"El Canjinjin tiene poderes especiales", asegura
Deize Coelho de Barros. La receta de este licor, hecho con una mezcla de
hierbas, fue heredada de sus antepasados africanos y es considerado el
"viagra" (estimulante de la función eréctil) en su tierra, el
occidental estado brasileño de Mato Grosso.
Por Fabiana Frayssinet
"Los portugueses trajeron a los negros para trabajar, y
nosotros continuamos con la tradición", dice a IPS. "Hoy todavía
nuestra gente toma este licor en las fiestas para dar energía", agrega
Coelho de Barros, una de las 57 cooperativistas de un "quilombo",
como se llama en Brasil a las tierras habitadas por descendientes de esclavos
que en el siglo XIX lograban huir hacia la libertad.
El licor Canjinjin es uno de los tantos productos
procedentes de la agricultura familiar que, aunque es el origen de la mayoría
de los alimentos en la mesa de los brasileños, es desconocida por los grandes
centros urbanos de este país.
Brasil es conocido en el mundo especialmente por las
exportaciones agrícolas básicas a gran escala, como la soja y la carne de
vacunos y de otros animales, pero no por sus productos típicos como el
Canjinjin, la "cachaça", un destilado de caña de azúcar, ni por la
calidad de los embutidos caseros que elaboran los "gaúchos", es decir
los naturales del sureño estado de Rio Grande do Sul.
La producción de alimentos a pequeña escala involucra a más
de 4,3 millones de familias y es responsable por 10 por ciento del producto
interno bruto del país, a diferencia del gran sector exportador agropecuario o
"agronegocio", que está concentrado en grandes extensiones de tierras
en manos de muy pocos dueños, según datos del propio gobierno.
"Mucha gente piensa que el guaraná se origina en
grandes haciendas como las de la soja, pero no es así, sino que se planta en
propiedades de media o una hectáreas", señala Eldes Batista, representante
de un consorcio de productores indígenas sateré-mawé, del estado de Amazonas,
que representan a más de 11.000 integrantes de esta etnia.
Batista muestra a IPS más de 10 productos extraídos de la
selva amazónica, como guaraná (una semilla energética), aceite de copoaiba
(para la garganta) y "miranta", que promete fortalecer las defensas
inmunológicas, estimular el apetito sexual y tonificar los músculos.
"Trabajamos con la sabiduría de nuestros antepasados.
Somos reconocidos mitológicamente como los hijos del guaraná", explica
Batista, quien al igual que Coelho de Barros y otros 650 expositores
participaron del 21 al 25 de noviembre en Río de Janeiro de la VIII Feria
Nacional de Agricultura Familiar y Reforma Agraria, destinada a cosméticos,
artesanías y alimentos, entre otros productos.
El guaraná, "además de ser una bebida cotidiana de
nuestro pueblo, sirve para absorber más conocimientos", narra el
representante indígena.
Los sateré-mawé exportan guaraná a la Unión Europea desde
1996. Pero ahora, debido a la crisis global que golpe especialmente a ese bloque
y al crecimiento de la economía brasileña, decidieron apostar al mercado
interno.
"Como la crisis internacional debilitó el mercado en
Europa, disminuyó el número de pedidos y comenzó a sobrar el stock. La feria de
agricultura familiar nos da la posibilidad de abrir nuestro mercado y hacer
conocer nuestros productos en Brasil", analiza el indígena.
"Dirigirnos al mercado interno da muchos más resultados
hoy que mirar al exterior, que cierra las puertas", comenta a IPS el
representante del Ministerio de Desarrollo Agrario, Arnoldo Campos, quien fue
uno de los coordinadores de la feria. Las autoridades calcularon mover el
equivalente a unos 7,5 millones de dólares en negocios, tres millones más que
en 2009 también en Río de Janeiro.
La feria de agricultura familiar, que rota cada año en
diferentes regiones, permite a sus protagonistas no solo vender sus productos,
sino también entrevistarse con representantes de tiendas de productos
orgánicos, naturales, farmacias, mercados, restaurante, hoteles y grandes
cadenas de supermercados, para establecer canales de venta sin intermediarios.
Es que en los canales de comercialización y distribución es
donde generalmente se acaba la ilusión de un buen negocio para muchas pequeñas
empresas. Y en las grandes ciudades, como Río de Janeiro, es donde está ese
"gran negocio"
"Tenemos varios objetivos", resalta Campos.
"En primer lugar, que el ciudadano brasileño, en especial el que vive en
los grandes ciudades, comprenda la importancia de la agricultura familiar, y en
segundo término es llevar el producto para el mercado y promoverlo".
"Queremos que se disminuya la distancia entre los
engranajes de la cadena productiva, para que la oferta y la demanda se
aproximen más", apunta.
"La agricultura familiar es la principal productora de
alimentos en Brasil y la gran diversidad es un patrimonio de la seguridad
alimentaria nacional", enfatiza.
Esa variedad de productos que se originan en las distintas
regiones del gigante país latinoamericano es lo que se distingue en la
actividad agropecuaria de las pequeñas parcelas.
Así se mezclan castañas del norteño estado de Pará, collares
con frutos de la Amazonia, bombones de frutas típicas como "cupuaçu",
sillones de madera de la selva, medicinas tradicionales, salamis del sur y
dulces de "goiaba" del centro y el oeste del país, entre otros
productos.
También artículos cosméticos y materias primas de los
diversos biomas de Brasil. Es el caso de los jabones artesanales elaborados en
litoral norte del estado de Río Grande do Norte, con "propiedades para
eliminar manchas de la piel, cicatrizar heridas, antiinflamatorio, astringente
y antimicótico", según explica a IPS la representante de la Asociación de
Maricultivadoras de Macroalgas de la Playa de Pitanguí, Marta Asis.
Los planes de estímulo implementados por sectores privados y
el gobierno para la agricultura familiar se complementan con políticas como el
Programa de Merienda Escolar, que adquiere productos de ese sector para los
alimentos que se utilizan en todos los centros escolares estatales del país.
Fuente: ipsnoticias.net
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