Redacción LAVOZ
–Usted apoya la idea de
que estamos ante la presencia de la sexta extinción masiva del planeta. ¿Cuáles
son las diferencias con las anteriores?
–Primero porque el
hombre es el causante de este sexta extinción. Segundo, está ocurriendo más
rápido. En la evolución de la vida, siempre ha habido extinciones que
provocaron la desaparición de algunas especies y el afianzamiento de otras. Eso
ocurre en millones de años. En las otras extinciones la tasa de extinción en
vertebrados cada cien años fue de dos especies cada 10 mil. En el último siglo
se perdieron mil especies de 40 mil vertebrados. Esto significa que hay una
tasa de extinción entre 50 y 150 veces más alta que en eras anteriores.
Perdimos en 100 años lo que debería haberse perdido en cinco mil o 20 mil años,
según el grupo de vertebrado que se tome. Esto ocurre únicamente por el hombre,
ya que en las extinciones anteriores no estuvo.
–¿Por qué un habitante
de Córdoba debe preocuparse por la extinción del oso polar?
–La trama de la vida en
la Tierra es una pared con muchos ladrillos. Si quitamos un ladrillo o dos,
empieza a funcionar mal. Puede pasar agua, calor o suciedad, aunque la pared
sigue en pie. Si seguimos quitando ladrillos, va a llegar un día en que colapse
todo. Estamos perdiendo parte del tejido que permite calidad de vida en la
tierra gracias a los servicios ambientales que estos seres vivos prestan.
–¿Por qué decidió
dedicarse a investigar el jaguar?
–Porque son
importantísimos en el ecosistema. Puedes perder ranas, insectos y plantas solo
porque el jaguar desaparece. Además, tienen mucha tradición en América, pero es
el felino menos conocido.
–¿Cuál es su situación?
–En Argentina quedarán
apenas 200. En México unos cuatro mil. Estamos trabajando con el gobierno para
conservarlos, porque también mejoramos el nivel de vida de la gente. Si lo
protegemos, también cuidamos la selva y, por lo tanto, la cuenca de agua que
provee de energía hidroeléctrica a la región.
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