Neurólogos de la Universidad de
California encontraron una prueba más en la relación entre el uso de pesticidas
y el aumento de la enfermedad de Parkinson, informaron en un comunicado de
enero.
“Hasta
la fecha los rociados químicos de paraquat, maneb y ziram se han vinculado al
aumento de la enfermedad, no sólo entre los trabajadores del campo, sino en las
personas que simplemente vivían o trabajaban cerca de los campos por las
posibles partículas inhaladas”, comunicó, Jeff Bronstein, autor principal
del estudio y profesor de neurología de la UCLA.
Ahora los investigadores descubrieron que otro
de los pesticidas, el benomil, aunque ya fue prohibido hace diez años,
demuestra que sus efectos tóxicos persisten.
El pesticida benomil impide a una enzima
llamada ALDH (aldehído deshidrogenasa), realizar su trabajo de mantener en
límites bajos al compuesto DOPAL, que se produce en el cerebro. Cuando el ALDH
no es capaz de controlar las cantidades de DOPAL en el cuerpo del ser humano,
este se acumula y daña a las neuronas, aumentando el riesgo de un individuo
para desarrollar Parkinson.
Otro autor del estudio, el doctor Arthur G.
Fitzmaurice explica que solo un mínimo de casos podría eventualmente ser
atribuido a alguna variación genética.
“Como
resultado, los factores ambientales son casi seguro que juegan un papel
importante en este trastorno", dijo Fitzmaurice.
"La
comprensión de los mecanismos pertinentes - en particular el que provoca la
pérdida selectiva de neuronas dopaminérgicas (relacionadas al DOPAL), pueden
proporcionar pistas importantes para explicar cómo se desarrolla la enfermedad”,
agregó el especialista.
Estudios anteriores revelaron que el pesticida
benomil puede provocar tumores al hígado, malformaciones cerebrales, además de
efectos reproductivos y cancerígenos, por lo que fue prohibido en 2001, después
de ser usado por 30 años en los campos de California, informa el comunicado.
Los efectos del benomil en el Parkinson
muestran que su toxicidad es a largo plazo, incluso después de una década. Para
demostrar esto los científicos determinaron si la exposición en modelos
experimentales podría duplicar algunas de las características patológicas de la
enfermedad.
En los cultivos celulares se encontró que el
benomil destruyó específicamente a las neuronas dopaminérgicas, es decir,
relacionadas con el DOPAL.
En otras pruebas desarrolladas en los peces
cebra de agua dulce, se observó a través de sus tejidos transparentes, que solo
perdió neuronas dopaminérgicas y las demás neuronas no fueron afectadas. Este
pez es frecuentemente usado en investigaciones pues al ser transparente es
fácil observar el color de los indicadores sanguíneos.
"Hemos
observado que en animales y cultivos celulares, los pesticidas agrícolas
desencadenan un proceso neurodegenerativo que provoca el Parkinson",
concluye el Dr. Bronstein, director del Programa de Trastornos del Movimiento
UCLA.
Como los estudios epidemiológicos demuestran
que la enfermedad se produce “a tasas
elevadas entre los agricultores y las poblaciones rurales”, los
investigadores señalan que esto refuerza la hipótesis de que “los pesticidas pueden ser parcialmente
responsables, y el descubrimiento de esta nueva vía puede ser un nuevo camino
para el desarrollo de fármacos terapéuticos". Ecoportal.net
La Gran Época
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