La cuarta parte de los niños uruguayos tienen sobrepeso u
obesidad.
Uruguay - Los escolares uruguayos
están tomando conciencia de que los alfajores, las golosinas, las papas fritas
y las gaseosas son nocivas para su salud.
Algunas escuelas tomaron la iniciativa y no permiten esos
alimentos "chatarra" en las meriendas escolares.
Las autoridades anunciaron este año la prohibición de
alimentos no saludables en las escuelas, pero no llegaron a materializarla.
Mientras, un proyecto de ley presentado por la oposición
para prohibir la promoción y publicidad de esos alimentos dentro de los
recintos escolares logró media sanción el 11 de septiembre en la Cámara de
Diputados, y se descuenta su aprobación en el Senado.
"Ahora no se puede traer más papas 'chips' (sic) y esas
cosas a la escuela, y está muy bien porque somos niños y si comemos mucha
comida chatarra nos puede atacar una enfermedad ahora o cuando seamos
mayores", dijo Luciano, alumno de la escuela 124 de Rincón de Melilla, una
zona de viñedos y huertas en el noroeste de Montevideo.
"A veces me dan ganas de comer esas cosas, y algunos
domingos vamos al almacén y compramos papas chips", admitió Luciano sobre
las adictivas papas fritas envasadas.
En esta escuela no hay una cantina tercerizada, se promueve
la alimentación saludable y se prohíbe el consumo de comida chatarra. El
programa funciona desde el año pasado, explicó a Tierramérica su directora,
Teresa Conti.
"Al principio hubo un poco de resistencia de los
padres, pero finalmente ellos y los niños se acostumbraron a no mandar 'snacks'
(bocaditos industriales), alfajores o cosas envasadas. Tuvieron que aceptarlo
porque son normas institucionales", relató.
"Es mucho más fácil para los padres comprar una bolsa
de papas fritas o un alfajor, pero este hábito fue cambiando porque además en
la escuela los docentes fueron enseñando e imponiendo otro tipo de
alimentación", agregó.
Desde hace unos meses, escolares de cuarto, quinto y sexto
año llevan a la escuela comida elaborada en sus casas para venderla y así
juntar fondos para los viajes de fin de año.
Luisa, alumna de sexto, contó que preparan torta de fiambre,
fainá de queso, pasta frola y budines, además de fruta. "Se vende
todo", aseguró mientras atendía la cantina a la que ya no le quedaba casi
nada para vender.
En febrero, el entonces director del Consejo de Educación
Inicial y Primaria, Óscar Gómez, ahora subsecretario de Educación y Cultura,
anunció que se prohibiría la venta de alimentos no saludables en las escuelas.
"La idea era no transformarnos en agentes de fomento de
hábitos negativos", dijo Gómez a Tierramérica. La iniciativa, que se
aplicaría a mitad de este año, "la estaba impulsando a la luz del proyecto
de ley" que se venía preparando desde 2011, agregó.
"Pero no se continuó, porque me vine para el
ministerio", justificó el funcionario. Por ahora, las autoridades de la
educación pública se limitan a jornadas de sensibilización, capacitación del
personal y refuerzo de "las acciones propositivas que realiza cada escuela
para promover la buena alimentación", dijo.
La encargada del Programa de Alimentación Escolar (PAE) del
Consejo de Educación Inicial y Primaria, Graciela Moizo, dijo a Tierramérica
que el esfuerzo se concentra en "una línea educativa".
"La educación tiene que adaptarse a una realidad
social, que es el bombardeo constante" de "determinados
productos". Sin "una fuerte contrapartida educativa, que permita a
los niños saber lo que hace daño, estaríamos muy lejos de llegar a tener una
alimentación saludable", justificó.
Moizo sostuvo que los recorridos por los centros educativos
de primaria muestran que no hay casi alimentos nocivos.
En las escuelas públicas "por lo general no hay
cantinas", dijo Moizo, si bien matizó que faltan relevamientos certeros.
Las que existen, "las organizan los niños o alguna cooperativa escolar
para juntar fondos con un determinado fin, pero generalmente venden comida
casera".
"El problema de las meriendas es la cantina por fuera
de la escuela", acotó.
Por otra parte, a través del PAE, el Estado suministra
asistencia alimentaria a 67 por ciento de los alumnos de escuelas públicas en
modalidades que van desde un almuerzo, un desayuno o una merienda hasta las
cuatro comidas diarias.
De los 248.590 escolares atendidos a diario, unos 24.000
reciben alimentos adquiridos a empresas contratadas. El resto son servidos por
la tradicional cocina de los comedores escolares, explicó la nutricionista
Caren Zelmonovich.
Según Gómez, la gran mayoría de las escuelas privadas sí
tienen cantinas tercerizadas. Allí es "donde se registra mayor índice de
consumo de comida chatarra, porque además hay más poder adquisitivo",
aseveró.
Julieta, alumna del Instituto de Educación Santa Elena de
Ciudad de la Costa, limítrofe con el este de Montevideo, contó a Tierramérica
que en su clase se habla de alimentación saludable.
"Hicimos una nota a algunos niños del colegio, y la
mayoría decían que comían cosas envasadas, pero también algunas saludables y
por lo general tomaban agua. Mucha de la comida de la cantina es saludable y casera",
aseguró.
Es "bueno" no ingerir "cosas no saludables en
la escuela", reconoció. Pero, dijo tentada, "algún día te pueden dar
ganas de comida chatarra, porque es rica… por lo menos una vez a la
semana".
Si Uruguay adopta una ley, las normas e incentivos serán
iguales para todos.
El proyecto de ley Alimentación Saludable en los Centros de
Enseñanza busca proteger la salud de la población infantil y adolescente que
asiste a escuelas y liceos públicos y privados, pero sin prohibir la venta de
ningún producto.
Según datos relevados por el impulsor del proyecto, el
diputado y médico Javier García, "70 por ciento de las muertes en Uruguay
son producidas por enfermedades crónicas no trasmisibles… básicamente cardiovasculares,
cerebrovasculares y cáncer", en las que los hábitos no saludables son un
factor poderoso.
Según dijo a Tierramérica el legislador del opositor Partido
Nacional, el proyecto "prohíbe que en la cantina se promuevan o publiciten
ese tipo de alimentos nocivos", pero no su venta.
"Opté por ese camino educativo porque, si no, la
discusión iba a ser más larga", dijo. En su opinión, la comunidad
educativa se va a involucrar "de manera que se vaya achicando el margen de
venta de estos productos hasta que no se vendan más", aseveró.
El texto asigna al Ministerio de Salud Pública la tarea de
entregar información para ser difundida en la comunidad educativa,
estableciendo un listado de alimentos no saludables, como los cargados en
grasas, azúcares simples y sal.
Se espera que la iniciativa sea aprobada por el Senado en la
actual legislatura y esté vigente en marzo de 2013, cuando empiece el nuevo
ciclo escolar.
* Este artículo fue publicado originalmente el 6 de octubre
por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.
Fuente: IPC
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