Dos
investigadores critican una polémica iniciativa legislativa en EEUU para
considerar Parques Nacionales las áreas de la Luna en las que hay restos de las
misiones 'Apolo'
Para evitar tentaciones
colonialistas en la Luna, dos años antes del histórico viaje de Neil Armstrong,
Naciones Unidas impulsó un tratado por el que los países que pretendían
desarrollar actividades espaciales se comprometían a no declarar la soberanía sobre
ningún territorio fuera de nuestro planeta.
El tratado del 1967 (The United Nations Outer Space Treaty , OTS),
ratificado por EEUU, la Unión Soviética y otras 126 naciones, no prohibía el
uso de la Luna ni de sus recursos, sino que enfatizaba la importancia de la
cooperación internacional y de que cualquier país que lo deseara pudiera tener
libre acceso al espacio.
Los países firmantes también se
comprometían a no causar daños ni contaminar las áreas exploradas, así como a
no llevar ningún tipo de armamento y a utilizar el espacio con fines pacíficos.
"Los astronautas serán considerados como enviados de la humanidad",
decía uno de los puntos del acuerdo.
Sólo EEUU y Rusia han puesto
vehículos en la superficie lunar (el último, hace 37 años, fue el soviético
Luna-24). Sin embargo los planes anunciados por China y otros países, así como
por empresas privadas, están volviendo a poner a nuestro satélite de
actualidad. Según exponen esta semana en un artículo en la revista Science los
científicos Henry R. Hertzfeld y Scott N. Pace, del Instituto de Política
Espacial (Space Policy Institute) de la Universidad George Washington, estos
proyectos han vuelto a abrir el debate sobre la actividad comercial y el uso de
los recursos que harán de nuestro satélite.
Pero sobre todo, estos
investigadores muestran su preocupación por una polémica iniciativa legislativa
introducida en el Congreso estadounidense el pasado 8 de julio. La Apollo Lunar
Landing Legacy Act propone que los lugares en los que alunizaron las seis
misiones que la NASA llevó a cabo desde 1969 a 1972 (Apolo 11, 12, 14, 15, 16 y
17) sean considerados como Parques Nacionales de EEUU para garantizar su
conservación y preservar su valor histórico.
El debate científico sobre cuál
es la mejor manera de preservar los sitios históricos donde se realizaron los
alunizajes está abierto. Hertzfeld y Pace defienden que en lugar de una
iniciativa nacional y unilateral, como el texto propuesto en julio, se debe
llegar a un acuerdo entre los países con intereses en nuestro satélite.
En declaraciones a EL MUNDO,
Henry Hertzfeld, profesor de Política Espacial y Relaciones Internacionales de
la Universidad de Washington, considera "improbable que esta propuesta
llegue a convertirse en una ley. Fue introducida en el Congreso para estimular
el debate, según afirman sus autores", explica a través de un correo
electrónico.
En la Luna todavía permanecen las
banderas y los instrumentos de EEUU (llevados por los astronautas de las
misiones Apolo) y de la Unión Soviética (procedentes de misiones no tripuladas)
a lo largo de las últimas décadas. Algunos de ellos aún están operativos y
realizando mediciones. En las próximas semanas, China se convertirá en el
tercer país que manda a la Luna un vehículo robótico, que viajará a bordo de la
nave no tripulada Chang'e-3. En los años siguientes planea enviar sus
astronautas (llamados taikonautas) y construir una base lunar.
Hertzfeld y Pace sugieren, por
tanto, que EEUU y Rusia, los dos únicos que han alunizado de forma controlada,
establezcan un acuerdo que pueda ser después ofrecido a otras naciones que
tienen equipos en la Luna para que lo suscriban (Japón, India, China y la
Agencia Espacial Europea han enviado sondas robóticas que han impactado contra
la superficie de nuestro satélite y por tanto hay restos de chatarra que les
pertenecen). Este acuerdo, sostienen, evitaría que se realizara cualquier
declaración de soberanía en la Luna y reforzaría los tratados sobre el espacio
vigentes en la actualidad.
La Luna, Parque Nacional de EEUU
Hertzfeld afirma que la propuesta
legislativa para considerar los sitios de alunizaje parques nacionales todavía
no ha despertado muchas reacciones en EEUU: "Ha habido algunos artículos críticos, pero la mayor parte de la gente
todavía no está centrada en este tema", explica.
Tampoco ha habido reacciones
críticas por parte de Rusia o de otros países: "Se trata sólo de una propuesta introducida en la Cámara de
Representantes, no una ley. Y ni siquiera se ha discutido en el Congreso
todavía. Sería prematuro que [la comunidad internacional] tuviera una fuerte
reacción en este punto", añade.
En cualquier caso, los dos
autores consideran que el texto propuesto podría crear un conflicto directo con
las leyes internacionales y podría interpretarse como una violación de EEUU de
los compromisos que adquirió cuando suscribió el tratado de Naciones Unidas de
1967. Además, creen que no sería eficaz para proteger el legado de las misiones
Apolo. Lo primero que tiene que hacer EEUU para proteger su legado en la Luna,
continúan, es distinguir claramente entre las banderas y los equipos
científicos que le pertenecen y los territorios que ocupan. El segundo paso es
ganarse el reconocimiento internacional, no unilateral, de los sitios sobre los
que estos objetos descansan.
Por lo que respecta a la
posibilidad de que las misiones de China e India previstas generen nuevas
tensiones, Hertzfeld cree que dependerá "de lo que hagan allí y de cómo lo hagan". "Si sus misiones son puramente científicas y
de exploración, no debería haber mucha controversia, a menos que interfieran
con los derechos de otras naciones en la Luna. Pero si pretenden ir allí para
buscar recursos y beneficios podría resultar bastante controvertido. Aunque de
nuevo, insisto en que dependerá de cómo conciban estas misiones, de los pasos
que den para respetar los derechos de otras naciones, y de si se comprometen a
llevar a cabo programas transparentes y a cooperar con la comunidad
internacional". Fuente:
www.elmundo.es
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