo, si no se reducen las emisiones de CO2
procedentes de la quema de combustibles fósiles, sostiene un análisis sobre los
experimentos de campo realizados en tres continentes.
“Dos mil millones de
personas ya sufren de bajos niveles de zinc y hierro. Es una carga enorme para
la salud mundial”, expresó Samuel Myers, de la Facultad de Salud Pública de
la estadounidense Universidad de Harvard y uno de los autores del estudio “El
incremento del CO2 amenaza la nutrición humana”, publicado en la edición de la
revista científica Nature del miércoles 7.
Las deficiencias de zinc y hierro tienen una amplia gama de
repercusiones en la salud humana, como el aumento de la vulnerabilidad ante las
enfermedades infecciosas, anemia, niveles más altos de mortalidad materna y
merma del coeficiente intelectual.
Más de 2.400 millones de personas reciben estos nutrientes
claves a través del consumo de arroz, trigo, maíz, soja, guisantes forrajeros y
sorgo, explicó Myers a IPS.
El científico y sus colegas de Harvard evaluaron los datos
obtenidos de 143 cultivos experimentales con niveles de CO2 que son 100 por
ciento superiores al promedio preindustrial, ya que al ritmo actual de las
emisiones industriales el CO2 de la atmósfera se duplicará para el año 2060.
El trigo cultivado en esas condiciones tiene 9,3 por ciento
menos zinc y 5,1 por ciento menos hierro que las plantas con la concentración
actual de CO2.
“Encontramos efectos
significativos de CO2 alto para todos estos cultivos, pero algunas variedades
de semillas tuvieron mejores resultados que otras”, indicó Myers.
El contenido nutricional de muchos cultivos de alimentos
disminuyó en los últimos 100 años, según Myers. Una razón es que los
agricultores favorecieron el crecimiento rápido y el rendimiento sin tener en
cuenta el aspecto de la nutrición. A eso se suma que los actuales niveles de
CO2 son 42 por ciento más elevados que hace 150 años.
“Los niveles más altos
de CO2 ayudan a que las plantas crezcan más rápidamente, pero eso es sobre todo
en forma de aumento del almidón y los azúcares”, precisó David Wolfe,
profesor de ecología de las plantas y el suelo en la estadounidense Universidad
de Cornell.
“Hay más hidratos de
carbono”, o sea almidón y azúcar, “pero
menos proteínas y nutrientes”, agregó Wolfe, que no participó del estudio
de Harvard.
Esta situación provoca lo que algunos llaman “alimentos
huecos”, es decir, alimentos con insuficiente nutrición, que podrían ser una de
las causas del rápido aumento de la obesidad. Es posible que la gente coma más
para obtener la nutrición que necesita, señaló Ken Warren, portavoz de The Land
Institute, un centro de investigación agrícola de Estados Unidos.
Los cultivos toman minerales, oligoelementos y otras
propiedades de la tierra cada año. La agricultura moderna devuelve a la tierra
algunos fertilizantes químicos que no sustituyen todo lo que se perdió, explicó
Warren a IPS.
Un análisis de 2006 del gobierno británico sobre los
nutrientes en la carne y los productos lácteos reveló que el contenido mineral
de la leche, el queso y la carne vacuna disminuyó hasta 70 por ciento en
comparación con los de la década de los 30.
El queso parmesano tenía 70 por ciento menos de magnesio y
de calcio, las costillas de carne contenían 55 por ciento menos de hierro, el
pollo un 31 por ciento menos de calcio y un 69 por ciento menos de hierro,
mientras la leche también reveló una fuerte disminución en la cantidad de hierro
y un 21 por ciento de reducción del magnesio.
El cobre, un oligoelemento importante y un nutriente
esencial que se consume en pequeñas cantidades, también tuvo una caída de 60
por ciento en las carnes y de 90 por ciento en los productos lácteos, según el
estudio británico.
Se cree que los cultivos de alto rendimiento y los métodos
de agricultura intensiva son los factores responsables de esta situación, de
acuerdo con The Food Commission, la organización independiente que publicó
aquel estudio.
Los impactos medidos de los altos niveles de CO2 en los
cultivos de alimentos incluidos en el estudio de Harvard no replican las
temperaturas más altas y las condiciones climáticas extremas que se esperan
para mediados de este siglo.
Otras investigaciones revelaron que el incremento del calor
estresa a las plantas y, aunque el mayor nivel de CO2 genera plantas más
grandes, su rendimiento fue mucho menor, destacó Wolfe, de Cornell.
El cultivo de alimentos en Estados Unidos será más
problemático con el cambio climático, especialmente en el occidental estado de
California, el suroeste y en partes de las Grandes Llanuras, según la
Evaluación del Clima Nacional que el gobierno de ese país publicó el martes 6.
La evaluación, que llevó cuatro años, constituye una declaración
científica concluyente sobre las repercusiones actuales y futuras de la
contaminación de carbono en Estados Unidos.
El aumento previsto de las temperaturas secará las tierras,
por lo que será imposible cultivar alimentos sin riego extensivo. La región ya
padece una sequía desde hace 10 años que seguramente se agravará.
Las temperaturas más cálidas también aumentan la
evaporación, lo que deseca aún más los suelos y quita efectividad al riego. Los
recursos hídricos subterráneos también están en toda las zonas indicadas.
“California y el
suroeste se enfrentan a enormes problemas de agua”, advirtió Wolfe, uno de
los 300 científicos que contribuyeron con la evaluación.
Añadió que “California
tiene el clima perfecto para el cultivo de alimentos en este momento, pero no
lo tendrá si el clima se calienta más”.
Hay pocas dudas de que California y el resto de Estados
Unidos tendrán temperaturas más altas a menos que las emisiones de CO2 bajen en
ese país y en el resto del mundo. Mientras la mitad occidental del país
norteamericano es cada vez más seca, la mitad oriental, y en particular el
noreste, recibirá lluvias más intensas y más inundaciones.
El noreste experimentará más sequías en los veranos, pero
cuando lleguen las lluvias lo harán como diluvios, según Wolfe. En la última
década la región experimentó un clima invernal sumamente errático.
En 2012, la calidez extrema del invierno permitió que los
cultivos frutales florecieran cuatro semanas antes, pero luego se produjo una
fuerte helada que generó pérdidas por cientos de millones de dólares.
“La imprevisibilidad
es el mayor desafío para los agricultores”, dijo Wolfe.
El científico agregó que es optimista, pero para el futuro
prevé alimentos con precios más altos, por encima de lo que puede pagar la
población pobre, y una gran cantidad de trastornos para las comunidades
agrícolas. Los productores de alimentos estadounidenses van a necesitar ayuda
para adaptarse, en cuanto a educación y financiación.
“Tenemos que ir más
allá de los seguros para las cosechas. El cambio es arriesgado para los
agricultores y muchos no tienen los fondos para adaptarse a lo que se viene”,
advirtió Wolfe.
Fuente: www.ipsnoticias.net/
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