Algunos países producen demasiada basura
y otros no tienen toda la que necesitan. Hasta en algo que, aparentemente,
nadie quiere, el mundo está mal repartido. Suecia usa residuos para generar
energía. Pero, en ocasiones, se queda sin esa materia prima: necesita más
basura.
Si se ha llegado a esta situación es
porque, en Suecia, reciclan y, sobre todo, reducen, desde hace tiempo y los
ciudadanos están totalmente concienciados. Cada sueco produce, de media,
aproximadamente, una tonelada de basura por hogar y año. La media europea es de
6 toneladas por persona y año. Sólo un 4% de los residuos de los ciudadanos
suecos acaban en un vertedero. El resto se incinera para producir energía.
La incineración de basura permite
disfrutar de calefacción a casi un millón de hogares suecos, aproximadamente,
el 20% del total. Con el metano producido a partir de los desechos, se crea
calor y, mediante el bombeo de agua caliente a las cañerías, se calientan
edificios residenciales y comerciales en las ciudades. También proporciona
electricidad para 250.000 viviendas. Suecia es el líder mundial en generación
de energía a partir de basura.
Pero, como decimos, necesita más basura,
así que va a comenzar a importar desechos del resto de Europa. Hay más
capacidad que producción de energía a partir de basura.
Suecia ha comenzado a importar unas 800.000
toneladas de basura al año del resto del continente. La mayoría proviene de la
vecina Noruega, que, además, paga a Suecia por llevarse sus residuos. Así,
Suecia, no sólo genera energía de desechos, sino que gana dinero con ello.
Hay, en esta forma de producción de
energía, algunos restos contaminantes, en especial, metales pesados, que quedan
acumulados en forma de cenizas. Estas cenizas se devuelven a Noruega.
Otros países líderes en reciclaje son
Suiza, Austria, Alemania, Holanda y Noruega.
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