A fin de año o a principios de 2013, estará listo el estudio
de impacto ambiental, el cual determinará si puede empezar a desarrollarse la
planta. Cómo es el proceso del proyecto.
Recién en un plazo de tres meses –a partir de ahora– estará
listo el estudio de impacto ambiental (EIA) contratado por la empresa Monsanto,
el cual determinará si la compañía puede empezar a desarrollar su planta en la
localidad de Malvinas Argentinas, a menos de 20 kilómetros de la ciudad de
Córdoba.
Así lo aseguró la compañía ante una consulta de este diario.
El estudio exigido por la legislación brindará los elementos de juicio
necesarios para que, tanto las autoridades ambientales de la Provincia como el
intendente de Malvinas, Daniel Arzani, evalúen la factibilidad definitiva del
proyecto.
Monsanto no informó qué consultora realizará el EIA. Aunque
la ley exige que sea una entidad técnica que cumpla con requisitos expuestos en
la normativa ambiental.
Los resultados del EIA podrían llegar a recomendar que la
planta no se instale allí; pero teniendo en cuenta la forma en que se inició el
proyecto, su evolución y que hasta ahora no se ha demostrado –según las
autoridades provinciales y municipales– que viole las normativas ambientales y
de uso de suelo, es difícil que eso suceda.
Esto, a pesar de que un grupo de vecinos de Malvinas
Argentinas, ONG ambientalistas y partidos políticos, y hasta la propia
Universidad Nacional de Córdoba, con matices, cuestionan la radicación de esta
empresa que producirá semillas de maíz transgénicas y creará, según se anunció,
400 puestos de trabajo directos (ver Qué se producirá... ).
El proceso. Fue el Gobierno provincial, a través del
Ministerio de Industria, Comercio y Minería, quien contactó a la multinacional
Monsanto para que se instalara en Córdoba, en el marco de su política de atraer
inversiones productivas.
El primer proyecto de Monsanto consiguió las autorizaciones
tanto de Recursos Hídricos de la Provincia (por el uso del agua), como de la
empresa privada Ecogas (por el uso de gas natural) y de EPEC (por la energía
eléctrica). Además, la Municipalidad de Malvinas Argentinas emitió una
prefactibilidad, pero por la magnitud del proyecto pidió que éste se desarrolle
en cuatro etapas.
Para la primera etapa del desarrollo de la planta, Monsanto
presentó ante el Ministerio de Agua, Ambiente y Energía de la Provincia el
denominado “aviso de proyecto”, que contiene las características y el programa
de producción.
En los primeros días de septiembre pasado, el documento fue aprobado.
“La actividad de Monsanto encuadra en lo que establece la legislación
medioambiental en cuanto a su actividad. Habría bastado con pedir un solo aviso
de proyecto para toda la planta, pero se pedirá uno para cada una de las cuatro
etapas”, señaló Federico Bocco, secretario de Ambiente de la Provincia.
En esta instancia, la cartera provincial pidió a Monsanto
que realice el estudio de impacto ambiental (EIA), obligatorio para cualquier
nueva empresa, para identificar los impactos que la actividad tendrá
en
el medio ambiente y para, además, proponer
cómo mitigarlos.
“Con las herramientas legales vigentes se pidieron más
exigencias de la cuenta, el pedido del EIA ha sido extremadamente celoso”,
aseguró el funcionario. El estudio debe hacerlo un profesional externo
contratado por la propia compañía, lo que es criticado por los ambientalistas
quienes advierten la posibilidad de un resultado tendencioso.
Sin embargo, los técnicos aseguran que el procedimiento es
el correcto. “Toda actividad industrial impacta en el ambiente. La ley
establece que es la propia empresa la que debe realizar el EIA, porque ella
debe hacerse cargo de reducir ese impacto; el EIA es una declaración jurada,
que obliga al empresario a cumplirla”, explicó Héctor Macaño, director del Centro
de Investigación y Transferencia en Ingeniería Química y Ambiental,
perteneciente a la Regional Córdoba de la Universidad Tecnológica Nacional
(UTN).
Según el docente universitario, las leyes argentinas que
definen cómo deben ser los EIA que se piden en el país se inspiraron en la
legislación norteamericana, sobre todo en los modelos de la Environmental
Protection Agency (EPA), que fueron adaptados a la realidad local. “La
diferencia –advirtió Macaño– está en quienes evalúan esos EIA; no es la misma evaluación
la que hace una persona en Estados Unidos que la que se hace en Córdoba”.
Una vez presentado el estudio, especialistas y funcionarios
políticos del Ministerio de Agua evaluarán el proyecto, instancia en la cual se
podría realizar algún tipo de consulta a la sociedad (como sugiere la
legislación y como reclaman diversos sectores), aunque no está indicado como
obligación. Aún cuando se hiciera una audiencia pública, por ejemplo, su
resultado no sería vinculante. (ver aparte)
Si el EIA que está en marcha es aprobado, Monsanto podría
empezar a montar la planta y finalizarla según lo previsto, a fines de 2013. Si
no se aprueba, podrá corregir las observaciones hechas, y luego iniciar el
desarrollo.
Qué se produciría en esa planta
Semillas de maíz. Según la información difundida por la
empresa Monsanto Argentina Saic, la planta que se quiere instalar en la
localidad de Malvinas Argentinas realizará la separación, tratamiento,
acondicionamiento y embolsado de semillas de maíz.
Procesamiento. La planta procesará las –a estas alturas–
tradicionales semillas “transgénicas”, en las que el grano –al igual que como
se hacen semillas transgénicas y no transgénicas para siembra desde hace
décadas – es tratado con un insecticida y un fungicida. Ese ya antiguo proceso
evita tener que “llenar” la tierra de estos agroquímicos, necesarios para
impedir el ataque de insectos y hongos al momento de la germinación.
Cómo se hace. En este caso, según informó Monsanto, el
proceso se realiza adhiriendo los químicos al grano con un polímero, lo que
evita que se desparramen por vía aérea o terrestre. No hay sólo una razón
ambiental en el uso del polímero, sino una económica: evitar el desperdicio de
esos costosos químicos y garantizar la reproducción del grano.
Ubicación. Estará ubicada en un predio de 27 hectáreas sobre
la ruta A 188 (viejo camino a Monte Cristo), que corre paralela a la Ruta
nacional 19.
Capacidad de producción. Tendrá capacidad para procesar la
producción de 3,5 millones de hectáreas, implicará una inversión total de 1.600
millones de pesos y la creación de 400 puestos de trabajo.
Antecedente. Actualmente, Monsanto tiene en pleno
funcionamiento en la localidad de Rojas, provincia de Buenos Aires, una planta
similar a la que quiere instalar en Malvinas Argentinas, Córdoba.
Planteo judicial. La semana pasada, el fiscal de 2ª
Nominación del fuero Penal, Económico y Anticorrupción, Gustavo Hidalgo,
rechazó un pedido formulado por denunciantes para que la Justicia no permita el
avance de las obras preliminares que Monsanto está realizando en Malvinas
Argentinas, con autorización del municipio local.
El lugar elegido
El lugar elegido (Malvinas Argentinas) tiene que ver con la
decisión de la gestión Schiaretti de generar un “corredor” de industria
alimentaria en la Ruta 19, donde ya están instaladas la Embotelladora del
Atlántico (Coca Cola), la firma Orieta (Monte Cristo), Arcor (Arroyito) y otras
empresas, en el tramo que va hasta San Francisco.
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