Actualmente en el mundo están ocurriendo acelerados cambios
climáticos que han venido golpeando los campos agroproductivos de diversos
países, con la disminución de las áreas sembradas de cultivos y la cría de
animales para el autoconsumo y la oferta de alimentos en los diferentes
mercados agrícolas con la finalidad de satisfacer las necesidades de la
población. En tal sentido, la economía agroalimentaria de los países ha sufrido
un desequilibrio en la explotación agropecuaria conllevando a un desbalance nutricional
de sus habitantes y en mayor escala en los pueblos en vía de desarrollo. Esta
incertidumbre ha impactado en la comunidad internacional acerca del hambre
“estomago vacios “que sufre la sociedad tanto urbana y rural, donde los
organismos encargado en la materia la denominaron Crisis Alimentaria.
Sin embargo, el hambre que se multiplica en el mundo cada
día no es solo producto del cambio climático que ha generado el hombre durante
años, por falta de una conciencia humanista y conservacionista acerca del
ambiente, Sino también por las malas distribuciones de las riquezas, pensando
solamente en los intereses particulares, como ejemplo la llamada revolución
verde en la décadas de los 70, fue una alternativa ambiciosa pero mal dirigida
en el sector agrícola con el objetivo de solucionar la hambruna que se vivió en
esos momentos, tratando de lograr mayores rendimientos en la producción
agropecuaria con el apoyo de la investigación científica.
Hoy en día, los avances tecnológicos han tenido un auge en
la producción de alimentos debido a las innovaciones de las técnicas
transformando una agricultura tradicional en moderna con la utilización
tecnificada de maquinarias, implementos y equipos agrícolas. Donde la
modernización de la agricultura generada por la necesidad de producir mayores
cantidades de alimentos demandados por el incremento potencial de la población
a nivel mundial, trajo consigo impactos negativos como el alto consumos de
combustibles fósiles en las labores de producción y procesamientos de las
materias primas agrícolas por la agroindustria.
En tal sentido, los pueblos fueron cada día dependiendo de
la energía fósil, pero en algunos casos con un consumo excesivo por partes de
las potencias (G8) para el desarrollo de su agricultura industrializada entre
otras, visto como una economía globalizadora conllevando a la guerra
energética. Debido a la problemática, algunos países desarrollados toman la
iniciativa en crear alternativa en la transformación y obtención de la energía
en base a la agricultura, con la producción de biocombustibles “son
combustibles que derivan de origen biológico o biomasa” según la FAO 2004.
No obstante, existen países del sur y norte América que
destina sus tierras fértiles a la producción de biocombustibles en base a los
cereales “Maíz” y cultivos tropicales “Caña de azúcar” entre otros, ha
sabiendas que tienen gran importancia para la seguridad alimentaria de nuestros
pueblos, sin embargo se aplican políticas erradas en contra de la alimentación
de la población con la finalidad de sustituir el petróleo por la producción de
etanol derivadas de los cultivos nombrados, simplemente para satisfacer las
necesidades del mercado energéticos de algunos países desarrollados. Ignorando
que el cultivo de maíz es un cereal que tiene alta calidad nutricional en la
alimentación humana y animal por sus aportes en los procesos bioquímicos con la
contribución de vitaminas, carbohidratos y proteínas entre otras, para el
crecimiento y desarrollo de los seres humanos.
Los biocombustibles son unas de las fuerzas impulsoras que
origina el encarecimiento de los alimentos en los mercados agroalimentarios,
debido que genera una fluctuación en los bienes y servicios agrícolas que
afecta de manera directa el consumo humano, ya que reduce la oferta de los
alimentos demandados en los pueblos llamados del tercer mundo. Donde cada día
millones de niños se acuestan con hambre “estómagos vacios” y mueren por
desnutrición, sin saber las causas y consecuencias que ocurre en su alrededor
en América latina y en áfrica. Debido a la incertidumbre “HAMBRUNA” los
gobiernos tienen que aplicar las políticas de ciencia y tecnología en
beneficios del colectivo con el objetivo de lograr la suma de felicidad posible
de sus pueblos.
Cabe destacar, que las políticas agrícolas tienen que estar
enfocadas en las estrategias sustentable que conlleve a la concordancia basada
en los principios agroecológicos que involucre los aspectos sociales,
ambientales, económicos, políticos y tecnológicos en los proyectos agro
productivos afín de satisfacer las necesidades básicos de consumo de la población
pensando en el presente sin comprometer el futuro de las próximas generaciones
en el mundo, En tal sentido, las investigaciones agrícolas deben estar
dirigidas en la búsqueda de la simbiosis entre la especie humana y el ambiente
conllevando al equilibrio ecológico en aras de fortalecer los agro ecosistemas
y al hombre como capital social que involucra los factores externos y internos
de producción agroalimentaria en el nuevo modelo de desarrollo rural
sustentable. La nueva ruralidad basada en la sustentabilidad va ha fomentar los
sectores campesinos vulnerables del ataque neoliberal del capitalismo que solo
buscar es la suma de ganancias mercantilista obviando las familias como célula
fundamental de la sociedad. Ecoportal.net
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