Entrevistamos a Patricio Eleisegui, autor de 'envenenados',
un libro que vuelve a editarse para exponer la tragedia sanitaria de las
principales provincias agrícolas de argentina y los mayores responsables del
uso indiscriminado de agroquímicos. Te invitamos a tomar contacto con esta
situación que tiene víctimas concretas, pero que nos afecta a todos.
Por Matilde Moyano
Un bidón de glifosato. Un basural. Una máquina compactadora
de basura. Un trabajador. El bidón explota y “baña” al trabajador, quien
comienza a sentir molestia en la garganta, intenta pedir ayuda por teléfono,
pero no puede hablar. Sube a la máquina y atraviesa la ciudad sangrando por la
boca.
Es Luis Lucero, empleado de la Municipalidad de Trenque
Lauquen, un 30 de diciembre de 2016. Es uno de los testimonios de la nueva
edición de ‘Envenenados, una bomba química nos extermina en silencio’, el libro
del periodista argentino Patricio Eleisegui que expone la tragedia sanitaria de
las principales provincias agrícolas del país y los mayores responsables del
uso indiscriminado de agroquímicos.
-
¿Qué actualización contiene esta nueva edición
de ‘Envenenados’?
Se actualizaron las estadísticas de lo que fue el último
tramo del kirchnerismo en lo que hace al negocio de la soja, de transgénicos
como el maíz y el algodón, y obviamente lo que fue la expansión del mercado
agroquímico permanente durante todos esos años, que se incrementó en un
promedio de 1.000 %.
También se hace énfasis en los últimos movimientos del
mercado que tiene que ver con Bayer comprando Monsanto, la unión entre DuPont y
Dow, y también el vínculo accionario entre Syngenta y ChemChina, que vendría a
ser la Monsanto asiática.
-
¿Y hay nuevos testimonios de personas
directamente afectadas?
Sí, como el caso de Alexa Estevez de la ciudad América, al
oeste de la provincia de Buenos Aires, quien en 2013, a los 17 años, dio a luz
un bebé con un grado de malformación enorme en manos y pies, problemas
cardíacos, de vejiga y quistes, ocasionados por vivir a dos cuadras de dos
plantas semilleras, Cargill y ASP.
Además, lo que evidencia este caso es cómo los municipios
intentan sacarse de encima el problema y obstaculizan la realización de
estadísticas, ya que a Alexa la derivaron a Trenque Lauquen y luego a La Plata,
ciudad donde nació y murió su bebé, con lo cual su historia clínica queda
‘despegada’ del pueblo en donde se ocasionó el daño a su salud y la de su
pareja, ya que ambos tenían tres insecticidas en sangre: cipermetrina,
endosulfán, y clorpirifós.
Otro caso es el de Rogelio Parra en Necochea, quien
trabajaba en la empresa Productos Sudamericanos. Él se ocupaba de palear el
cereal para que no genere gorgojos, y como el cereal estaba completamente
fumigado, aspiró los agrotóxicos y le agarró una parálisis en piernas, brazos y
parte de la cara. Perdió la habilidad de escribir y tuvo que volver a aprender.
Tiene 30 años y está jubilado por intoxicación aguda por órganos fosforados.
Hoy Rogelio se encuentra en situación de calle.
-
¿Hay algo nuevo sobre los protagonistas de la
primera edición, los casos de Estela Lemes (Directora de una escuela de un
paraje de Gualeguaychú que fue fumigada) y Fabián Tomasi (ex aplicador aéreo de
agroquímicos que hoy padece una polineuropatía tóxica metabólica severa y
atrofia muscular generalizada)?
Cuando la contacto a Estela en 2013, la fumigación en su
escuela era reciente, pero hoy por hoy el tiempo pasó y ella tiene dos
insecticidas en sangre, tiene problemas de salud bastante severos, problemas
musculares, inconvenientes para caminar. Hoy su batalla es con la ART para que
le reconozca que tiene una intoxicación severa con agrotóxicos y que le cubra
el tratamiento a partir de su función de directora de la escuela. Me shockeó
cuando la vi el año pasado, porque el daño era evidente.
En el caso de Fabián, él está teniendo internaciones
recurrentes, de hecho el mes pasado estuvo internado con muchos problemas
respiratorios, tiene un grado de sensibilidad y problemas en las defensas que
hace que cualquier enfermedad sea un riesgo mortal para él. Ha tenido una
pulmonía, un resfrío y termina en terapia intensiva.
-
Con respecto a la tapa, sigue estando Fabián
Tomasi, me parece muy fuerte que ahora sea en forma de stencil.
Hace casi dos años me enteré de que habían aparecido algunas
pintadas que tomaban la imagen de Fabián con el nombre del libro. Estaban en la
Ruta 14, en Corrientes, Entre Ríos, Misiones. Yo me quedé muy sorprendido, y un
día Fabián me cuenta que había estado con un artista de Rosario que estaba
viajando y que hacía stencils y los pintaba. Cuando me cuentan que estaban
apareciendo muchas de estas pintadas en Rosario, logré ubicarlo, es Facundo
Roma y el año pasado viajé a conocerlo y decidí tomar esta representación
callejera para la tapa del libro, y en algún punto retroalimentarnos en eso,
como un concepto que apunta a divulgar el libro en esta nueva edición.
-
Que haya pasado eso significa que el libro ya te
excede, que tiene vida propia.
El año pasado fui a Rosario y cuando llegué vi una pintada a
una cuadra y media de la terminal, después me entero de que había pintadas en
el cartel del Ministerio de Salud de Santa Fe, y en la sede de la Federación
Agraria. Me sentí muy shockeado con la situación de haber escrito el libro y de
repente ver todas esas pintadas que ya ni siquiera tienen que ver conmigo, es
algo que trasciende y es genial que suceda con la imagen de Fabián, que ya es
un símbolo.
-
Hay muchas personas afectadas que seguramente no
quieren exponerse, pero Fabián se anima a mostrarse…
Sí, aparte él es muy claro. Más allá de su estado de salud,
yo siempre valoro eso de Fabián, que aparte es un gran amigo, un hermano, yo lo
quiero mucho, es una persona muy clara y contundente en sus argumentos, tiene
una explicación enormemente lógica y fundamentada de cuál es su problema y cómo
en definitiva todo esto está generado a partir de un modelo tanto de empresas
como del mismo sistema político. Más allá de la cuestión visual me parece
importantísimo que se lo pueda escuchar.
-
Y cuando aparece públicamente no se victimiza.
El entendió de entrada que esto es como una película en
donde hay una escena que es más amplia que el hecho de una persona fumigada.
Hay todo una práctica de todo un sistema donde hay intereses, y más allá de su
situación personal, lo que está en juego es la manera de producir para toda la
Argentina, de la cual él era un pequeñísimo eslabón, un eslabón que se rompió y
que nosotros podemos ver.
-
Creo que unx no escribe sobre cualquier cosa,
¿por qué a vos te toca este tema?
Es una pregunta complicada. No sé, siento que me toca la
situación del periodista que se ocupa de un tema particular.
-
Hay millones de temas, no creo que sea casual…
Me llamó la atención que hubiera algo que a mí se me hizo
muy evidente y que el periodismo no lo tomaba en cuenta, te hablo de hace 5
años atrás. Con el caso de Fabián vi que había una película enorme bien
desplegada, con actores bien definidos, una problemática clara, y me llamaba la
atención y me sigue llamando la atención todavía que haya tan pocos medios
ocupándose este tema.
Obviamente después entendí que responde a ciertos
intereses. Pero me toca a mí contar las historias y creo que pude sobrellevar bastante
bien las situaciones de dolor ajenas, aunque al principio me costó muchísimo.
Evidentemente lo puedo hacer.
-
Tiene que ver con el dolor.
Sí, con el dolor, con la justicia, con lo humano, desde ya
con el sufrimiento, con el hecho de que se generen comodidades y ventajas para
ciertos sectores a partir de la destrucción de otros, en este caso sectores muy
amplios de la población, y el hecho de que nosotros estemos permitiendo
prácticas que son ya muy viejas. Cuando fui a Europa vi que todo era orgánico,
que todos los mercados, todos los lugares están vendiendo cosas sanas a costa
de que nosotros sigamos haciéndonos cargo del gasto ambiental y humano.
-
O sea que otros países trasladan su costo
ambiental a nuestro país.
Claro, y es súper evidente eso. En mí manera de verlo,
nosotros estamos todo el tiempo arrodillándonos, agachándonos, viviendo en
situaciones de frustración moral permanente casi, y tenemos pocos momentos en
los que podemos ponernos de pie y plantarnos ante una situación. En mi manera de
hacer las cosas, ‘Envenenados’ es un poco eso, la posibilidad concreta de decir
“bueno, miren, acá hay una injusticia y la vamos a contar sin pelos en la
lengua, sin quedar bien con nadie y que pase lo que tenga que pasar”, lo tomo
como un acto de libertad.
-
Este modelo de agroproducción no tiene que ver
con ningún gobierno en particular porque ya hace mucho tiempo que estamos así.
¿El gobierno actual pensás que es igual, que puede ser peor?
Este gobierno lleva poco tiempo, pero seguramente se va a
intensificar, de hecho ya han lanzado tres o cuatro transgénicos, igualmente el
kirschnerismo lanzó más de veinte…
-
Tu próximo libro, ‘Laboratorio’, tiene que ver
con los transgénicos. ¿Qué podés adelantar?
El libro consiste en una serie de entrevistas a los actores
de la industria, sobre los planes que tienen para el sistema productivo
argentino, básicamente profundiza en qué está haciendo Monsanto, Bayer, Nidera,
Bioceres, qué pasa por la cabeza de un tipo como Gustavo Grobocopatel.
‘Laboratorio’ muestra cómo Argentina es una plataforma clave
para la producción de alimentos en las próximas décadas, como un negocio, y
para la experimentación tanto con transgénicos como con agroquímicos para las
principales empresas del sector. Argentina es la base del desarrollo de
muchísimas semillas de Monsanto, de prueba de transgénicos por parte de
empresas que trabajan con Nidera, el intercambio de material genético con
China.
-
¿Qué pasó con el tratamiento de una Ley de
control del uso Agroquímicos? ¿En qué quedó?
En nada, no hubo ninguna novedad. Se supone que este año se
debería reactivar la discusión y trabajar en un texto, pero por el momento no
hay nada.
-
Con respecto al informe del programa de
televisión italiana Le Iene, ¿hubo repercusiones?
Nos dio bola El Federal. Los italianos me decían: “¿Cómo no
salió en la televisión abierta ni en cable? ¿Cómo puede ser con todo lo que
estuvimos mostrando?”. En Italia tuvo un pico de rating muy elevado y se habló
durante semanas de ese informe sobre Argentina. Sin embargo acá ninguno de los
medios más importantes se ocupó de darle un espacio, así que desde ese punto de
vista fue decepcionante.
La primera edición de ‘Envenenados‘ (2014) se vio
obstaculizada por la distribuidora, que decidió dejar de entregar los
ejemplares. Esta nueva edición estará disponible en todas las librerías del
país a partir de la primera semana de abril. Se trata de una nueva oportunidad
para tomar contacto con una situación que tiene víctimas concretas, pero que
nos afecta a todos, aunque no nos demos cuenta.
Si te interesa ahondar más en este tema te invitamos a leer
nuestra primera entrevista a Patricio Eleisegui ACÁ
Fuente: www.elfederal.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario